y como no pudo mantener, su punto de vista en lo expresado, se arrodilló en silencio
y rectificó lloroso, pero aún así, suspendido quedó, por cinco días sin sueldo, y para que no lo botaran, por vivo-bruto se arrodilló, y la gusanera, no lo quiere, y él que sí que no,
y en ese dilema de voz, está muerto de miedo, sin sueño y, por bocón quedó.
Y Fidel en Cuba, lo perdonó, y sin conocerlo lo ignoró, por el lío, en que Guillén se metió, por ponerse a declarar, sin saber de política ni de líderes, y como la pelota es redonda, Fidel la devolvió, no sin antes firmarla, con tres puntos suspensivos, cargados de firmeza, con su corazón de grandeza, que riega a Latinoamérica, de sonrisas e ideas revolucionarias, que a los yanquis, los tiene de plegarias, y en particular, a Obama, trancando jugadas, que matan de hambre, al mundo, y en especial a los cubanos, que no se lavan las manos, con tantos bichos serviles, que como Guillén sobran, en el espacio americano, que ni una base en el béisbol se roban, porque son más pitiyanquis, que el peor de los humanos, entre ellos, y cada vez que salen en público, es para ponerla, fuera del plato, y como adoran el dólar, dicen frases en inglés que no calzan, en ningún tiempo, y tarde o temprano, viene el arrepentimiento, de ser un feto, sin movimiento, y Guillén es un buen ejemplo.
Y Fidel –gloria y ejemplo- por los tiempos de los tiempos, y Guillén en Miami con los Marlins, como un estúpido con su tormento se embarcó, y hasta el chivo y el mecate perdió, perdió.
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