La cuestión de las “patriecitas” es un viejo mal como tantos otros, que heredamos los americanos de quienes, desde que llegaron a estas tierras por allá por 1492, impusieron modos de vida asociadas al capitalismo.
En estos tiempos donde los capitales no tienen Patria, el Socialismo como propuesta política tampoco puede tener una Patria exclusiva, en tal caso como ya lo han dicho nuestros precursores la Patria es América.
Bolívar supo entender que la independencia de Venezuela sólo podía sostenerse en la medida en que nuestros pueblos hermanos pudieran liberarse del dominio español y eso lo llevó a luchar por la liberación de nuestras naciones hermanas.
Es común oír a los enemigos del proceso Revolucionario denigrar de los acuerdos económicos que el Gobierno venezolano ha impulsado con naciones hermanas como Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, etc…, como si no tuviéramos la obligación moral de poner nuestras potencialidades y riquezas al servicio de pueblos hermanos, en la búsqueda de mejorar las condiciones de vida de todos los hombres y mujeres que habitan nuestro continente.
Es lamentable cuando oímos a seguidores del chavismo despotricar de las ayudas que reciben los latinoamericanos de Venezuela, como que no se entendiera que la Revolución Bolivariana viene a continuar la obra que hace 200 años Bolívar inició y que hoy el petróleo venezolano debe servir para alcanzar la independencia económica de nuestro continente.
Este año electoral que ahora comienza, 2012, los enemigos de la Revolución Bolivariana seguirán atacando la solidaridad que el Gobierno del Comandante Chávez practica con los pueblos hermanos de América que así lo requieren.
No caigamos en la trampa de repetir ese discurso mediocre impregnado de egoísmo, miseria y desprecio por nuestros pueblos hermanos del Continente. Nos salvamos todos juntos o nos vamos hundiendo uno a uno.