Las amas de casa y los trabajadores hacen un gran esfuerzo en adquirir los alimentos de la dieta diaria en los principales mercados de su parroquia, porque la inflación incrementa los precios y la economía real no se encuentra estabilizada. Un alto índice del presupuesto salaria se traslada a la adquisición de productos de la dieta diaria. La otra porción va dirigida al pago mensual o cancelación de la vivienda proveniente del sector público o privado. La inestabilidad laboral, a su vez, acrecienta los problemas en seguridad alimentaria dejando por fuera la seguridad social de los grupos familiares.
Los sistemas de integración alimentaria, viene acompañada de los gastos militares, siendo un esquema depredador para los trabajadores, porque, no visualizan su nivel de vida, los depredadores capitalistas organizan un valor de la canasta alimentaria y lo demás es sobrevivencia., el Estado Venezolano debe fijar una posición reveladora ante el proyecto de independencia económica y hacer los ajustes necesarios para percibir la nefasta consecuencia de una hambruna posible.. Ir de compras a un centro comercial en nuestro país o un supermercado de chinos, constituye un reto visual para adquirir buenos productos a un precio justo.
Lo importante, un reducido grupo de comerciantes adquieren solo lo sustentable para sus comercios y los compradores son más selectivos en la compra de alimentos no regulados, la idea es, no originar una escalada de precios que dañaría el patrimonio vecinal. Pero, se debe trabajar arduamente por una buena fiscalización de los precios y ajustarse a la nueva ley. Hay que fomentar el cultivo de hortalizas y el pescado para adquirirlos a un mejor precio y, no permitir que los europeos y norteamericanos sigan jugando con los precios de importación de alimentos. El siglo XXI, debe ser considerado un período de trance, porque hemos avistado una diversidad de crisis que refleja su magnitud en el ciudadano que desea adquirir sus alimentos, basados en las ofertas dadas por el gobierno bolivariano y que refleja nuestro interés por crecer en todos los sectores, pero, obviamente el agroalimentario resulta ser el primario.
Hay que prepararse a los cambios climáticos y el calentamiento global. El Cuerno del África, viene sufriendo sustancialmente las consecuencias porque la mayoría de sus pobladores son tribus y clanes que reflejan un hábitat nómada y dirigen sus rebaños a las zonas de lluvias y ríos, pero, la OTAN ha minado los pequeños oasis, por hechos de guerra y la natalidad y el crecimiento poblacional se visualiza muy restringido , ya que una mayor población implica más bocas que alimentar y menos alimentos disponibles, porque el Mar Rojo, El Cañón de Gibraltar u el Mediterráneo están bajo control de las potencias y vienen, estos países, aplicando una política de exterminio hacia la población negra, creando políticas inestables hacia Libia, Irak, Irán, Afganistán, Túnez, Argelia, Siria, Somalia y Kuwait.
En nuestro país, los empresarios dedicados a la industria de alimentos, constituyen una organización mercenaria que aniquila al pueblo a través de sus distintas redes de distribución. Hay insumos que los capitalistas del agro lo adquieren a dieciocho bolívares y le es vendido al agricultor en ciento diez bolívares fuertes. Una verdadera especulación. UNASUR, busca fortalecer la economía continental y hacer visible el intercambio de productos manufacturados y del agro entre los países que la integran y a través del Banco del Sur fortalecer una moneda común que, permitiría el financiamiento de grandes proyectos que consolidaría nuestra dependencia hacia nuevos capitales macroeconómicos.
Los ajustes salariales, nunca debe convalidarse con un aumento masivo de los productos de la cesta básica.
emvesua@gmail.com
