Un sancocho ideológico
de la oposición inicia la discusión de propuestas en el escenario
electoral venezolano hacia el 2012: el “capitalismo popular” y “el
autobús del progreso”. Dos candidatos con caras jóvenes que encabezan
viejas propuestas de un origen común: “el capitalismo”, veamos.
Por un lado tenemos a
Maria Corina Machado, precandidata que ofrece el “capitalismo popular”
como opción electoral, tomando una vieja teoría de los años 50 y
60 que nace en medio de una de las crisis del capitalismo, planteando
así "democratizar el capital" y "nivelar los ingresos",
pretendiendo eliminar las crisis económicas y convertir al Estado capitalista
en un "Estado, del bienestar general".
La primera que de manera
concreta lo implementó fue Margaret Tatcher (1979-1990, 11 años como
Primera Ministra) en Inglaterra a la hora de instrumentar las privatizaciones.
Pinochet en Chile, en Argentina en su momento Carlos Menem, o en Brasil
Collor de Melo; hablaron de “Capitalismo Popular”. En nuestro caso
el minúsculo Movimiento Liberal Venezolano, dentro de sus actuales
propuesta plantea que: “Hay que adoptar muy pronto otro camino, el
camino al Capitalismo Popular, que se pondrá en marcha cuando a cada venezolano
se le entregue en propiedad una acción de PDVSA, ese es el principio
de una verdadera, profunda e irreversible revolución”.
También Emeterio Gómez,
economista venezolano de derecha, afirmó el 13 de marzo del presente
año (en El Universal) sobre el Capitalismo Popular y la Sociedad de
Propietarios que: “Nada más poderoso que esas dos ideas para extirpar
de raíz -¡y por fin!- aberraciones tales como la supuesta contradicción
entre el Capital y el Trabajo, la Lucha de Clases y la Explotación
del Hombre por el Hombre: tres monstruos del pleistoceno marxista,
ya extinguidos, pero a los que Chávez ha logrado revivir.”
Así es como Emeterio,
el Movimiento Liberal y ahora la candidata María Corina, asumen una
postura que generaliza el bienestar que puede producir la compra de
acciones en la Bolsa, como si fuese viable su acceso masivo y su ganancia
fuese lineal e inevitable, ocultando que al final la intención es lograr
la posible venta o transferencia de las acciones a intereses trasnacionales;
además de negar la explotación de quien posee el capital y los medios
de producción sobre los trabajadores, principio fundamental que le
da sustento al capitalismo y que en la actual nadie desconoce. Al final,
se amenaza con la eliminación de todas las políticas socialistas que
benefician al pueblo, diciéndole a cada ciudadano: “toma, tú resuelves
sólo”, ignorando así la crisis mundial del capitalismo y la protesta
de los “indignados” en los países capitalistas.
Por otro lado, tenemos
a un precandidato, que nos invita a montarnos en el “Autobús del
Progreso” y afirma que es “progresista”, Capriles Radonski. El
progresismo en América Latina ha estado asociado, como en Europa,
a corrientes políticas identificadas con el nacionalismo, el antiimperialismo
y el socialismo, y que giran en torno a la independencia tecnológica
y la industrialización nacional con base en nuevas formas de producción
y una importante presencia del Estado en este proceso. Sería importante
entonces escuchar la postura del precandidato en cuanto al antiimperialismo
o la presencia del Estado en los asuntos públicos, por ejemplo.
Por otra parte, en los
EEUU el “progresismo” está directamente vinculado en la actualidad
con la autodefinición que se dan los seguidores de Obama dentro del
Partido Liberal, y que es evidente y notorio que no tiene ninguna conexión
ideológica con el “progresismo” latinoamericano. Es quizá aquí
donde el precandidato se sienta más identificado, aunque no lo hace
público.
Al proponer Capriles
un “autobús del progreso”, en defensa de un modelo de producción
capitalista al estilo Obama, es evidente que está utilizando recursos
discursivos del socialismo para engañar y seducir a aquellos que han
entendido que el socialismo es la mejor vía para garantizar una buena
calidad de vida, emulando la candidatura de Obama en los EEUU, invitándonos
realmente a montarnos en un “avión directo al capitalismo en crisis”.
Podemos concluir entonces
que: Maria Corina Machado desea convertirse en la Margaret Tatcher venezolana,
o como se le llamaba en aquella época: “La dama de hierro” del
capitalismo en decadencia, y Capriles Radonski quiere abrir la franquicia
de la corriente Liberal de Obama en Venezuela, dos experiencias con
muchos “indignados” en la calle.
El objetivo final de estos dos candidatos es el mismo, ser los candidatos puntofijistas trasnacionales, que con nuevos rostros, lo único que representan es la vuelta al pasado, con falsos ideológicos que “refritan” ideas preconstruidas por sus financistas. Así definitivamente no podrán remontar la cuesta en el apoyo popular del electorado venezolano que demanda originalidad, iniciativa, nuevas propuestas y/o alternativas novedosas.
@NimerEvans
evansnicmer.blogspot.com