Se inicia así: en un lugar llamado Venezuela donde existió el héroe llamado Simón Bolívar hubo un dictador llamado Marcos Pérez Jiménez, había llegado al poder facilitado por un sujeto de nariz escariada llamado Rómulo Betancourt, un tramposo que había parido un pueblo llamado Guatire y que vio en la política una vena rellena para chuparle la sangre. Primero se la daba de comunista por aquello de la revolución Bolchevique, pero después se dejó seducir, como todo jala bola, por un imperio nombrado yanqui y se le bajó los pantalones, ¿qué le hicieron? A él, no sabemos, pero al país lo robaron como monte AD y COPEI, que formaron la nariz picada y un vejete que se la daba de intelectual pero era mentira llamado Caldera. Se pusieron a los pies de la CIA una tenebrosa policía del imperio, mientras tanto andaban, comían, gozaban, con el Marcos Pérez Jiménez.
Un día decidieron, adecos y copeyanos, traicionar al Presidente llamado MPJ y se infiltraron entre los jóvenes para prometer vainas. El pueblo y las Fuerzas Armadas que estaban bravas con el Presidente porque las trataba muy mal, pues se unieron y así hicieron caer al MPJ. La nariz picada gozaba y el Caldera, el director de COPEI que estaba por ahí mirando los acontecimientos, gozó de lo lindo. Frente a un grupo del pueblo dijo… “No estoy a la altura del poder (y otras cagadas demagógicas) Bueno hicieron desaparecer una Junta Patriótica que creyó podía trabajar en pro del pueblo. Los millonarios, los mantuanos hicieron su aparición en Miraflores, y ¡pum! echaron a uno que se llamaba Fabricio Ojeda y a un general apellidado Trejo y se cogieron el coroto. Con el tiempo asesinaron a Fabricio en una celda del mismo Miraflores.
Bueno comenzó la gran orgía, robos, corrupciones, adulterios, ballet rosados, mansiones y quintas hacia el Este de la ciudad, miles de nuevos ricos que hoy habitan grandes urbanizaciones y el pueblo, en cerros, quebradas, orillas de carreteras, pueblitos, aldeas, tugurios, hambre, falta de educación para los pobres mientras los hijos de los ricos, los nuevos y los viejos hasta lo hacían en Europa y Norteamérica. Se dividió Venezuela. De Chacaito hasta el Suroeste y Noroeste, los Amos del Valle como los llamó un escritor apellidado Herrera Luque, los adecos y los copeyanos se cogieron todos los espacios y ahí construyeron mansiones, quintas, pent house y demás mierdas. El pueblo cuando llovía, en los cerros y orillas de quebradas, se llenaba de pánico dentro de los ranchos con sus hijos y familiares.
Mientras tanto las orgías, los bacanales, los adulterios se sucedías desde las altas esferas políticas. Rómulo cambió a su esposa Carmen por una llamada René, Lusinchi a su esposa llamada Gladis por una llamaba Blanca y Carlos Andrés a su esposa llamada Blanca por una llamada Cecilia. A estas mujeres el pueblo las conoció como LAS BARRAGANAS. Era un mal ejemplo para cualquier pueblo, eso fue INMORALIDAD, pero el pueblo católico no entendía como era que la iglesia no decía nada: con los años se supo que los Cardenales de esa iglesia eran adecos y copeyanos.
El país Venezuela se hundía política social y moralmente. Un joven oficial de la FA al que moteaban “Tribilín” y sus amigos veían esa situación con dolor. Son venezolanos, soldados, y no podían permitir más el atropello de los ANTICRISTO. Una madrugada se sublevaron, pero la rebeldía fracasó por cuestiones históricas. Agarraron preso al “Tribilín” y fue ahí que sembró unas palabras que se hicieron inmortales, “por ahora…” Pagó su condena, como todo hombre que se respete. Al salir caminó toda Venezuela. Los primeros días en solitario, después su tropa creció como la sombra cuando cae la tarde. El pueblo lo eligió como Presidente, porque es sencillo, alegre, sin complejos, echador de broma e INTELIGENTE. Los inmorales adecos y copeyanos lo tumbaron una vez, pero sólo por 48 horas en 2002, lo odian, mas el pueblo salió a la calle y lo restituyó en su cargo. Un miembro del gobierno evitó en Miraflores que la turba destrozara a los golpistas y éstos se envalentonaron y siguen planificando quiebres. Se las dan de valientes porque cuentan con el imperio PERO ESO NO BASTARÁ. ÚLTIMAMENTE SE CREE que la ola de crímenes, asaltos, secuestros, SON PAGADOS por los malvados para desestabilizar al gobierno nacional e internacionalmente. Pero en este libro vamos a tratar de averiguar si eso es cierto, porque secuestrar a un pelotero para que los gringos formen el gran peo y se lleven a sus deportistas, es lo que anhela la jauría adecacopeyana y sus acólitos o alcohólicos.
¿Quién me escribe el prólogo?
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