“Oiga: Señor presidente que es con usted, la cuestión”, de estarme llamando “bobo” en la ventana del pueblo, sin ninguna implicación, a no ser porque yo, dije, con bastante precaución, que todo trece del mes, tiene un siete sin acción, en que unos salen airosos, y otros se van de bocón, y esperanzado he quedado, porque bastante es la opción, de llegar a Miraflores, a cantarle una canción, aunque llanero no soy, si tengo mala intención, y sé de coplas y resabios, y de seguro lo sabe, que soy de otra región, donde se pelea a machete, sin perder la condición, y en las primarias gané, por la mala puntuación, de los otros candidatos, que no convencieron a nadie, que entre ellos y yo, uno tenía que ser, que le ladrara de cerca, en procura del poder, que a ambos nos gusta tanto, aunque seamos diferentes, éste de la clase media, y usted de la clase pobre, y una línea nos separa, imaginaria por cierto, que nos divide en el espacio y, en el tiempo, y es que ustedes los chavistas, reniegan de la oligarquía, como yo de pesimista, que ando en busca de votos, de casita en casita, que si yo gano, me vestiré de levita, y mire que es de verdad, dejaré de ser bobito, con cara de entreguista, y si no pregúntele a Obama, que quién de los dos es más imperialista.
Hago de la audiencia pública, una salvedad infinita, y es que cuando sea presidente, aunque otros se resistan, mandaré con selección, que deriven en acción, sin misiones a la cubana, ni regalos de ocasión, que será la burguesía, con caída y mesa limpia, acomode y reacomode y aplaque su situación, y coloque a sus ministros, y que agarren por montón, que petróleo hay para rato, y nada en revolución, que yo acepto lo que venga, sin ninguna preocupación, que ya basta, de soñar despierto, con casitas y refugios de atención, que el pobre con su pobreza, y el rico con su pasión, que el gobierno y la empresa privada, unidos en la misma dirección, y dejemos que el futuro, engrandezca a Venezuela, sin ninguna proyección, que la plutocracia mande, con toda su perversión, que los pobres duerman en paz, sin molestar al poderoso, que es el que piensa en negocios, y yo Capriles Radonski juro, como juró Pedro Carmona Estanga, cuando ansiado de poder mandó, en la quietud de un silencio sin leyes, eliminando todo lo que sobraba, y estorbaba, que él ayer, y yo mañana, estaremos en la cumbre de la montaña, soñando como siempre: que pueblo y fuerzas armadas, están de vacaciones obligadas, y cuando regresen a su trece, entonces el siete de octubre, le diremos al unísono, los dos, epa, llegaron tarde, porque tenemos nuevo presidente, y como Napoleón Bravo, como periodista tiene buena voz, se encargará de anunciarlo, por Venevisión, como si fuera ayer, diez años después, y entonces, jamás volveré a asaltar una embajada. Y que conste, presidente, que me ha dado una estocada, y como “fiera” que soy, le digo, yo no sabré nada, pero aspiro, que el que aspira, dios lo guarda, aunque ponga la cagada.
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