No pueden menos que indignar las críticas de muchas personas con respecto de la orden del presidente Hugo Chávez de asignar 300 bolívares por cada hija o hijo, cuyas edades oscilan entre cero y 15 años, a las madres que vivan en condiciones de pobreza, cantidad que se duplica a 600 en caso de que el niño o la niña tenga problemas de discapacidad.
Los argumentos –que pienso tienen tanto de asombrosos como de estúpidos- indican que eso estimularía el embarazo precoz y fomentaría la irresponsabilidad de los hombres que si no se consumen el dinero en licor, se quedan en sus casas sin trabajar engendrando muchachos para que el Gobierno bolivariano se los mantengan.
Y lo que causa mayor irritación es que eso no sólo se lo he escuchado a los opositores, sino a chavistas. Los opositores pueden decir cualquier cosa, esta gente nos tiene acostumbrados a sus frecuentes disparates con tal de adversar a Chávez, pero que lo diga un rojo rojito, así sea con toda la buena intención del mundo, no se puede permitir.
El presidente Chávez hace justicia. Es un líder que sabe que en este país aún existe una gran deuda social con la población de menos recursos. Todavía hay mucha gente con problemas de pobreza extrema heredada de la dictadura de Acción Democrática y Copei. Y he allí donde ha centrado su gestión de gobierno ¡¿qué ha habido errores?! por supuesto, pero nadie –salvo los opositores obcecados- puede negar que el Gobierno bolivariano desde sus inicios ha pretendido sacar de la pobreza a la población.
Sin embargo, hay personas opinando que esa medida es una irresponsabilidad, mero populismo o una alcahuetería de parte de Chávez con los pobres, ahora yo me pregunto: ¿Qué será entonces lo que quieren esos críticos revolucionarios? ¿Será que quieren que Juan Fernández, uno de los propietarios de Pdvsa de la IV República, regrese a administrar los recursos de la gran industria petrolera en beneficio de él y de su entorno, así como del imperio y las transnacionales tal como lo hacía antes? ¡¿Eso si está bien?!
¿O será que desean que el dinero del pueblo lo manejen esos dirigentes políticos, burócratas, arribistas, oportunistas enchufados en los cargos gubernamentales que los gastan en orgías y haciendo regalos para comprar sexo?, pero nunca se meten la mano al bolsillo y le cancelan a las mujeres con su dinero. ¡No señor!, les obsequian o les pagan los favores con la plata de tapar los huecos de las calles, de embaular las cañadas, de consolidar los barrios, de las obras de las comunidades, del pueblo.
A veces, incluso, echan mano de las prestaciones sociales de los trabajadores y son estos los que terminan pagándoles sus raciones de “amor” en las mismas oficinas, hoteles, moteles o en los apartamentos que poseen exclusivos para tales fines, con la humillación de que después los obreros tienen que coger más sol que una teja protestando por lo que les pertenece porque, para colmo, casi siempre los liquidan y no les pagan sus haberes. No hay dinero. Ellos lo han dilapidado dándose la buena vida.
¿Será que así es que se administran bien los dineros públicos? ¿O será que esos hombres si pueden tener hijos y nosotros los pobres no tenemos ni derecho de hacer el amor? ¿Ya se les olvidaría que Chávez llegó al poder por las condiciones infrahumanas en que se encontraban las familias más necesitada del país, y que el principal objetivo del Gobierno bolivariano ha sido ayudarlos, para que de alguna manera tengan una vida digna?
Lo peor es que los chavistas que hacen ese tipo de críticas; esos mismos que despotrican del pasado vestidos de rojo con todo y boina, le terminan haciendo el juego a la IV República; con esas observaciones cualquiera interpreta que los pobres además de irresponsables solo tienen cabeza para servir y romper sombreros, incapaces de darle un manejo adecuado a una ayuda de 300 bolívares ¡qué pena! Apuntalan –desconozco si con intención o no- esa educación verdaderamente ideologizante, la que forma a la clase privilegiada para mandar y los descamisados para obedecer.
No niego que pueda haber mamás que les den el dinero a los papás para que se los consuman en licor, de todo hay en la viña del Señor, pero estoy seguro que son más las familias que, pese a su pobreza, lo utilicen responsablemente para criar a sus hijos.
Así que ¡viva Chávez! con esa asignación de 300 bolívares para las madres de cada menor de 15 años, con la Gran Misión Vivienda, con la Misión En Amor Mayor y todas esas misiones que se constituyeron en una tabla de salvación, para esos pobres que en el pasado mordían el polvo del hambre y de miseria en los barrios más miserables de este país.
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