El espejo

La cuestión de fondo

1 Hay que pasearse por la circunstancia de que el proceso electoral que culminará el próximo 7 de octubre es atípico. No tiene las características de pasados comicios.

Los de la etapa puntofijista y los de la República Bolivariana. En la actual se dilucida, con toda nitidez, el tema del poder a través de dos planteamientos diametralmente opuestos: socialismo democrático o capitalismo. No hay opción distinta en esta encrucijada, y el dilema tienen que resolverlo los venezolanos con conciencia y lucidez. Lo que escribo no es para asustar.

Durante el proceso de cambio iniciado en Venezuela a partir de 1999 se ha alcanzado un grado de responsabilidad y cultura política que inmuniza a los venezolanos contra el temor y permite asumir con serenidad lo que acontece. Por eso es que el liderazgo opositor se equivoca cuando utiliza el tema del miedo en su discurso. Me refiero a la aseveración caprichosa de que los venezolanos tienen que derrotar ese sentimiento. ¿Cuál miedo? ¿Quién tiene miedo?

Ese sentimiento difuso, que las direcciones políticas inseguras de su rol suelen difundir, por lo general revierte en su contra y muchos lo consideran un agravio. En Venezuela, con los niveles de desarrollo logrados en política, con la masificación de la participación, el pueblo no tiene miedo. Ni el sector opositor ni el chavista. Un planteamiento de tal naturaleza busca sembrar dudas sobre la capacidad de la sociedad para resolver, pacíficamente, los desafíos que tiene por delante.

Entre los elementos presentes en este proceso electoral que ya se disparó, está la intención de contaminar el ambiente. De atemorizar a la población, restarle calidad democrática al Gobierno, y, por ende, a los comicios. De moverse con una doble estrategia consistente en participar y alentar acciones desestabilizadoras. Todo de manera coordinada, copiando formatos empleados en otros países y con el empleo de una brutal propaganda descalificadora. El peso de la asesoría extranjera y de los desembolsos crematísticos no tiene precedente. Por primera vez una puja electoral tiene carácter transnacional y confirma la dependencia exterior de la dirección opositora. Porque la elección venezolana trasciende las fronteras. Para los gobiernos de EEUU y la Unión Europea se convierte en asunto propio. Para el Congreso y organismos de defensa e inteligencia norteamericanos es prioridad. Ejemplo: la declaración ante el Congreso -6 de este mes- del jefe del Comando Sur, general Douglas Fraser.

En ella el alto oficial afirmó que el Gobierno norteamericano se mantiene vigilante ante "las turbulencias geopolíticas que se pudieran originar en Cuba, Venezuela, Bolivia y Haití". Según él, "Venezuela enfrenta incertidumbres sobre la salud del presidente Hugo Chávez, una persistente inestabilidad económica y crecientes niveles de violencia que generan mayores exigencias para el Gobierno".

¿Qué indica este lenguaje? ¿Qué finalidad tiene lo político en boca del jefe militar de una potencia como los EEUU? A esto se agrega la descalificación de cualquier resultado electoral que favorezca a fuerzas progresistas en el mundo, o a gobiernos que no son del agrado de los EEUU. En Nicaragua ganó Ortega con más del 60% de los votos, y, en seguida, la oposición -apoyada por Washington- calificó de fraudulento el resultado. Lo mismo acaba de pasar con el triunfo de Putin en Rusia: obtuvo el 64% de los sufragios, y, de inmediato, fue cuestionado. Basta que las oposiciones vinculadas al poder imperial objeten un resultado electoral, así éste sea legítimo y abrumador, para que de inmediato se produzca la acusación de fraude seguida por el desconocimiento. Una pregunta obvia: si esos factores tienen la audacia de cuestionar las elecciones de Nicaragua o Rusia -también lo han hecho en otros casos-, ¿qué no serán capaces de hacer respecto a Venezuela, país que por diversas razones, su política soberana y contar con la mayor reserva petrolífera del mundo, está en la mira?

2 Una consideración adicional acerca de la oposición venezolana que, en materia de aventuras, tiene un récord. Se trata de una oposición no democrática. Impredecible. Capaz de cualquier trastada. Que hasta ahora, pese a los reiterados llamados que se le hacen para que manifieste su disposición a respetar el resultado del 7 de octubre, cualesquiera sea éste, guarda un silencio que deja de ser capcioso para convertirse en evidencia de que algo trama. Por eso la complejidad de la situación. Los peligros que rodean un evento como el de octubre y la necesidad de jugar limpio y evitar celadas.

Porque si algo está claro hoy en Venezuela es que nadie se cala un fraude: ni el chavismo ni la oposición. Pero mientras el chavismo declara hasta la saciedad que aceptará cualquier resultado el 7-O, la oposición está incursa -en un pronunciamiento similar- en una mora que despierta graves sospechas. Esta es la verdadera cuestión de fondo.

Laberinto

Después de la declaración del Partido de los Trabajadores de Brasil de que "causa gracia" que Capriles quiera parecerse a Lula, ¿le quedarán ganas al candidato de la MUD de seguir apropiándose de las propuestas, consignas, ejecutorias de gobierno y figuras de la izquierda?...

A la derecha le resulta cada vez más difícil gobernar. Pasa en Chile, donde el presidente Piñera tiene la popularidad -con apenas un año en La Moneda- por el piso. Según las encuestas, sólo 23% de apoyo, y sigue bajando. En España el sondeo de Barómetro Metroscopia del 3 de este mes sobre la gestión del presidente del gobierno conservador, Mariano Rajoy -antes de cumplir 100 días en La Moncloa- arroja este dato: aprueba, 35%; desaprueba, 51%; NS/NC, 14%. Cuando la pregunta es sobre la confianza que inspira, el resultado es: mucha/bastante, 29%; poca/ninguna, 68%; NS/NC, 3%. El ejercicio del poder para ese sector político e ideológico es una silla eléctrica…

Los medios -salvo excepciones- omitieron una noticia importante para el país: el informe de autoridades de EEUU reconociendo que la cooperación Colombia-Venezuela mejoró mucho la lucha contra la droga. El silencio se explica porque el dato deja mal parada la campaña que presenta a Venezuela como colaboradora del narcotráfico…

La causa de los derechos humanos, asumida ahora por los que siempre los violaron e ignoraron -incluso se la utiliza para justificar intervenciones armadas y desconocer la soberanía nacional-, fue pateada en España con la decisión judicial contra el juez Garzón, el cierre por el Tribunal Supremo de la posibilidad de investigar los crímenes del franquismo, la eliminación por Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, de la Oficina de la Memoria Histórica que ubicó en los últimos 5 años 2 mil fosas de personas asesinadas durante la dictadura. Si estos hechos hubieran ocurrido en países de otros continentes, las "buenas conciencias europeas" pegarían el grito al cielo…

Habrá que acostumbrarse a los show mediáticos de cierta oposición para generar noticias. Desde autoatentados hasta ridículos encadenamientos en busca del protagonismo que no se consigue a través del debate democrático…

¿Hasta cuándo ciertas instituciones privadas se involucrarán en política? ¡Zapatero a tus zapatos! En cuanto a consejos, Venezuela se sabe manejar sin tutelas…

¿Inmadurez o qué? ¿Qué calificación se merece la reacción de Capriles ante la alerta del Presidente de que algo se trama en su contra? "Advertencia o amenaza", responde con arrogancia el candidato. Y luego la oposición habla de agresividad en el lenguaje y de insultos. Pero cuando se le tiende la mano para tratar algo serio, la muerde. Es una oposición impredecible. O mejor: predecible sólo en la irracionalidad.

jvrangelv@yahoo.es


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José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

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