Me alquilo de acompañante en las clínicas privadas

Los estragos causados por las clínicas privadas en los bolsillos de los pacientes o en el encargado de cancelar la cuenta son tan grandes, que hasta provoca alquilarse de acompañante de los enfermos.

Con la dramática experiencia que tuve con mi madre hospitalizada en la clínica Sierra Maestra, ubicada en el sector de la urbanización la Alhambra del municipio San Francisco, pude constatar que la tarifa del acompañante que voluntariamente cuida al paciente y que sólo tiene opción de tomar del agua que le suministran al enfermo, de usar una angosta e incómoda cama y el baño, es de 90 mil bolívares de los viejos diarios, es decir, 2 millones 700 mil bolívares al mes o 2 mil 700 BsF. Un monto por encima del salario mínimo e incluso, del que gozan muchos profesionales en este país.

¡Insólito! Debo decir responsablemente que en vista de mi protesta me exoneraron de este pago, pero la situación no es que me bajaran el monto de la cuenta, ni siquiera de plantear este caso que me alude a mí en lo particular, ¡no!, lo que se quiere es una acción contundente por parte del Gobierno bolivariano en contra de este problema en general; y que haya una solución sana para todos.

Hay que tomar en cuenta que tales aberraciones no son sólo en la clínica Sierra Maestra, sino en todas o en la gran mayoría; donde en lugar de curar atentan contra la salud de la gente, porque a cualquiera matan del corazón con una deuda millonaria en esos centros hospitalarios bajo la concepción de que si no se cancela echan al paciente para la calle. Y estos hechos abundan.

Lo más cumbre del caso es que asumen el cobro del acompañante como un servicio, cuando un familiar o amigo de un paciente hospitalizado más bien es un auxiliar, una ayuda para los enfermeros y enfermeras, una colaboración para la clínica. Obviamente el acompañante se entera primero que estos empleados de cualquier reacción del enfermo.

Además, quien mejor que un amigo o una amiga, un hijo o una hija, una madre o un padre, cuidando al paciente; eso más bien puede contribuir a la salud del convaleciente; por supuesto entender esto es una cuestión de humanidad, pero cómo puede haber humanidad en un centros asistencial, donde sólo piensan en el “cuánto hay pa’ eso”, para proceder a tratar al enfermo.

La comida pareciera que la sirviera Diosa Canales con opción a quitarle el hilo con los dientes; sin ánimos de desmeritar el atractivo que como toda mujer deben tener las señoras encargadas de este oficio, pero me estaban cobrando por dos desayunos, dos almuerzos y tres cenas, 1 millón 320 mil bolívares de los viejos, reclamé y bajaron la cuenta a 1 millón 100 mil bolívares.

Y lo más duro que vi en un plato a la hora del almuerzo fue pollo mechado con dos topochos, una taza de melón trozado en cuadritos y un vaso de judo de lechosa. Los desayunos generalmente eran sándwiches y queso, algo muy compresible en un paciente en estado delicado, lo que no es comprensible es el precio de los servicios.

Por una estrecha habitación me cobraron a razón de 370 BsF diarios y cuando hablo de la habitación me refiero a las cuatro paredes con el baño y el aire acondicionado, porque tener un teléfono sin usar cuesta 14 BsF. diarios; lo mismo vale el televisor y esto se cancelan por separado como dos servicios individuales. Cobran, como ya dije en el artículo anterior sobre este mismo asunto, mis amigos lectores, hasta por el modo de caminar.

No se trata de que a la gente la atiendan gratis, se sabe que llevar un paciente a una clínica que funciona como una empresa capitalista vale dinero, pero tampoco se debe permitir que en estos sitios haya un negocio voraz y descarado con la salud, que encima de eso genera una angustia bajo la percepción de que no hay quien le ponga freno.

Creo igualmente que tampoco hay derecho de que como existen hospitales, CDI, módulos de Barrio Adentro, dejen que centros médicos hagan los que les viene en gana con los pacientes desde el punto de vista económico.

Lo más doloroso es que uno ve como tanto el Gobierno bolivariano y el propio presidente Hugo Chávez se ha pronunciado al respecto y, sin embargo, a juzgar por estos cobros exorbitantes, las clínicas siguen imponiendo su voluntad en detrimento de la población.

¡¿Será que son intocables?! Y me disculpan la incertidumbre, pero es que hasta los momentos no he visto ni he tenido motivos, para no dudar de las acciones tendentes a controlar estos centros comerciales de la salud.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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