Se escandalizan porque la precandidata de la mal llamada Mesa de la Unidad Democrática, María Corina Machado, descompuesta y con una voz destemplada, en una pose altanera, arrogante, de irrespeto y falta de delicadeza femenina, llamó ladrón al presidente Hugo Chávez en la presentación de su memoria y cuenta en la Asamblea Nacional, pero nos olvidamos de que ese es el estilo de ellos; les recuerdo que igual o quizás peor lo han hecho Henrique Capriles Radonski y Pablo Pérez.
Cuando el Golpe de Estado del 11 y 12 de Abril de 2002, un día después de la salida del presidente Chávez del poder, Capriles Radonski participó en el saboteo a la embajada de Cuba. Revoltosos en el municipio Baruta apoyada por la Policía Metropolitana destruyeron los autos, le cortaron el suministro de agua y de electricidad al personal de esta delegación bajo el argumento de que andaban buscando a Diosdado Cabello, y el precandidato entonces alcalde de esa jurisdicción no movió un dedo para garantizar la vida de las personas, incluyendo niños, que se encontraban en la sede diplomática. Ese ha sido el mérito más grande de este dirigente dentro de su carrera política. Imagínense ustedes, mis amigos lectores, lo que nos esperaría si en un supuesto negado, un hombre de esa naturaleza llegara a ser Presidente de Venezuela.
Más recientemente, Pablo Pérez, el precandidato que todavía no ha podido superar el segundo lugar en las encuestas que hacen con respecto de las elecciones primarias pautadas para el 12 de febrero, salió en estado de ebriedad y delante de una multitud intentó hacer de proctólogo con un gaitero en una tarima en el encendido de las luces de Bella Vista, evento que todos los años marca el inicio de la Feria de la Chinita.
Antes, el precandidato y actual gobernador del Zulia, había mostrado sus cualidades dipsómanas en una Fiesta de San Benito en Cabimas, Costa Oriental del Lago, donde fue fotografiado y exhibido orgulloso con una botella de Cacique tan grande como su espigada estatura.
Ahora María Corina Machado, la otra precandidata que hasta las encuestas de su propia organización Súmate le dan irremediablemente el cuarto lugar, llega a la Asamblea Nacional y actúa como si un Chávez niño, bellaco y travieso le hubiese agarrado en un descuido la Barbie, y le arrancara la cabeza de un solo mordisco.
Chávez al principio actuó como intuyendo que la señora Machado le había tendido una celada, para hacerlo caer en provocaciones ante todo el país: “Aguila no caza moscas”, le dijo, sin embargo, como hombre democrático, reflexivo y tolerante, conservó la calma. Además, con todo lo grosera y antipática que la parlamentaria pudo ser, bajo ninguna circunstancias había que olvidar que se trata de una dama y merecía el respeto que ella no tuvo.
Luego de la intervención de la diputada María León, quien pidió sanción para Machado, el líder revolucionario añadió algo que comparto perfectamente: “la falta de experiencia en la política de la precandidata la pudo llevar a cometer esa falta” e invitó a dejar las cosas de ese tamaño.
Pienso sin querer pecar de ingenuo, que quizás María Corina Machado alentada por sus asesores–tampoco la estoy justificando- intentó hacer una tremendura pretendiendo infructuosamente subir en las encuestas a costillas de Chávez y le salió una morisqueta.
De todas maneras, en cualquier caso, lo más importante es dejar claro ante la población con este otro ejemplo palpable, que esa pila de muchachos no tiene nada que buscar ante Chávez, ninguno tiene madera para ser presidente y menos asumir un país en estos momentos tan cruciales como los que vive Venezuela. Esa es la gran lección que debe dejarnos la actitud de la diputada María Corina.
Cuando Chávez llegó a la Asamblea y la saludó, ella le dijo: “prepárese para entregarme la banda” y eso más bien agradó, por lo menos a mucho de los hombres, porque primero (los opositores) nos tienen acostumbrados a esos disparates y ya no causa sorpresa lo que dicen y, segundo, esas actitudes femeninas altivas, engreídas, de mujeres indomables, presumidas, echadas pa’lante, le gusta a los varones de retos, amantes del desafío.
Lamentablemente, ocho horas después de que Chávez llevara exponiendo y explicando su memoria y cuenta, la parlamentaria distó mucho de ser aquella dama respetuosa y resuelta que una vez salió sentada al lado de Bush, con las rodillas y el resto de las extremidades peladas hasta el tobillo, sino la politiquera en el barrio derrochando demagogia y populismo, que se limpia la boca sucia de pobreza cuando besa a una señora humilde y se embarra los labios de pueblo.
¡Pero bueno!, no se perdió nada, más bien se ganó con la lección de alta política que dio el presidente Chávez en el parlamento y recordemos ¡siempre, siempre!, que las piernas femeninas limpias y blanquitas, no tienen que ver en lo absoluto con las cosas del corazón inexorable de las mujeres insensibles.
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