Crear empresas mixtas con transnacionales extranjeras, aun manteniendo la mayoría accionaria, constituye un acto de privatización. Un porcentaje de los activos de la empresa mixta pertenece a la transnacional creada, mientras otro porcentaje es propiedad de PDVSA. Se comparte, entonces, la propiedad del crudo. Todo ello es privatización de la industria y lo demás son explicaciones a lo cubano, es decir simples racionalizaciones. PDVSA no ha sido privatizada, pero la industria sí lo ha sido. PDVSA es un cascarón con cien mil trabajadores, que hoy se ocupa de privatizar la industria, pagar su exorbitante nómina y administrar programas sociales. Las actividades extractivas están en manos de sus empresas hijas, principalmente compañías de capital mixto con consorcios capitalistas chinos, rusos, estadounidenses, indios, brasileños y otros.
Para quienes aún lo duden, el ministro Ramírez lo ha dejado bien claro: PDVSA venderá parte de sus acciones en las empresas mixtas, hasta quedarse sólo con el 51% de las mismas, y ya comenzó el proceso con Petropiar, empresa entre PDVSA (70%) y la estadounidense Chevron (30%), de la que venderá 10% de acciones a una empresa china. Las acciones, aparentemente, van a ser negociadas a través de la bolsa de Hong Kong y no de casas bursátiles venezolanas o suramericanas, lo que no deja de llamar la atención. Este tipo de negociaciones reafirman la privatización de la industria petrolera, hecho inconstitucional y contra el cual se luchó durante décadas. Simultáneamente, la transnacional “Harvest Natural Resources” decidió vender 32% de la empresa mixta Petrodelta, y nada más el anuncio llevó a que las acciones se elevaran en 33%.
Ante estos hechos claramente contrarios al interés nacional y violatorios de la Constitución, el Presidente de la Academia de Ciencias Económicas no cuestiona que la petrolera se abra a inversionista privados foráneos y dice que las estatizaciones demostraron ser una estupidez. Sus desacuerdos sólo están en la no participación de los empresarios venezolanos. Mucho antes, cuando se inician los acuerdos con empresas extranjeras en la Faja del Orinoco, el Director del diario Tal Cual dijo que se había tardado 10 años en aceptar, que la propuesta de apertura petrolera del pasado era correcta, y pasó a felicitar la decisión tomada. Esta es la opinión de los adversarios al Gobierno. La de los partidarios ya me la imagino. Apoyo contra viento, marea y patria.
Para quienes siempre hemos enfrentado la privatización petrolera y luchamos por la nacionalización de la industria, no tienen sentido las comparaciones con los programas de privatización anteriores. Que si la regalía hoy es mayor, que si la mayoría accionaria es del país, que si la faja era bitumen y hoy es petróleo y toda una serie de racionalizaciones para justificar la privatización actual. No estoy discutiendo cuál privatización es mejor; mantengo que el petróleo no debe privatizarse. lft3003@yahoo.com