Van 181 años, que nos distancian de aquel triste pero solemne momento, que conmemoró a nuestro Libertador en la inmortalidad. Todos morimos y después de muerto, tenemos una segunda muerte, que es cuando todos nos olvidan. Ojo, no es una burrada como aquella expresión del asesor de el borracho Pablo Pérez: “Si me matan me muero” Con estos últimos 12 años de revolución, hacen que nuestro Libertador cada día viva más en espíritu presente entre nosotros. Sí, cuando un niño hijo del pueblo, ría de alegría y deje de llorar por tristeza. Cuando el delincuente entregue sus armas y se vuelva a Dios mediante el Evangelio. Cuando ese sistema de cosas y las buenas nuevas moren entre nosotros y no es imposible, porque el rumbo a la salvación es el socialismo.
En el pasado los gobiernos invocaban la memoria de nuestro Libertador Simón Bolívar, donde lo intercalaban con sofismo en excelentes discursos, y vulgarmente engañaban al pueblo, los hijos de p... esos, como suele decir nuestro querido camarada Mario Silva, cuando se refiere a uno de ellos, en su programa La Hojilla.
En cambio, nuestro Presidente Chávez, aparte de reivindicar en alto la memoria de nuestro Libertador, también reivindica el buen vivir del pueblo poniendo en ejecución el pensamiento bolivariano basado en: “El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. Este sistema bolivariano, no es más que el mismo sistema socialista.
No es justo decir, que Dios ilumine el sitial de honor de nuestro Libertador, por haber dado su vida para libertarnos del yugo español. Debemos decir, Dios permite que nuestro Libertador, transite libremente por toda Latinoamérica y del Caribe e ilumine el sendero de todos nuestros gobernantes, para que juntos nos conduzcan por el camino cierto (CELAC) de la patria grande. Que Bolivia tenga entrada y salida al MAR. Que nuestros gobernantes moralmente vistan con el traje de la dignidad y no sea imaginario, porque todo el mundo los ve. Aquí no dicen el rey esta desnudo. Sino el alcalde y/o alcaldesa o el gobernador, está desnudo. Que todos nos integremos a la soberanía agroalimentaria, como era en el pasado de los mayas y de los aztecas que intercambiaban el comercio. No se trata de llegar al extremo de usar guayucos y pintarnos las caras con onoto. Bueno camaradas y compatriotas, dejo este tema hasta aquí.
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