Veamos aquí dos ocasiones en que Chávez se ha visto en eminente peligro de muerte. Fue el 11 de abril de 2.002 cuando comenzó en Venezuela un suceso muy doloroso para el país, ya que llevó a la muerte a personas inocentes y dejó lisiadas por vida a otras; este lamentable acontecimiento trataremos de narrarlo lo más fidedigno posible. Desde temprano en la mañana se había congregado en las inmediaciones del Palacio de Gobierno de Miraflores, Caracas, un buen número de personas afecta al Presidente de la República, Hugo Chávez, por lo que era previsible que si llegaban a encontrarse este grupo con el que venía en una marcha que quería derribar a Chávez con un golpe de Estado, el choque sería terrible y lo más probables es que hubieran muertos entre los bandos antagónicos.
La Policía Metropolitana, al mando del Alcalde Mayor de la ciudad Caracas, traidor a Chávez, hace poco por detener la marcha de los antichavistas y aunque le pone una barrera de agentes policiales para evitar el paso de la marcha, ella alcanza traspasar el seudo obstáculo. Ese día cerca de las 3 de la tarde, los manifestantes en contra del gobierno se encuentran solos en el centro de Caracas, pues sus líderes políticos habían desaparecido por estar avisados que en cualquier momento algunos francotiradores comenzarían a disparar desde algunos edificios en donde se tenían ubicados con la finalidad de causar algunas muertes y culpar al gobierno de estos asesinatos. Poco después inician sus disparos los agentes de la Policía Metropolitana contra la gente chavista concentrada en Puente Llaguno y el resultado final fue la muerte de unas 20 personas y unas cien heridas.
La masacre de Puente Llaguno y de la Avenida Baralt desencadena unas declaraciones de algunos dirigentes opositores culpando al gobierno de tal atrocidad. Un poco más tarde aparece en la televisión privada, prácticamente en cadena, el contralmirante Héctor Ramírez Pérez, rodeado de unos 12 altos oficiales militares, todos militares activos, lee una declaración repudiando la muerte de civiles inocentes, hace responsable a Chávez de esas muertes y hace un llamado a la insurrección.
En la madrugada del 12 el Presidente Chávez recibe amenazas de que se va a bombardear el Palacio de Miraflores y que debe renunciar a la presidencia para que ésto no se lleve a cabo, Chávez después de pensar un poco sobre la terrible masacre que se causaría por la cantidad de gente que rodea Miraflores, se encomienda a Dios y decide ir a enfrentar a los jefes de la insurgencia militar atrincherados en la Escuela Militar de Venezuela en el Fuerte Tiuna. Al medio día los dirigentes de la oposición ocupan el Palacio de Miraflores y Pedro Carmona Estanga se auto proclama Presidente Interino de Venezuela desde el Salón Ayacucho, allí se da lectura a un decreto donde se anuncia la abolición de todas las instituciones democráticas del país, la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, las Gobernaciones de Estados, se deroga la Constitución de la República y hasta desaparecen el retrato del Libertador, pintura que siempre había presidido este salón; todo aquello es aclamado por unos 300 prominentes venezolanos presentes en el Palacio. El 13 a media mañana, se reúne Pedro Carmona en Miraflores para dar a conocer la totalidad a los integrantes de su gabinete de gobierno, pero al entrar ve que en los alrededores del Palacio esta congregado el pueblo pidiendo se restituya a Chávez en la Presidencia, por lo que decide ordenar se liquide a Chávez pero que su muerte parezca fue causada cuando se produjo un enfrentamiento con gente afecta a Chávez, minutos después Carmona es informado por algunos jefes de cuarteles militares de la capital y el interior que aquellas instalaciones prácticamente están tomadas por el pueblo, situación que obliga a suspender la reunión y los asistentes salen despavoridos, algunos son detenidos por la Guardia de Honor de la Presidencia por lo que Carmona es trasladado al Fuerte Tiuna y allí se ve obligado a renunciar a su brevísima presidencia. El Presidente Chávez en esos momentos se encuentra detenido en la Isla La Orchila, Venezuela, a merced de sus enemigos, siendo ellos advertidos por militares leales a Chávez que si llegaba a sucederle algo al Presidente ellos serían los responsables. De manera que Chávez permaneció unas 40 horas prácticamente esperando ser asesinado y su salvamento es algo que posiblemente alguien todavía no lo pueda entender.
Después de haber pasado unos 9 años de aquel lamentable momento, infortunado para el país, doloroso para muchas gente inocente e insólito para Chávez, éste hace unos 4 meses comenzó a padecer de unas dolencias físicas y se le descubre a tiempo que tenía una grave enfermedad por lo que fue necesario ser sometido a intervenciones quirúrgicas, y como consecuencia de ello y de su exitoso tratamiento médico asombrosamente se erradica la enfermedad en poco tiempo y la amenaza de muerte es eliminado. Aquí se comprueba que no es el deseo de gente maliciosa y llena de odio lo que decide sobre la muerte de una persona, sino que hay que comprender que existe un ser omnipotente que da la vida y que a él es que la mayoría de los venezolanos están actualmente pidiéndole para que Chávez pueda continuar la labor que lleva adelante en Venezuela en beneficio de su pueblo amado, un ser mucho más poderoso que el deseo demoníaco de algunas personas que en determinado momento desean la muerte de un semejante, deseos que algunas veces se revierten y por castigo causan la muerte de quien actúa en esa forma anticristiana, por lo tanto es muy arriesgado el andar deseando mal a nadie y menos cuando alguien tiene la convicción de estar haciendo algo en bien de los demás. ¡Persuádase que todo lo que le ha sucedido a Chávez hay que considerarlo milagroso!
José M. Ameliach N.
joseameliach@hotmail.com