Guayana es una palabra amerindia que significa tierra de muchas aguas. Antes de la llegada de los europeos, la región estuvo habitada por tribus caribes y arahuacos, que la llamaban Guiana, palabra que derivó en Guayana. El nombre Esequiba proviene del Río Esequibo, que a su vez se deriva del apellido de Juan de Esquivel, lugarteniente de Diego Colón, en las primeras décadas del siglo XVI. En 1595 el pirata Walter Raleigh, organizó su primera aventura a la Guayana. En su fantasioso libro, “El descubrimiento del vasto, rico y hermoso imperio de la Guayaná,” recoge la leyenda de los hombres-rayas, de Sipapo, que tienen la boca en el ombligo. En 1713 España y Gran Bretaña firman el Tratado de Utrecht, por el cual la segunda se compromete a respetar los territorios españoles ocupados en América. En 1796 la colonia holandesa de Guayana fue tomada por los ingleses, que habían iniciado la introducción masiva de colonos y esclavos para sus plantaciones. En 1819 Venezuela, por el Congreso de Angostura, se incorpora a la Nueva Granada para formar la República de Colombia y en sus mapas se establece como la frontera oriental venezolana el curso del Río Esequibo.
Tres años después Venezuela se ve obligada a protestar las continuas invasiones de colonos ingleses a territorio venezolano y en 1899 un Tribunal Arbitral reunido en París dictó una sentencia legalizando el despojo a Venezuela por parte de Inglaterra de una extensión de tierra de nada menos que 159.500 Km2., pero de casualidad este despojo de los ingleses no llegó hasta las mismas riberas del Orinoco, como era sus pretensiones. Los venezolanos no tuvieron acceso al grupo de jueces representantes del tristemente célebre Laudo Arbitral de París" de 1899. Años después, nuestro país comenzó una lucha contra esa injusticia, pero todas las pretensiones han fracasado, este fracaso y otros más con países vecinos quedan evidenciados, matemáticamente al comparar la superficie de 1.200.000 kilómetros cuadrados que poseíamos inicialmente y reducirse a solo 912.050 kilómetros cuadrados de hoy día, el país ha perdido alrededor de 300.000 kilómetros cuadrados de territorio, es decir una cuarta parte de su extensión original. Resulta doloroso darle una mirada al mapa de Codazzi del siglo XIX y al mismo tiempo ver el actual recortado por sus costados.
La pérdida de la Guayana Esequiba, como resultado del Laudo Arbitral de Paris en 1.899, fue consecuencia de dos principales factores. El primero, sin duda alguna fue la política imperial-colonialista de Inglaterra, que sin ningún miramiento comenzó durante el siglo XIX a ocupar el vasto territorio Guayanés, estableciendo colonos y tropas terrestres, publicando mapas y cartas oficiales con el territorio incorporado, sin tomar para nada en cuenta las protestas venezolanas, con irrefutables argumentos documentales, históricos y jurídicos, la terrofagia inglesa tenía como objetivo apoderarse de las bocas del Orinoco y reclamar el derecho a navegar libremente por el río para controlarlo comercial y militarmente. El otro factor que determinó la pérdida definitiva del territorio, fue la irresponsabilidad de los gobernantes del Estado Venezolano y los grupos e individualidades dirigentes del país que permitieron graciosamente la usurpación en el acto final que fue la decisión del tribunal arbitral de París, por acuerdo entre los jueces de Gran Bretaña, la Rusia Zarista y el Juez norteamericano que representaba los intereses de Venezuela.
En Febrero de 1966 se firma el Tratado de Ginebra en el cual los ingleses anuncian la próxima Independencia de la Guayana Británica, dejando pendiente el problema el reclamo el territorio esequibo, y reconociendo la nulidad del Laudo arbitral de París de 1899, y en vez de Venezuela aprovechar esta declaración tan trascendental, muy tímidamente continúa la reclamación de su territorio, y cuando por fin ya se veía una posibilidad para su devolución, en 1970 se firma el Protocolo de Puerto España en el cual se estipula el suspender las discusiones de reclamación por 12 años y así sucede aunque el documento no es ratificado por el Congreso Nacional venezolano; sin embargo el texto del Protocolo se cumple al pie de la letra, hasta que en 1982 Venezuela decide no prorrogarlo y el caso entonces es referido al Secretario General de las Naciones Unidas. Fíjese la irresponsabilidad política del puntofijismo que teniendo la confesión de Inglaterra de que reconoce que el Laudo de 1899 es nulo de toda nulidad, lo cual significa que si admite que la frontera de Venezuela llega hasta el Río Esequibo, el primer gobierno de Rafael Caldera tiene la cachaza de suspender las conversaciones por 12 años, tiempo más que suficiente para que la ahora Guyana independiente se aferre al territorio usurpado a Venezuela por el Imperio Inglés.
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