En 1983 en una entrevista con el diario español “Marca”, Sócrates Brasileiro Sampaio de Sousa Vieira de Oliveira, uno de los mejores futbolistas que ha dado la historia afirmó que le gustaría morir un domingo y que ojalá ocurriese cuando su equipo de toda la vida el “Corinthians” quedara campeón del torneo de fútbol brasileño conocido como el “Brasileirao”; hace apenas dos días su deseo se cumplió.
Sócrates fue médico, pero su extraordinario talento para el fútbol lo llevó inevitablemente a las canchas en un país en el que el fútbol quizás sea lo más importante, Brasil. Estoy completamente seguro de que quienes vimos jugar a Sócrates jamás podremos olvidarlo, formó parte del último equipo brasileño que jugaba de forma hermosa, a tal punto, que muchos nos hicimos hinchas de Brasil por ese equipo, y por Sócrates.
Pero Sócrates no fue sólo un excelente jugador de fútbol, o un médico, fue un revolucionario. Aprovechando su liderazgo en el Corinthians y con su ideología de izquierdas instauró en plena dictadura en Brasil un sistema en el equipo en el cual TODAS las decisiones se tomaban en asamblea, por consenso, esto levantó el espíritu de aquella escuadra que ganó dos campeonatos seguidos; a esta forma de obrar del Corinthians se le llamó y se le recuerda como Democracia Corinthiana. Sócrates se manifestó una y otra vez en contra de la dictadura que oprimía a su país y formaba parte del Partido de los Trabajadores, mismo del ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva y de la actual presidenta Dilma Rousseff.
Sócrates murió de un choque séptico, pero lo que realmente acabó con su vida fue el alcohol, él mismo reconoció sus serios problemas de alcoholismo y había sido internado dos veces en poco tiempo a causa de complicaciones por tal adicción.
A alguien que regaló tanta alegría con su arte en la cancha sólo cabe recordarlo con alegría, y pedirle al Altísimo que lo cobije y lo tenga en la gloria.
Espero que la muerte de Sócrates sirva también a todos aquellos que siguen destruyéndose la vida con el consumo de bebidas alcohólicas en exceso.
Honor y Gloria a Sócrates.
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