He oìdo y leìdo varios comentaristas razonando con una regla de tres simple y una calculadora en mano, intentando demostrar que no votaron tres millones de escuàlidos el domingo 12 de febrero. Despuès de multiplicar y dividir, jugar con el tiempo relativo al acto de votar y la operatividad de las meses, llegan admitir que a lo màximo pudieron llegar a millòn y medio. Por su parte, algunos altos miembros de la MUD, no sòlo Ramos Allup, daban desde el inicio, esta ùltima cifra como buena.
Pensando en estas cosas y recordando como Enrique Mendoza, recièn derrotado por un carajito con la leche en los labios, anunciò que estaba entregando 27 millones de firmas para solicitar el revocatorio de Chàvez y el dirigente adeco antes nombrado, dijo a los periodistas “espèrenme aquì, no se muevan, ya les traigo las pruebas del fraude”, me provoca, en primer tèrmino preguntar ¿què diferencia hay entre una vaina y otra?
Quienes se han empeñado en negar que no fueron tres millones los votantes, admiten que la cifra real, por ellos aceptada, esta dentro, y hasta màs allà, de los paràmetros previstos por la logìstica montada por el CNE y la Comisiòn Electoral de la MUD.
Para Maryclen Stelling, una analista polìtica muy equilibrada a quien serìa un disparate acusar de escuàlida, dijo que “las cifras màs esperanzadoras de dos millones de votos ya era un èxito”. Y lo serìa, porque si como dicen los polìticos que quieren ver estos acontecimientos con mentalidad pitagòrica, lo màximo que podìan lograr, de acuerdo a la logìstica era millòn y medio y la lograron, segùn ellos mismos, se puede confirmar lo dicho por el personaje recientemente mencionado.
Una cosa son los deseos de la gente y otra la terquedad de los hechos. Hubiese sido muy bueno que los merengues o cocinas y neveras que Pablo Pèrez rifò en las puertas de la escuela, se quedasen frìos. Pero no fue asì. Una buena cantidad de gente fue a votar y hasta de los sectores populares, que no deberìan haberlo hecho.
De antemano, antes que se abriesen los centros electorales, cualquiera no fanàtico o que no se sienta obligado, sin que nadie se lo pida, a desconocer la realidad, sabìa que en esas votaciones jugaron los siguientes elementos:
1.- Aunque parezca un tremendismo, podemos decir que fue un acto contra Chàvez. Y èste, para desgracia de sus adversarios quienes le ven como un peligro social, econòmico y polìtico, provoca en la colectividad reaciones en contra bien enconadas, como profundamente amorosas. Ante èl, pocos, muy pocos, son imparciales y le miran con indiferencia. Determinantemente se està con èl o contra èl.
Los opositores estàn predispuestos para entender que ese ejercicio, el de la MUD, que deberìa ser simplemente democràtico, estaba cargado de animadversiòn frente a la figura presidencial. Màs que votar en fovar de uno u otro candidato, se fue hacerlo contra “ese carajo”, que “para màs vainas, parece que venciò al cancer”.
2.-Quienes vivimos en este paìs, por la calle andamos, escuchamos radio, vemos televisiòn y leemos en distintos espacios, hemos percibido como se gastò dinero a manos llenas; nunca antes habìamos visto tal derroche para entusiasmar al elector. Uno no entiende, còmo gente que comoce y fue candidato, pudo hacer inversiones tan grandes en propaganda y no haber arrendado hasta los fondillos. La red comunicacional privada, casi todo el mesde enero y parte de febrero, por sòlo tomar una referencia discreta, mediante todos sus programas, de manera directa, indirecta, simulada, etc., etc., estuvo dedicada a invitar a esos comicios.
3.- Las instancias internacionales y los grupos que por años han dominado la economìa y opiniòn venezolanas, han impuesto la matriz, como lo acaba de decir Capriles, hoy lunes al mediodìa, que el 7 de octubre, no habrà un simple acto electoral para escoger nuevo presidente sino que es una encrucijada trascendente, definitoria. Pero eso mismo ha dicho el presidente, la oportunidad para profundizar el proyecto socialista. De modo que no es extraño, que los veneolanos de un lado u otro, conciban que este proceso de primarias y las alecciones generales abiertas por venir, tienen mportancia fuera de la comùn y en ellas los venezolanos nos jugamos el destino
Por eso, ¿por què extrañarse que los opositores hayan logrado mover a votar la cifra de personas que dicen? ¿Por què alarmarse si ellos, en un laboratorio oscuro, la inflaron? Eso no es lo sustancial ni lo que debe quitarle el sueño a quienes estàn del lado del presidente venezolano.
4.- La plutocracia nacional e internacional que impuso sus puntos de vista en esa contienda, coincidiò con los partidos, aunque fuesen las ruinas de ellos, como AD, COPEI, CAUSA R, PODEMOS, etc. en prender el entusiasmo para salir lo mejor posible en los distintos cargos en disputa. Cada agrupaciòn aunque fuese botando el poco fuelle que le queda, se movilizò para recoger algo de las migajas, de lo poco que quedò por allì cuando explotò la piñata..
5. -Aunque sea artificialmente, la oposiciòn ha tenido èxito en alcanzar unos puntos de encuentro para enfrentarse al presidente Chàvez. Hoy en la mañana, me tomè el trabajo de contactar viejos amigos, de la izquierda de antes, de aquellos que se declaraban sin duda alguna marxistas leninistas, y constatè que salieron a votar. Y lo màs alarmante, casi todos lo hiceron por Capriles. Maryclen Stelling, ha dicho con sobrada razòn, que la jornada de ayer “demuetra que ha habido un aprendizaje (en la oposiciòn) y es que tienen que ir integrados y disimular las diferencias que existen y seguiràn existiendo entre ellos”.
Hablando de eso, un ex guerrillero, de entre el grupo opositor al cual consultè, al mencionarle que Capriles, por su origen y sus propuestas, representaba la extrema derecha, lo opuesto a lo que el fue y por lo que siempre luchò, calificòmi discurso de anticuado porque “eso de izquierdas y derechas, son vainas del pasado”. Dos o tres horas despuès, escuchè a Capriles, desparramarse en un discurso clàsimente neoliberal.
Por esas razones, y otras no expuestas, por razones de espacio y deseo de no cansar y lograr èsto se lea, por encima de lo que uno deseara, sabìa que acudirìan buena cantidad de gente a votar. Sospechaba que la oposiciòn habìa avanzado en sus condiciones organizativas y en el manejo de cosas para abordar las elecciones.
Entonces, nada bueno hacemos con perder el tiempo tratando de convencer a nuestra gente que la cantidad de votos no es la que dice la señora Albànez o la MUD, sino otra sacada de una regla de tres simple y en base a ella definir una polìtica.
No obstante, debo decir aquì lo que ya expresè en Twitter, esa votaciòn no viene de un ejercicio simple, especie de ensayo como verbena de escuela, sino una jornada cumplida con el màximo esfuerzo y llegaron a la meta que ellos anuncian. Pero aùn siendo esa cifra cierta, para ganar las elecciones presidenciales se requiere una muchìsimo màs alta, y ella està por debajo de la ùltima que alcanzaron hace algo màs de un año.
¿Què màs hacer? ¿Què màs invertir? ¿Què ofrecer para elevar esa cifra para ganarle a Chàvez?
Repito, hoy mismo, al mediodìa, Capriles entonaba por la cadena privada de televisiòn su cnto neoliberal, que no es uno de sirena o “ballena”, como dijese Rosales. Con ese discurso viejo, de quienes se autodefinen como expresiòn de lo nyevo, no se entusiasma a nadie fuera de ese gran grupo que votò ayer.
Pero de saquemos algo positivo de todo èsto. Ellos estàn excitados y han hecho creer que pueden ganarle a Chàvez, lo que trabaja a favor de archivar el plan del golpe.
El mensaje al chavismo habla de obviar el triunfalismo. El sectarismo de quienes excluyen a todo tipo de gente que no entra en el exquisito gusto de quienes manejan la sartèn. Y el grupalismo de aquellos que se comforman con masturbarse en soledad o dentro de una secta. Por ùltimo, algo hay que inventar para que los funcionarios incompetentes, indiferentes, salgan del lamentable estado en que estàn sumidos y demuestren que, por debajo de sus blusas o camisas rojas, hay gente revolucionaria y dispuesta a cambiar a esta patria y sus pequeñas localidades.
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