El gran día de la América ha llegado: 2 de diciembre

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reúne en el país que junto a Cuba está planteando hoy la más feroz guerra al imperialismo norteamericano. Es una dura bofetada a los orondos halcones de Washington. Muchas de las estrategias que le tiene reservada la Casa Blanca a Venezuela deberán ser reformadas a partir de esta nueva arquitectura geopolítica. La CELAC agrupa a 35 países americanos, excepto a las dos potencias que tienen una mayor área y economía (EEUU y Canadá).

Es un gran paso porque ya las posiciones ideológicas, lo comprenden todos nuestros mandatarios, no deben ser traba alguna para la conformación de otro gran polo en el mundo.

Se comienza a entender al gran Bolívar: cada cual por su lado no vale nada.

La mayor parte de lo que hemos hecho en el pasado en la América Latina como gobierno, como instituciones sociales, ha sido fragmentario, sin iluminación, sin trascendencia. Hemos sido islas infecundas hasta el presente, y nos hemos dejado guiar por la mano explotadora, envilecedora y cínica del imperio norteamericano. Entendemos finalmente que nuestra hermandad debe ser vital para salir adelante, y que hoy más que nunca vale imponer la frase: Latinoamérica para los latinoamericanos.

Ya no debemos permitir más que se nos robe, que se nos insulte que se nos humille. Que no se tomen nuestros recursos para hacer guerras a otras naciones: que con nuestro petróleo venezolano, que el cobre chileno, que con el café colombiano, que con el gas, el estaño y el wolframio de Bolivia, no vayan los imperios a fortificar nuestras cadenas, nuestra agonía.

Hace casi dos siglos nos robaron nuestro sueño de unidad, nuestra identidad y hace un siglo la mano maldita del imperio desgarró una franja de tierra para construir un canal transoceánico, a través del cual han pasado miles de portaaviones para imponer el terror en Asia, África.

Cansado estamos de esa bestia del Tío Sam, el monstruo que se ha dedicado a destruir nuestras esperanzas.

Debemos abrir también los ojos y darnos cuenta de que la democracia que hasta ahora hemos conocido en esta América Latina es una gran trampa. Es una democracia manejada por el chantaje, mediante el uso de la fuerza y la amenaza pertinaz de los marines, cuyo reguero de tiranías forjadas por la imposición de los negocios financieros de Wall Street y las transnacionales diezmó por más de un siglo nuestro continente.

Las inversiones del imperio con nuestras tierras no tienen ninguna articulación con los diversos pueblos, y tampoco la tiene con nuestro comercio.

Hay que convencerse que Estados Unidos en cuanto recursos depende de nosotros, no al revés. Ellos viven de la agresión, del terror, de la movilización de ingentes maquinarias de guerra para una permanente agresión de los pueblos; son los saqueadores de nuestra materia prima por excelencia.

Sin ciertas materias primas, que se encuentran en la América Latina, toda la estructura del industrialismo norteamericano se derrumbaría.

Ahora debe estar muerta para siempre la Doctrina Monroe que no permitía a otras potencias extranjeras expandirse en el Nuevo Mundo, pero en cambio los gringos lo estuvieron haciendo durante más de cien años como les ha dado la gana.

Es hora que en la CELAC surja una Doctrina contra la voracidad de Estados Unidos.

El 28 de abril de 1823, seis meses antes de que la famosa Doctrina Monroe fuera dada a la publicidad, Adams escribió que la isla de Cuba era lo mismo que una manzana, que “si era separada de su árbol nativo por una tempestad, tendría que caer al suelo”, de modo, que si era separada a la fuerza de su unión antinatural con España, siendo incapaz de mantenerse a sí misma gravitaría solamente hacia la unión norte americana, que por la misma ley de la naturaleza no podía arrojarla fuera de su seno”.

Y resulta que con esta teoría toda América Latina durante más de un siglo ha estado gravitando hacia el Norte.

El kentokiano Henry Clay vetó la libertad de Cuba y hay que decir que Clay en 1818 ya tenía sus ojos puestos en las inmensas posibilidades comerciales de América Latina y entonces previó que una vez nosotros en libertad seríamos absorbidos por la fuerza o por la razón al naciente imperio.

A principios del siglo XX comenzaron a disponer de América Latina como si fuese territorio de nadie, y de un zarpazo separaron Panamá de Colombia y montaron un canal para sus designios exclusivamente comerciales y guerristas.

En cuanto el presidente Adams, aprobó el envió de delegados al Congreso de Panamá, puso como condición que en ese Congreso no se discutiera nada que afectase a la esclavitud. En aquel entonces Adams trataba de evitar las implicaciones extremas de la doctrina Monroe, no por razones idealista, si no debido a una conveniencia y a un deseo de aplacar las ambiciones de varias naciones europeas.

El envío de delegados al Congreso por parte de Estados Unidos fue tan desganado que uno de ellos no llegó a tiempo, el otro murió en el viaje pero después que la asamblea había terminado sus sesiones. Los delegados enviados iban con instrucciones decididas de oponerse a la libertad de Cuba. EE UU había prometido a Europa que no se mezclaría con las colonias existentes. Además de eso, EE UU sabía esperar y a Cuba la arrancaría del seno latinoamericano cuando estuviera lista para apropiársela. No quería que la manzana se cayera hasta que pudiera recogerla.

Así, la visión de unidad continental de Bolívar fue destrozada en 1826 por Estados Unidos en Panamá y desde entonces el hemisferio occidental ha vivido desintegrado. Estados Unidos siguió su propio “destino manifiesto” a través de Jefferson, Monroe, Polk, Taylor, Scout, Blaine, Mackinley y Teddy Roosevelt. Al comienzo la carnicería fue bestial y el maldito garrote se fue extendiendo continuamente. Setenta años después del Congreso de Bolívar Estados Unidos estaba finalmente listo para fomentar su propia clase de unidad continental: la degenerada Unión Panamericana, que todos nosotros como imbéciles llegamos a cantar en nuestras escuelas de niños.

Hoy comienza otra historia, los latinoamericanos comenzamos a darnos cuenta del tiempo de horror que hemos vivido aherrojados por la política del vil garrote gringo. Esto comienza a cambiar con la CELAC, bienvenidos todos los hermanos de la patria grande.

jsantroz@gmail.com


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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