Denis se refiere a una propuesta suya que es realmente insólita. Propone que se hagan “10 asambleas” para debatir temas como el de la tierra, los servicios, el poder popular, la política internacional, la política petrolera, la política indígena, las comunidades, el control obrero, el socialismo en sí mismo, la moral dentro del Estado y su “problema estructural”. Según Denis “… esas 10 asambleas deberían generar un consenso programático y una carta de lucha común y esa carta sería debatida y negociada directamente con Hugo Chávez y puesta su firma personal como compromiso programático con aquellos puntos, si es que está de acuerdo, por supuesto ”.
¿Y quiénes serían parte de tales asambleas? El mismo Denis, suponemos, y otros que piensan como él. La sola idea de que temas como la política internacional y la petrolera se definan en unas difusas asambleas ya hablan de la gran irresponsabilidad de esa propuesta. En primer lugar, son temas de gran sensibilidad en un mundo tan complejo como este. Lo que pasa es que este “radical” no entiende que el tema del poder es algo muy serio, que no tiene nada que ver con sus devaneos intelectuales. ¡Cuán difícil es interactuar en el terreno internacional en un mundo como el actual! ¡Qué arduo y especializado es el tema petrolero, uno de los más decisivos del planeta, en la base misma de todas las guerras, invasiones y genocidios imperiales! ¡Qué infantil e irresponsable es plantear que estos temas tengan un definición asamblearia!
Pero además, Denis pretende convertir a Chávez en un rehén de sus fantasías : “ Ante esa coyuntura, nosotros tendríamos algo más interesante: una carta compromiso firmada por el nuevo presidente que es el mismo presidente. Tendríamos una carta compromiso (firmada por él) en la que refundaríamos, reestructuraríamos el acuerdo programático, por el cual hay un movimiento social que apoya directamente la candidatura de Hugo Chávez… Con este acuerdo, todos los movimientos sociales en Venezuela podrán exigir a Chávez, de acuerdo a su compromiso, el cumplimiento de algunas pautas. Podrán conminarlo. “Bueno mi hermano, usted se comprometió con esto ¿Por qué no ha cumplido? ” ¿Ignora Denis que se ese compromiso ya existe, y que reside en la Constitución Bolivariana, en las nuevas leyes revolucionarias, en el Plan Nacional Simón Bolívar, en el Plan Siembra Petrolera, en el ideario socialista revolucionario expresado de mil maneras por Chávez? Es un compromiso con todo el pueblo venezolano, no con Roland Denis y los grupos que lo acompañan.
Según Denis “Hugo Chávez es una figura mediática, simbólica, constituye una dirección “metafísica” en el proceso. Los autogobernados están llevando adelante el ideario original del proceso popular constituyente bolivariano”. Esto es lo mismo que dicen los reaccionarios sobre la relación entre Chávez y el pueblo, que se trata simplemente de una relación “metafísica”, “religiosa”. La obra revolucionaria es negada, así como el camino estratégico propuesto. Chávez es un líder revolucionario, honesto, comprometido, que ha favorecido con su Gobierno a muchos venezolanos que estaban excluidos, y que ahora comen, estudian, han visto mejorar notablemente los servicios de salud, con un aumento innegable de su calidad de vida, a pesar de que hay errores y dificultades. El pueblo mayoritario sabe muy bien que Chávez no es un dios, lo quiere porque es el líder de una propuesta que lo incluye, lo beneficia, le alimenta la esperanza y la expectativa de futuro.
El tema del Poder Popular no está resuelto. Esa resolución solo será posible después de un largo proceso que apenas despunta. Hay burocratismo, hay ineficiencia, eso lo reconoce Chávez y lo dice a cada rato. Pero la solución no es “halar el camino hacia nosotros”, sino recorrerlo, sin fantasías, con realismo, conscientes de lo largo y sinuoso que es ese camino. No es cosa de improvisaciones ni arrebatos. Ya lo hemos dicho: el reformismo y el ultra-izquierdismo son ambos desviaciones burocráticas. Ambos intentan impedir que el camino se recorra, conscientemente o no. El primero pone piedras en ese camino para que el pueblo no avance, el segundo trata de tomar atajos que no llevan a ninguna parte que no sea el abismo.
Aquí hay un líder máximo, se llama Hugo Chávez Frías, y nuestra gran tarea del momento es luchar para que arrase en las elecciones presidenciales de 2012. La lucha contra las taras, las inconsecuencias y las dificultades continuará. Pero continuará por el camino del pueblo, no por el de los reformistas ni el de los ultra-izquierdistas.