Esta semana conmemorativa del Golpe de Estado y la masacre del 11, 12 y 13 de abril fue ejemplar para, al menos, intuir el talante de la élite de la oposición venezolana.
Ni en la más diabólica y pesimista de mis predicciones hubiera planteado que la derecha huiría de tal modo hacia adelante, utilizaría un nivel tal de eufemismos, ironías y sarcasmos para tratar lo imposible: hacer olvidar al pueblo venezolano la felonía de ese Golpe y esa masacre.
Ya el domingo 8 de abril El “Nazi-@nal” colocaba en su primera página que esa semana se conmemorarían diez años de aquellos “eventos” que “profundizaron” las “divisiones” entre los “venezolanos”. Vaya qué manera de darle un zarpazo a la memoria colectiva a partir de eufemismos. Antes negaban el Golpe diciendo que era simplemente un “vacío de poder”. Ahora ellos mismos desconocen el supuesto “vacío de poder” al llamar vagamente lo ocurrido “eventos”.
No me cabe la menor duda: como lo afirmó el poeta Mario Benedetti “el olvido está lleno de memoria”.
Y es que se trata de una amnesia programada, calculada, alevosa de una oposición que, en informes secretos de finales de marzo, le planteaba a Capriles lo duro que sería afrontar, una década después, el recuerdo de todo un pueblo durante ese mes de abril que estaba por comenzar.
La estrategia que pusieron en práctica para coartar la memoria colectiva de un pueblo, que no tuvieron escrúpulos en masacrar, la vio todo un país: huir hacia adelante.
Fue así como la amnesia, la ironía y el sarcasmo se apoderaron del candidato, del Comando Tricolor y (lo que queda) de la MUD, llevándolos a hacer uno de los papelazos más grande de su corta historia.
Al candidato amnésico sus asesores le hicieron decir una sarta de declaraciones que escuchamos atónitos las venezolanas y los venezolanos.
Por ejemplo, a través de una especie de silogismo aristotélico, propio del primer año de lógica filosófica, Capriles quiso resolver su no-participación en el Golpe:
“Los golpes los dan los militares. Yo no soy militar. Ergo, yo no di el Golpe”.
Al ver sus asesores que la estrategia de la amnesia no calaba en un pueblo decidido a recordar y conmemorar sus caídos, recurrieron a la ironía y el sarcasmo, haciéndole decir a su candidato pinocho y pitufo:
“Todo 13 (de abril) tiene su 7 (de octubre)”.
La frase no sólo es infeliz, desde el punto de vista de la retórica política ciceroniana, sino más aún risible, desde la lógica de la filosofía política de Popy.
La respuesta se la dio el mismo pueblo en una manifestación multitudinaria, en la que a través de la voz del mismísimo Chávez le respondió #AhMuchachoPaBobo. Frase que dio la vuelta al país en pocos minutos y se convirtió en el tema más comentado incluso en las redes sociales.
Una vez más las maquiavélicas metodologías de Marketing político de los sesudos asesores de un candidato que repite como un lorito preguntón, fueron echadas por la borda en cuestión de segundos por un pueblo que “perdona pero no olvida”.
Dudo que el candidato opositor, su comando de campaña y (lo que queda de) la MUD puedan recuperarse del duro sacudón moral que le dio la semana pasada el pueblo, a través de su testarudo recuerdo de aquel Golpe y aquella masacre.
Hay que decirlo, el pueblo venezolano respondió a la ironía y el sarcasmo de los asesores de Capriles con la poesía de Benedetti: “la memoria escoge qué olvidar”…
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Miguel Ángel Pérez Pirela, Ph.D.
Instituto de Estudios Avanzados (IDEA-MPPCTII)
Director del Area de Sociopolitica y Cultura
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