El Espejo

La fuerza de las cosas

1 La expresión es de Antoine Saint-Just, el revolucionario francés que afirmaba que los procesos sociales se cumplen por la dinámica impuesta por el sentimiento de reivindicación de los pueblos. Por cierto, algo parecido está en la obra del maestro Simón Rodríguez, quien hablaba del "peso de las cosas" para referirse a lo que está implícito en el desarrollo de las sociedades. Recurro a la cita porque sintetiza lo que está sucediendo en Latinoamérica. En la región se dan acontecimientos de extrema importancia, reveladores de que la gente asume la necesidad de cambios con nuevas orientaciones políticas. Cada día es más estrecha la relación entre los ciudadanos y la política, y sólo reconociendo esa realidad es posible hallar explicación a lo que ocurre. Si décadas atrás un Presidente norteamericano exclamó, para explicar lo que pasaba, ¡la economía, estúpido!, hoy se puede decir igual respecto a la política. Es la política, ¡estúpido!, lo que mueve todo. En países atrasados o avanzados, en naciones pobres o altamente desarrolladas. ¿Pero qué tipo de política? No la adocenada y tradicional. La escamoteadora de la realidad. La retórica. La que distanció a los pueblos de las instituciones para entronizar el dominio de minorías y apuntalar privilegios. Todo lo contrario: se trata de la política que reivindica la participación. Que acaba la exclusión. Que coloca al ser humano en el centro de todo. Que da vuelta a los mitos y los convierte en instrumentos para la liberación, como la libertad, la propiedad, el Estado de Derecho.

2 La "fuerza de las cosas" explica la irreverencia de que los valores usurpados al pueblo reviertan de nuevo a él. Que la soberanía nacional no sea abstracción. Que el ciudadano sea sujeto activo y no masa informe sobre la que, como dijera un poeta español fiel a la República, disparan impunemente los guardianes de la burguesía. Es lo que cambia el signo de los procesos electorales, provocando desconcierto en los sectores que hasta hace poco los utilizaron para garantizar su dominio sobre la sociedad. Esa fuerza proveniente de la voluntad de cambio de millones de seres humanos permite que Latinoamérica adelante hoy políticas propias; que la integración regional sea una realidad; que el pensamiento liberador de los próceres de la Independencia recupere su esencia y deje de ser liturgia y simple academicismo.

3 Hoy los pueblos asumen el sufragio y lo practican con audacia. La Fuerza Armada dejó de ser guardia pretoriana para recuperar el rol histórico de los fundadores de patrias y convertirse en auténtica defensora del hecho nacional. La economía deja de ser, poco a poco, actividad cautiva de unos pocos, coto cerrado de monopolios y corporaciones. Igual pasa con la cultura. De expresión de élites se transforma en vivencia colectiva de valores autóctonos y rescata lo que fue objeto despreciado. En este marco de revaluación de la política y, por ende, del ser humano, se dan ahora procesos impensables. De verdadera libertad, democracia, justicia y participación. En fin, de dignificación del ser humano. Es "la fuerza de las cosas", como dijera el revolucionario francés, tan temido como visionario; o "el peso de las cosas", mencionado en tiempos de incomprensión por Simón Rodríguez.

///////////////////

LABERINTO

¿En qué mundo viven las oposiciones en Latinoamérica? Alguien formulaba esta pregunta en una reunión a la que asistí. Su composición reproducía la polarización pero, curiosamente, no había tensión en los asistentes. Lo evidente era la confusión de los que se identificaban con la oposición. Me llamó la atención su desconcierto por lo que sucede. Uno de los presentes optó por atribuirlo al contraste, para él evidente, entre lo mal que anda el país y la alta aceptación y popularidad del gobierno de Chávez…

En efecto, se trata de una observación que algunos hacen y que, generalmente, resuelven diciendo que el pueblo es ignorante y a menudo se equivoca. En esa respuesta hay un dejo inocultable de desprecio, de duda sobre la capacidad del pueblo para tener un comportamiento ciudadano…

La pregunta que esas personas deben hacerse es sobre el mundo en que viven. Porque es imposible que cada día haya más seres humanos en América Latina que ven la situación de manera diferente. Para hablar en términos concretos, habría que señalar que en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, países del Caribe, las mayorías tienen una visión distinta acerca de lo que sucede. Esa visión se manifestó también en la reciente elección del segundo cargo en importancia de Colombia, la Alcaldía de Bogotá, con la victoria del candidato del movimiento popular, Gustavo Petro, y tiene otras referencias en sectores de avanzada en la región…

El mismo hecho de que los procesos de cambio se den a través del voto, debería abrirle los ojos a los sedicentes críticos de derecha. El sufragio se convirtió en herramienta poderosa porque los que dudaban de su eficacia se dieron cuenta de que es posible alcanzar transformaciones sociales ejerciéndolo…

Pero las oposiciones en general, atrincheradas en anacrónicas concepciones políticas, carcomidas por prejuicios clasistas, se resisten a aceptar una justa distribución del ingreso, reducción de la pobreza, avances en educación y salud, participación, y algo inconcebible hasta hace poco: un ejercicio del poder, no de carácter tutelar sino de integración, en el cual se da una aproximación creadora entre dirigentes y dirigidos; el ensamblaje entre lo popular y lo institucional…

Si las oposiciones latinoamericanas observaran con menos prejuicio lo que ocurre, si descendieran a la realidad en vez de planear en las alturas con sus análisis despistados, tatuados por el odio, la situación sería diferente para ellas. Pero es inútil cualquier recomendación. La mejor demostración: el debate de los precandidatos en la Ucab, que evidenció lo distante que están de la realidad nacional. Un formato entubado, aspirantes chapoteando en el lugar común, sin proyecto de país, y alguien que para lograr aplausos de una audiencia cautiva apeló al lenguaje desfasado de Plaza Altamira, con lo cual le arruinó al resto la estrategia de tender puentes y clamar por el entendimiento. En fin, una puesta en escena frustrante para el grueso de la oposición, reveladora, además, de graves contradicciones. Por eso es que la pelea por gobernaciones, alcaldías y candidatura presidencial es un aquelarre que amenaza las primarias de febrero…

Otro tema: Obama no puede disimular su angustia por la crisis galopante del capitalismo. Europa se hunde y la situación de EEUU es dramática: 50 millones de pobres, millones de desempleados, 30 millones de consumidores de droga y un aparato productivo que no responde. Obama está consciente de que el poder financiero lo tiene arrodillado, ¿pero cómo reaccionar? ¿La guerra? ¿Salir de una guerra para entrar en otra más temeraria?...

Cómo les duele el crecimiento de 4,2% del PIB en el tercer trimestre de 2011. La comparación con lo que sucede en Europa, EEUU y en la región, es contundente…

A propósito: Armando León, que sí sabe de economía, les dio una lección a ciertos colegas con esta frase: "La política social se ha convertido en la mejor política económica"…

Ahora montan la farsa en la Corte Penal Internacional los que en el pasado sí violaron los ddhh -y además robaron…

Respondo a algunos con esta frase de Ambrose Bierce: "Quien no tiene enemigos, no merece tener amigos". Y agrego: los primeros me tienen sin cuidado; a los segundos los preservo.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2514 veces.



José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

Visite el perfil de José Vicente Rangel para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



José Vicente Rangel

José Vicente Rangel

Más artículos de este autor