La triste y lamentable muerte del comandante Pedro Medina Silva me retrotrajo a 47 años atrás cuando lo conocí en La Habana en una de aquellas callejuelas nostálgicas y coloniales de la llamada Habana Vieja. Él estaba de paso en Cuba, presente en la Conferencia Tricontinental creo que en su condición de Secretario General de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), brazo armado de los revolucionarios venezolanos que insurgíamos y militábamos en el Partico Comunista de Venezuela o el Movimiento de Izquierda Revolucionaria contra los regímenes dictatoriales de los partidos AD y Copei y el Pacto de Punto Fijo que convalidaba el sistema político nacido en febrero de 1959 con el triunfo de Rómulo Betancourt. De las tres vicepresidencias de la Conferencia Tricontinental una le corresponde a Medina Silva quien participa activamente en aquel encuentro de los líderes revolucionarios de Asia, África y América Latina. Comparte con el comandante Fidel Castromy el liderazgo cubano que dirige la revolución.
Fue para mí y otros camaradas aquel encuentro una revelación, entrar en contacto con un personaje de muy altos quilates políticos cuya trayectoria y luchas, su vida revolucionaria en sí debe ser conocida a fondo por nuestro pueblo, por las nuevas generaciones de jóvenes que en número cada vez más creciente abrazan la revolución bolivariana y socialista, habida cuenta que su coraje, su decisión de lucha y sus convicciones revolucionarias, nacionalistas marcaron un capítulo en la década trascendental de los años ‘60 del siglo XX comenzando con ser uno de los militares, junto al capitán de Navío Manuel Ponte Rodríguez, el capitán de Corbeta Víctor Hugo Morales, que insurgió contra el gobierno autoritario y represivo de Betancourt el 2 de junio de 1962 en el alzamiento militar que se conoció con el nombre de el Porteñazo, nombre surgido mediáticamente por haberse producido en la mediterránea ciudad de Puerto Cabello en el estado Carabobo.
La derrota del Porteñazo significó para el comandante Medina Silva una condena a 26 años de prisión, junto con 60 oficiales, militares de baja y mediana graduación y guerrilleros apresados después de derrotado el alzamiento de la juventud militar y el confinamiento en un campo de concentración llamado Isla de Tacarigua o Isla del Burro, ubicada en el centro de Lago de Valencia, tétrico lugar con una temperatura de 42° a la sombra que después los presos políticos rebautizarían como Campo de Concentración ‘Rafael Caldera’.
De antología revolucionaria fue su fuga y la de tres revolucionarios más: Germán Lairet, Gastón Carvallo y Manuel Azuaje. La dirección militar del PCV y de las FALN planificó con meticulosa precisión y meditado estudio la posibilidad de la fuga, para ello se valió de un equipo de camaradas dirigido por una prestigiosa figura del teatro, experto en producir cambios a través del maquillaje, ese personaje fue el ya fallecido Rafael Briceño, amigo entonces del PCV. El trabajo –episodio realmente muy poco conocido– de maquillaje resultó tan perfecto que los presos pasaron delante de los custodios, se montaron en la lancha y salieron del sitio sin que nadie se percatara de nada.
Pedro Medina Silva se sumergió en la clandestinidad y aportó sus conocimientos y fortalezas como organizador de la lucha armada en las ciudades (Unidades Táctica de Combate) o en las montañas de Lara y Portuguesa. A raíz del fallecimiento en el Cuartel San Carlos del comandante Manuel Ponte Rodríguez, es nombrado Secretario General de las FALN. Pero no sólo eso, se dio a la elaboración política y de su pluma salieron un conjunto de trabajos que enriquecieron el programa político del movimiento revolucionario en armas, siendo una de los co redactores del libro: ¿Por qué luchamos?
Quienes compartimos en La Habana con Pedro Medina Silva nos quedábamos asombrados de sus relatos y comentarios en torno a su vida política y el mundo de personalidades revolucionarias a las que ha conocido personalmente y con las cuales ha compartido políticamente y en función de las tareas que le han sido asignadas por las FALN de las cuales es uno de sus principales dirigentes. Con lenguaje emocionado iba hilvanando los recuerdos de su periplo revolucionario que lo lleva, por ejemplo, a Argelia donde conoce y conversa con el presidente de la recién liberada Argelia, Amed Ben Bella, pero también conoce y comparte con la leyenda guerrillera más famosa y relevante de América, el comandante Ernesto Che Guevara. Se preparaba la segunda gran oleada revolucionaria guerrillera en América Latina con la venida a Venezuela y a las guerrillas del Che según manifestó reiterada y públicamente el fallecido camarada Pedro Duno, pero el Che y el gobierno revolucionario cubano cambiarían los planes políticos y se concretaría la experiencia boliviana con aquel aguerrido, abnegado y heroico grupo de guerrilleros que comando el revolucionario argentino/cubano.
Sus viajes por el continente asiáticos lo llevan a los 3 países socialistas por antonomaisa: La República Popular China, la República Democrática de Vietnam y la República Popular de Corea. En Pekín conversa nada más y nada menos que con el gran Mao Tse Tung; en Vietnam dialoga con el gran Ho Chi Ming y uno de los mejores estrategas militares del mundo, el general Nguyen Giap, padre de la derrota francés en Diem Bien Phu. En Corea del Norte es recibido por el legendario Kim Il Sung, el que dirigió la derrota del ejército norteamericano en la guerra de Corea entre 1950/1953.
Ya Pedro Medina Silva no está entre nosotros, pero sí su valiosa experiencia. Lamentablemente, como muchos revolucionarios, no entendió el proyecto bolivariano y si bien no lo atacó –como lo ha hecho, por ejemplo, Domingo Alberto Rangel, Douglas, Bravo, Francisco Prada, Argelia Melet, que han asumido posiciones francamente de derecha y se han colocado al lado de los seculares enemigos del pueblo venezolano, Medina Silva fue no digamos que moderado en la crítica de la revolución, que ésta siempre es bienvenida en el proceso revolucionario cuando es constructiva, sino que no percibió la tremenda dinámica de los cambios revolucionarios y que el programa nacional antimperialista y socialista del FLN-FALN de los años ‘60 se ha ido cumpliendo cabal y totalmente en los últimos 13 años en la revolución que dirige el comandante Hugo Chávez. Quizás faltó, de parte de la dirección revolucionaria, un mayor y más permanente acercamiento a este gran patriota que formó parte de los más aguerrido y valiente de aquella generación. No son pocos los militares de aquellas gestas militares que hoy están con este proceso, allí está el comandante Víctor Hugo Morales.
Llegue a los familiares del Capitán y Comandante Pedro Medina Silva, a todos los camaradas que lo conocimos y con él compartimos en algún momento de esta larga lucha revolucionaria, nuestra palabra de solidaridad y condolencia y la recomendación a sus más allegados a reconstruir biograficamente la vida de este gran venezolano que le toco vivir y actuar en un momento estelar de la historia de Venezuela. ¡Honor y Gloria al camarada comandante Pedro Medina Silva.
(humbertocaracola@gmail.com) (Con Chávez y la revolución bolivariana y socialista, todo) (Libertad ¡ya! Para los 5 héroes cubanos presos injustamente en las mazmorras y ciudades norteamericanas)