Es muy probable que cuando el pasado domingo 12 de febrero de 2.012 los miembros de la Mesa de la Unidad Democrática, MUD, organización conformada por todas las toldas políticas de la oposición en Venezuela, se dieron cuenta que la concurrencia de personas a las mesas de votaciones ubicadas en todo el territorio nacional para escoger al candidato a la Presidencia de la República eran menguadas, los directivos de la MUD optaron por autorizar a la persona que estaba esperando su turno para entrar en acción a la hora indicada y entonces aquella persona comenzara a puyar las teclas de las máquinas de votación para incrementar la votación. La MUD sabía que por estar las mesas de votaciones nucleadas, por cada tres (3) mesas de votación solo quedaría operable una (1) sola por lo cual también estaban enterados que en cada cuaderno aparecían el listado de 900 posibles votantes en vez de lo 300 que es lo habitual, y entonces se procedió a llenar arbitrariamente la mayor cantidad de espacios vacíos en los cuadernos con sus respectivos votos, éstos sin llenar físicamente en el cuaderno los espacios vacíos con los respectivos nombres y números de cédulas, y así fueron introduciendo uno tras otros votos hasta llegar a un promedio de 400 por maquina, sin embargo, hay que tomar en cuenta que ellos fueron considerados con el oponente y no se pasaron de maraca, porque habrían podido introducir 900 votos por máquina de acuerdo a la capacidad que permitía cada cuaderno de votación y al final, en vez de haberse contabilizado un poco más de 3 millones de votos se podría haber anunciado que fueron casi 7 millones de votos. Es posible que el factor tiempo impidió llenar todos los espacios vacíos y solo pudieron llegar a casi la mitad de la lista contenida en cada cuaderno, de todas maneras fueron muy comedidos al no puyar las teclas tantas veces como personas aparecían en cada cuaderno de votación.
Es lógico que la MUD no permitiría que sus votaciones primarias fueran un fracaso y para darle un viso de credibilidad buscó que alguien le avalara el proceso eleccionario, y entoces recurrieron aunque no con recelos, al CNE, organismo del Estado que también estaba ávido de que la oposición le reconociera su trabajo, por lo que tal solicitud significaba que al fin esa oposición nunca más volvería a decir que en ese organismo se práctica el fraude, y como un inocente párvulo aceptó la solicitud de prestarle toda la logística con que el CNE cuenta para la realización de las elecciones nacionales, además de que aceptó que fuera la MUD la que manejara todo el proceso de votación, entre ellos el escrutinio y también conservaran los cuadernos de votación, claves para la verificación de los resultados sobre cuantos votos en realidad se emitieron de acuerdo a los asentados en esos cuadernos y así permitiera comprobar que se sufragó un solo voto por persona. La pifia del CNE en su relación con la MUD sin duda que es grave y ahora más que nunca pone en tela de juicio su seriedad. Ojala todo este embrollo se pueda subsanar antes del 7 de octubre de este año.
José M. Ameliach N. Febrero de 2.012
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