Las elecciones privadas
de la oposición tuvieron toda la cobertura mediática, a pesar de las
permanentes acusaciones contra el gobierno de cercenar la libertad de
expresión. La cobertura de los canales privados fue descomunal, histórica,
en tiempo, en centimetraje de prensa y debates radiales. La respuesta
electoral, según los analistas opositores fue histórica, más de tres
millones de venezolanos que eligieron al candidato de la unidad provocaron
un orgasmo político parecido al que tuvieron durante el breve golpe
de estado del 2002. Sin embargo, nuevamente obviaron algunos detalles
del proceso. Primero, para ser candidato debieron pagar una importante
suma de dinero ¿por qué?, segundo, la comisión electoral de la Mesa
de la Unidad pauta una serie de condiciones para hacer sus elecciones,
entre las cuáles decidieron que no entregarían las actas al CNE y
que ellos quemarían las mismas en menos de 48 horas, ¿por qué?. En
fin, gana Capriles Radonsky y los cientos de escuálidos que temen firmar
su voto, están contentos, felices, porque existe la unidad en la oposición
y ello les permitirá recuperar sus espacios.
Si en verdad votaron
tres millones o no, nada importa, porque no hay manera de confirmarlo
o sustentarlo, salvo la palabra de la oposición y de los medios de
comunicación. Y aunque parezca un chiste, la transparencia del proceso
se debió a que estuvo bajo la absoluta responsabilidad de la oposición
(zamuro cuidando carne). Escucho la rueda de prensa de Capriles Radosnky
y tengo la sensación de que nunca ha leído un libro, su carencia de
argumentos, carencia de ideas y la simplicidad de su verbo, lo hacen
ver un muchacho con mirada de sicopata ante una realidad política que
lo supera. Sin embargo, es el líder de la oposición y las empresas
privadas mediáticas tienen un gran reto para hacerlo ver coherente.
Esa parte del país existe y no salgo de mi asombro cuando los veo aferrados
a un espejismo. Pero existen, han sido minoría siempre, incluso en
la cuarta república, incluso antes de la dictadura y también durante
la colonia española, existen, y hay que convivir con ellos en el trabajo,
en la familia, en las reuniones, con la cautela de que no se tornen
peligrosos cuando se enfrentan a la realidad.
En las pasadas elecciones a la Asamblea Nacional pasó lo mismo, esa minoría celebraban una derrota. Y no había manera de hacerles comprender el concepto de minoría. Intentaron interpelar a cada ministro del gobierno nacional y ningún parlamentario de la oposición logró demostrar en cifras, documentos, las graves acusaciones contra el presidente Chávez. La candidata Corina Machado nunca pudo demostrar sus índices de pobreza, un comportamiento irracional que se repite con sus tres millones de fantasmas, porque no existen firmas, ni huellas, ni actas, ni constancia de voto. Es tan absurdo que un candidato de la oposición para recontar las papeletas por sospechas de fraude, después de las elecciones tuvo que correr al tribunal sin bañarse ni cepillarse para introducir un amparo antes de que quemaran las actas. Y la prensa privada no investiga el hecho, no sospecha, no pregunta, no cuestiona. El 7 de octubre serán las elecciones presidenciales, pero habrán testigos, tinta, capta huellas, cuadernos de votación, ninguno de esos documentos se podrán quemar. Y otra victoria del presidente Chávez, demostrarán que las famosas primarias, no fueron más que las elecciones privadas de Radonsky.
davidjavier18@gmail.com