Nombrar a Rafael Rincón González es nombrar al Zulia, a Maracaibo. Su nombre es- como pocos- sinónimo de estas tierras cálidas y azarosas. Durante más de 7 décadas se dedicó a escribirle a esta región que conocía también. Con él aprendí a querer los ritmos zulianos.
Nació hace 89 años, hijo de uno de nuestros mejores pintores; Neptalí Rincón. Había venidos al mundo en pleno corazón maracucho; en El Saladillo en 1922. Desde joven se inclinó por la música, dedicándose con ahínco a los ritmos zulianos como la danza, el danzón, la contradanza y por supuesto a la gaita. Creó en la década de los 60 el grupo “Los Compadres del éxito” todo un referente en la región. También creo otros grupos.
Fue un compositor prodigioso, más de 600 piezas salieron de su puño y letra, destacándose por su poesía y plasticidad, posiblemente por eso lo llamaban “El pintor del Zulia”. Reconozco que toda su producción me gusta, pero en especial “Los Pregones” que se la vi cantar y tocar en diversas ocasiones, la misma fue grabada por la Orquesta Filarmónica de Londres. La última vez que lo escuché fue hace como dos años en la URU, junto a Tino Rodríguez, otro grande que se nos fue.
La primera vez que vi a Rafael Rincón fue en la década de los 80 en la plaza Baralt de Maracaibo, durante la realización de una de las jornadas del Festival de cine Manuel Trujillo, que se celebra en el mes de enero. Allí conversaba con Luis Hómez y él se acercó y le dijo: mire diputado yo soy adeco, pero lo admiro por su valentía y honestidad y le extendió su mano. Así era.
Siempre que lo escuchaba mi alma se ponía alegre y mi identidad de zuliana se reafirmaba. Nadie como él para cantar sobre este espacio que nos contiene. Nadie como él para encontrar la palabra perfecta, que diera en el blanco de la poesía que toda región posee. Cuando hablaba de Maracaibo, hablaba de nuestra historia, de nuestras tradiciones, de nuestros dolores y nuestras alegrías. El nos daba la dimensión exacta de cómo habíamos sido. Eran tan visuales sus canciones que uno lograba ver esa ciudad que se nos fue, pero que había quedado para siempre en la música de Rafael Rincón González.
Cuando digo que su nombre me sabe al Zulia, a Maracaibo, no es una simple metáfora, es una realidad y quien sea de esta tierra sabe que no miento, ni exagero. Este compositor supo atrapar en su música el alma de este pueblo que hoy lo llora y no lo olvidará. En vida recibió muchos homenajes, recuerdo en especial el Honoris Causa que le dio la Universidad del Zulia y con ese gesto sentí que ese honor se resignificaba. El honrado, honraba al premio. Eso sucede pocas veces.
Este domingo 15, al recibir la noticia sentí orfandad, una orfandad musical, pero sé que esto pasará pronto, porque las 600 canciones que compuso quedarán para siempre en el imaginario del zuliano, del maracucho, para recordarnos siempre su presencia, su alegría, su identidad zuliana, la identidad de todos y todas las que habitamos este espacio que nos contiene y nos explica.
morelisgonzalo@gmail.com