Sus actuaciones públicas y mediáticas son suficientes para atrevernos a decir que Luisa Ortega Díaz, fiscal general de la República desde el año 2007, es una de las mujeres más destacadas y valientes entre las que actualmente ejercen funciones de Estado en Venezuela.
Tiene una personalidad a prueba de balas. Se ha escuchado decir de ella por ahí. Así lo demuestra cada vez que sale ilesa y fortalecida de los epítetos envenenados que le lanzan los detractores de oficio a través de los medios de comunicación de la oligarquía. Ataques que forman parte de una guerra sucia que intenta descalificarla porque desde que llegó al Ministerio Público ha tomado decisiones históricas, como, por ejemplo, investigar a los supuestos responsables de las masacres de Cantaura, Yumare y el Caracazo, que fueron engavetadas por quienes hoy alardean de ser defensores los derechos humanos. Decisiones que afectan intereses políticos y económicos de grupos que estaban acostumbrados a manipular y chantajear a funcionarios.
Sería ingenuo pretender que esos grupos que ostentaron el poder durante más de cuarenta años le perdonen a Luisa Ortega Díaz la transparencia, la honestidad y la firmeza con la que está desempeñando el cargo, instancia desde donde se ha mostrado decidida como ningún otro de sus antecesores a impulsar los cambios y las transformaciones que requiere con urgencia el sistema judicial venezolano.
No será fácil debilitar la moral y la conciencia de una mujer combativa y luchadora que tiene el carácter y la personalidad suficiente para neutralizar las intenciones de persuadirla con ataques y amenazas. Seguramente que junto a las descalificaciones verbales ya habrá sido objeto de “advertencias” violentas. Lo que no saben algunos es que las convicciones y principios, aunado al compromiso patrio pueden llegar a ser invulnerables.
Es normal que estando en una posición tan importante y difícil como la de hacer justicia y garantizar los derechos constitucionales del pueblo, se generen opiniones tan encontradas sobre sus actuaciones, desde las más honestas hasta las más denigrantes Sin embargo quienes han seguido de cerca su desempeño en el Ministerio Público destacan que los más enconados detractores de la gestión de la fiscal podrán especular muchas cosas, pero jamás colocar en tela de juicio su templanza, responsabilidad y honestidad.
A propósito de haberse celebrado el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer, creímos justo hacer este reconocimiento a una funcionaria venezolana que está dando contribuciones importantes para acercar cada día más la justicia al pueblo.
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