Debe ser que soy un pendejo

Casi que pongo una pancarta sobre la puerta de mi taller, que dice, “Casa del Pendejo.” Lo he pensado muchas veces en estos últimos meses porque creo que soy un pendejo, por lo menos así me parece.

Nací en Canadá, donde crecí hablando tres idiomas de manera simultanea, ingles y francés en la calle y en la escuela, y español en la casa.

Pero, aunque en la casa siempre hablábamos español, era un español “casero” machucado porque en Canadá en aquel tiempo no teníamos con quien compartir en español, ni el idioma, ni la cultura latinoamericana, ni sus idiosincrasias. Solo fue en los años 70, al empezar la dictadura de Pinochet. que empezaron de manera perceptible a emigrar latinoamericanos hacia Canadá, pero para aquel tiempo, yo ya había dejado el país y me había ubicado en Venezuela, donde viví por casi dos años antes de empezar a viajar por el mundo. En esos dos años me enamore de Venezuela y de mi esposa, pero no tuve el tiempo de apreciar, ni de entender, todo lo que tenia que ver con la cultura maravillosa y pintoresca venezolana.

Mi esposa me decía, y todavía me dice, “Cada día nace un pendejo.”

Es solo en los últimos meses, después de muchos años, que empiezo a entender lo que significa esta expresión, y solo por el hecho de que me he demorado tantos años en entenderlo, tengo que concluir que de verdad soy un pendejo.

Hoy encontré algo en el internet que dice lo siguiente:

Arturo Úslar Pietri … Decía que "inventaría un sistema educativo y moral que permita erradicar del alma venezolana la viveza criolla: ¡Una de las grandes tragedias de este país! Y es que en 99.5% de los hogares venezolanos existe el mito de que el héroe es el `vivo´, es decir, un sujeto inescrupuloso que no vacila en echarle vaina a cualquiera, porque él es más vivo que los demás". Este es un problema tan grave que el ilustre Arturo Úslar Pietri, el cerebro más organizado de Venezuela, fundó la orden de los PENDEJOS para reivindicar a los honestos y a los buenos, porque ser "pendejo" en Venezuela es ser honrado, trabajador y anticorrupto.

Aquí donde vivo en un pueblito andino en Táchira, donde me complace mucho y vivo tranquilo, existe mucha envidia y mucha viveza. Cada vez que empiezo algún proyecto, parece que alguien trata de sabotearme. Pero no me molesta. He vivido tantas cosas en mi vida que ya casi nada me molesta, aun el hecho de ser, al parecer, un pendejo.

Mas que nada encuentro muy cómico el asunto.

Hace unos años, porque yo andaba caminando por las calles de madrugada, como lo hago regularmente, la gente del pueblo me acuso de ser drogadicto, algo que solo supe a los seis meses. Después, durante el tiempo que mi esposa hacia un contrato en otro país, y ya que no me veían con otra mujer, me escribieron “Pato, Pato” en el portón del taller donde vivo. Hace unos meses empecé a vender algunos productos a muy buen precio, es decir, a precios solidarios, pero de repente, hace poco, después de haber desarrollado una base de clientes solida, perdí todos mis clientes. De verdad no se lo que estará pasando, no se que habrán inventado ahora, ¿sera que ahora, además de ser drogadicto y “pato,” también soy, no se, un brujo, hijo de satanás?

¿O será que de verdad soy un pendejo?

Lo que me vino a la mente es lo siguiente: Si un pendejo es una persona honesta, buena, honrada, trabajadora y anticorrupta, y si la mayoría de los venezolanos hemos crecido con el concepto de que “el mas vivo vive mejor,” que equivale a decir, “el mas pendejo vive peor,”entonces, ¿como hacemos los chavistas para sobrevivir?

El chavismo tiene que ver con la honestidad, con el trabajo, con ser honrado, anticorrupto, tiene que ver con el compartir, con el humanismo, con la verdad, con la solidaridad – no con la viveza –no con el engaño y la mentira – no con el individualismo o la envidia– no con el sabotaje.

Pero soy chavista …

¿Entonces?

Debe ser que soy un pendejo.

oscarheck111@yahoo.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 4797 veces.



Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

Visite el perfil de Oscar Heck para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: