¡Qué tal, camaradas!
Con el mismo afán de lucha a favor del proceso revolucionario que de
no ser por el Líder, Chávez, parece adormecerse en algunos estados,
seguro en Anzoátegui.
Pero antes, camaradas,
vamos a recordar, reafirmando, que el estado de no crecimiento en casi
todas las áreas era alarmante en la IV república, al extremo que ha
desembocado en crisis de todo tipo, especialmente en los servicios públicos,
y se le quiere achacar a Chávez. Algunas con un porcentaje nuestro.
No hubo planificación.
Salvo, un poco, en el suministro del recurso agua. Campean otras deficiencias
que ya conocemos, críticas las más: abandono a la vida y desarrollo
del campo y migración a las ciudades generando el desabastecimiento
alimentario y cordones de marginalidad, drama social que desemboca en
la delincuencia desatada y la mortandad juvenil, y las cárceles infiernos
atestadas.
Desde aquellos años
se vino produciendo el consumo de drogas que se inició en los
“niños bien” y hoy, por la sinvergüenzura de unos cuantos, es
un cáncer juvenil y adulto, en todas partes del cuerpo social. Parte
del capitalismo desenfrenado.
Las vialidades internas
de casi todas las principales ciudades se estancaron y se coparon de
vehículos. Y que como tampoco se planificaron ni construyeron estacionamientos
las calles cubren, longitudinalmente, esa deficiencia con el consabido
despelote y no se cuenta con transportes colectivos fiables, de calidad.
Insoportables las horas
de tránsito pico, y a veces casi todas.
Además de los 40 años
perdidos durante la democracia bobalicona, hemos avanzado muy lentamente
en la formación integral del venezolano, buen vecino, buen ciudadano,
patriota, etc. En la formación de conciencia, pues. Esperemos que se
logre desde la nueva infancia que se está formando, aun con las tensiones
mediáticas negativas a que está sometida.
La mediática negativa
se traduce en la propaganda perversa y sobre todo capitalista, consumista,
socialmente desequilibrante.
La pérdida e inversión
de valores producto del capitalismo (basado en el exceso de consumismo,
las más de las veces estúpido y dañino) nos ha llevado a la degradación
moral.
Aplicaron, gradualmente,
una “política del abandono”, que sí planificaron
en la IV, y nos condujo a la deficiencia en la educación pública;
a la falta de formación del recurso humano policial y a la inseguridad
personal (aunado a lo de los párrafos anteriores) y el descuido en
las instalaciones y recurso humano médico eficiente.
¿Y para qué el abandono?
Sencillo, para privatizar. Para enriquecerse.
Y surgieron infinidad
de instituciones educativas privadas por doquier, al extremo de que
no hay quintica o casita por ahí que no se transforme en un colegito,
sin condiciones para dictar clases, y caros, con tal de no tener a los
hijos en colegios públicos con maestros que se la pasan en huelga.
Lo de las huelgas las
hemos eliminado en la revolución, pero sigue la costumbre de los colegios
privados, más ahora que lo público es chavista -qué horror, con mis
hijos no te metas-, y, según me dicen, que en algunos institutos de
secundaria no se completa el pensum adecuadamente (Camaradas, recuerden
que hablo de la zona norte de Anzoátegui por lo que tengo un panorama
restringido)
Falta eficiente supervisión…
controlada.
Y surgieron las empresas
de vigilancia privada que, según nos dicen, la mayoría no sirve y
explotan a los vigilantes, que no vigilan.
Y surgieron las clínicas
privadas. Algunas en quinticas igual, con sus aparatitos, hasta que
hicieron algunas inversiones. Los médicos trabajaban y cobraban en
los hospitales y eran accionistas o trabajaban en las clínicas. ¡Qué
golilla! Claro, ahora no. Con bastante billete no se acuerdan de esto,
y mucho menos van por los hospitales que contribuyeron a abandonar.
Bien. Parece que se ha
venido y se está invirtiendo en equipos e instalaciones médicas en
bastantes proporciones. Lo vemos en TV. Seguro estamos del esfuerzo
del presidente en ese sentido así como el que le está poniendo la
ministra Sader. ¡Bravo!
Pero… sé, camarada,
que estás esperando un pero, como siempre, pero… es que continúa
la problemática de conseguir cupos en los centros médicos gubernamentales.
Mayor la cantidad de personas, y muchos más los adultos, y la insuficiencia
en camas es alta.
Continúa la deficiencia
en entrega de medicinas en ellos.
Todo esto hay que explicarlo
con hechos. Me referiré a la zona norte metropolitana de Anzoátegui,
donde habito. Caso reciente: a mi hermano, un adulto mayor, le repitió
el mismo día un ardor en el pecho, esta vez a la 1 AM, y salió su
compañera con un hijo, en taxi, al Hospital de las Garzas, Domingo
Guzmán Lander, en la Ave. Intercomunal, Jorge Rodríguez.
No está señalizada
la entrada hacia “emergencia”. Cuando logran entrar una doctora
les dice que nos hay camas y que, además, los médicos no se encuentran,
que están en huelga.
Van a un centro médico
en la misma avenida, “Meditotal”, y lo mismo, no hay camas. Tuvieron
que llevarlo, ya eran las 3 AM, fin del ruleteo público-privado, al
Centro médico de Lechería y hubo oportunidad de colocarlo en la salita
de trauma-shock. Le aplican los cuidados básicos y dicen que de “cardiólogo
de guardia” está una doctora. Que vendrá a las 6 AM. ¿No es que
está de guardia?
Esperando con la angustia
cardíaca, dan las 6 e informan que parece que vendrá a las 7. Y luego,
a las 8, que se le presentó una emergencia, que lo atenderá otro cardiólogo
cuando llegue a su consulta. Exámenes de sangre, electros y el resto
del tiempo sin mayor atención (si orina el pariente es quien lo asiste,
etc.)
Tuvimos que hacer llamadas,
gracias a algunos contactos, un médico camarada, y el cardiólogo bajó
a las 11 AM. Menos mal que no era un infarto, sino una isquemia cardiaca,
un pelo menos delicada.
Luego, que no hay cama
donde ponerle el tratamiento con la nitroglicerina y debemos sacarlo.
Otras llamadas, contactos. Que no se consiguen camas. Que lo llevemos
a un CDI, que para mí, varias veces comprobado, cuentan con buena atención
y limpios con aire acondicionado pero… que no cuentan con espacios
de cuidados coronarios, nos dicen.
Analizándolo con calma,
a lo mejor había cama pero mi hermano no tiene ningún tipo de seguro
-que es lo atractivo pa´metele hasta el papel toilet- ni el del Colegio
de Ingenieros. Para su edad cuesta como Bsf.14.000 al año y tiene como
ingresos la pensión del seguro, de vainas. Ha sido complicado, y fuera
de Caracas, tratar de ubicarlo dentro de la jubilación después de
tantas décadas de dedicación al trabajo.
Al final los contactos
indicaron que lo llevaran al Hospital Central Luis Razetti donde le
habilitarían una cama aunque sea para pasarle la nitroglicerina sin
monitoreo. Terminó en “emergencia”, que se asemeja a un hospital
por una catástrofe natural, una gran mayoría de enfermos, muy mayores
algunos, recibe atención en las sillas que son para espera de los familiares.
Hubo que comprar los
insumos médicos. Mi hermano, sintiéndose mal, con la angustia del
preinfarto, junto a toda una gente enferma, delicada, estuvieron en
sus sillas recibiendo el tratamiento. Él desde las 4 de la tarde, pasó
la noche y por “un dato” de una enfermera que se desocuparía una
cama en la sala de cuidados, trauma-shock, y aunque apene decirlo, con
algún apoyo lo ubicaron allí al mediodía.
Allá está.
Saliendo le compramos un pito, para orinar, que todos deben comprar
el suyo, entere otros insumos.
Ah, el ratico en el centro
médico de Lechería, desatendido, o atendido a medias en lo básico,
costó, casi Bsf.5.000,00. Y uno escucha a otros familiares quejándose
de la atención y los costos, pero nadie protesta hacia adentro. Y esto
ocurre en la mayoría. Si fueran del gobierno hasta pancartas.
Por recordar ahorita,
un amigo fue llevado de emergencia con un malestar a una clínica privada
y estando allá “y que cuidado” murió al tercer día ante
el asombro de familiares y amigos. Y arrecheras.
Estoy escribiendo una
carta de reclamo a dicho centro. Es mi costumbre como aficionado a la
escritura y a la justicia. Por eso lo hago aquí.
Resumiendo, la crisis
de atención médica, que no la refiero sólo a este caso, sino a los
que cotidianamente escuchamos, es grave.
La ministra Sader tendrá
que visitar los hospitales y centros de emergencias sin gobernadores
ni alcaldes, como hemos sugerido que haga el presidente a los estados,
o que envié gente seria, crítica, en iguales condiciones. Y no sólo
a lo nuevo.
Solicitamos que mientras
se construyan nuevos espacios y se instalen nuevos equipos, como se
está haciendo, que se planifiquen con “urgencia” medidas de contra
la situación actual. Pudiesen habilitar servicios delicados en algunos
CDI grandes.
El caso de los insumos
médicos, y las medicinas, parece tarea de nunca acabar, de ahí que
las farmacias se ubican a los alrededores de los hospitales -tremendo
negocio- y son las que sobreviven a la vorágine de las grandes cadenas-emporios
de farmacias, parte del mayor negocio del capitalismo salvaje que ha
contribuido (también como a las ferreterías) a la desaparición de
las pequeñas farmacias en las urbanizaciones donde ejercían los hijos
(as) farmacéuticos.
Sabemos que un presidente,
y más el gran líder Chávez, requiere de las mejores atenciones, es
como lógico, y rogamos porque así fuese, pero debemos meterle el pecho
más fuerte, para que contemos con algo mejor.
Discúlpenme los camaradas
de otros estados, pero hablo según lo que veo, siento, percibo y oigo
aquí.
¡Patria, socialismo y salud!
edopasev@gmail.com