Uribe le tendió una calculada celada a Chávez cuando lo invitó a participar como mediador en el conflicto colombiano y logró su velado objetivo de distraerlo, por eso, entre otras razones, perdimos aquel referéndum.
Entonces, a la ocasión, Chávez se entregó en cuerpo y alma al proceso de liberación de rehenes de la FARC y descuidó la campaña interna.
Yo quise estar equivocado entonces pero lamentablemente no fue así y, perdimos la partida. Todavía tengo dudas acerca de la fidelidad de la Señorita Piedad Córdova a la hora de las chiquitas, respecto a Venezuela, porque creo que ella hizo de tonta útil- a sabiendas o bajo ingenuidad- a la política de Uribe.
Chávez no debe dejarse engatusar por el nuevo mejor enemigo o acaso, el nuevo peor amigo-“El Enmascarado de plata”-e involucrarse en ayudar a resolver el problema de la guerra entre colombianos, al menos durante el año que entra porque, podría sufrir un lamentable desgaste y hasta un peligroso resbalón.
El que calla otorga. No olvidemos que el acercamiento de Colombia a nosotros se debe a la presión de los comerciantes colombianos, no a la sincera voluntad del gobierno colombiano. Es hora de barajar las cartas y ponerlas sobre el tapete. Ser ingenuos en este momento, respecto a las relaciones de nuestros dos países, hermanos en teoría, sería erróneo.
Deseamos la paz para Colombia y debemos contribuir para que eso sea factible pero no debemos enredarnos en los anzuelos que desde USA mediante Colombia, nos lanzarán.
¿Has leído “Un espejo para Mercedes”?
Está en red, tal es contentivo del quid de lo que ahora quiero expresar.
¡Vedlo!
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