Cuando se plantea una campaña electoral existen muchísimas variantes para la formulación estratégica de la misma, sin embargo, existen tres variables fundamentales para determinar la misma: 1. Los recursos, 2.El candidato y 3. El mensaje. Sin embargo, y de manera permanente se encuentra una 4ta variable que aunque no se discute, está presente de manera transversal en todas y cada una de las etapas de la misma, la variable ética.
En el caso de la campaña opositora, empieza a develarse su estrategia, teniendo ya clara la segunda variable: HCR. En este sentido podemos definir brevemente que:
1. Los recursos son tripartitos: Público (Alcaldías y Gobernaciones), privado nacional (empresas, bancos y donantes indirectos), trasnacional (actores políticos externos y empresas trasnacionales con intereses nacionales).
2. El candidato: Electo en primarias, cuyo volumen de votantes aún esta en entredicho por sus propios denunciantes. Escogido entre una gama de precandidatos no electos por la base de sus partidos de origen, y determinados por la capacidad económica de inscribirse en el proceso de “primarias” de la MUD; con un estilo muy magro, limitaciones en el discurso, carente de carisma popular, pero muy bien posicionado en los medios y con buena capacidad de asumir poses que parezcan naturales.
3. El mensaje: definido como ambiguo, copia de modelos tomados del ala “progresista” del partido Demócrata de los EUA, latinizado con elementos del discurso de Piñera de Chile y tirado a la izquierda con elementos del discurso de Lula de Brasil, además venezolanizado con elementos discursivos y estilos del mismo Chávez, pero sin Chávez.
Pero más allá de estas variables presentes en la campaña de HCR, que podremos analizar a lo largo de la campaña con mayor detalle, quisiera detenerme hoy en esa 4ta variable transversal: La ética.
El comando de campaña de HCR ha decidido varias cosas en este sentido. La no confrontación, valor aparente de “paz” y “conciliación” del candidato, que niega la política agónica, desde la perspectiva de Chantal Mouffe, es la clásica estrategia de quien opera desde la psicología de las masas con una serie de caras diversas, utilizando la técnica del “policía bueno” y el “policía malo” para el engaño de quien es objeto de su presión.
En el caso de la campaña de la oposición, articulada por la MUD, el juego del policía bueno para HCR consiste en tener alteregos, “los policías malos” que no hacen lo que el candidato querría hacer para efectuar la confrontación inevitable en la política real. Son estos “policías malos”, el resto de voceros de la MUD, que incluso, terminan ocupando mayor espacio comunicacional que el mismo candidato, ya que son más la cosas pendientes del policía malo, que las del bueno.
Y ahí nace, en el caso de HCR, Armando Briquet, el alterego del candidato, que no tiene ningún escrúpulo para mentir de manera desfachatada, ya que esa es la razón de su existencia, evitar que sea el candidato el que sea cuestionado, como si Briquet fuese autónomo e independiente en sus acciones.
El alterego de HCR en la actualidad tiene problemas de comunicación y alineación con la MUD, pero eso no le impide seguir siendo quien de la cara del “policía malo” de HCR. Sólo me queda decirle a Briquet, que aún espero que cumpla su reto público efectuado el lunes 5 de marzo, en el programa “Entre Periodistas” donde se comprometió a que solicitáramos la copia fiel del programa donde realizó unas declaraciones asumiendo que en Venezuela, en el caso de un gobierno de HCR, se podrían tomar algunas medidas del FMI. La mentira tiene “patas cortas”, pero Briquet no ha hecho mal su trabajo: demostrar en la fachada internacional que un posible gobierno de HCR satisfacerá las demandas de quien lo financian, que fueron los mismo que impulsaron al pueblo a lanzarse a la calle el 27F.
Capriles “el bueno”, Briquet “el malo” y el pueblo (creen ellos) “el pendejo”. Pero la mentira, como soporte permanente de una estructura de campaña, se ha demostrado en el tiempo, tiene muy poco futuro, en especial cuando sus actores además, no convencen a nadie y quedan tan rápidamente develados en público.
@NicmerEvans
