Para quienes como simples ciudadanos nos acercamos a los sitios, epicentro de la reconcentración chavista, fundamentalmente en Caracas, muy específicamente en el Fuerte Tiuna, nos queda plasmado en la mente el intentar aferrarnos a una esperanza que de la noche a la mañana nos la quitaban y se hacía remota la posibilidad de volver siquiera a soñarla; sin duda el ambiente era algo así como un ratón moral, sin aditamentos etílicos, solo el sueño, el poco dormir de aquellos días nos mantenía en una especie de adormecimiento incomprensible y a la vez unas ganas enormes de expresar al mundo lo bravío de un pueblo unido…un mar de contradicciones recorría nuestros cuerpos, era una mezcla de nostalgia y rabia con las ansias inusitadas por rescatar lo que consideramos desde siempre nuestro, al comandante Chávez. No obstante, el rugido del pueblo, su fe infinita en el comandante nos hacía soñar con un pronto retorno de éste, allí se expresaban los sentimientos más nobles de las madres que sentían en sus entrañas que el líder estaba próximo a regresar, a pesar de la despiadada contra-información burguesa.
Para uno era difícil comprender aquello, sin embargo, la adrenalina era tal que había algo en el fondo que nos hacía confiar en aquella gente desbordada que sentía en sus vísceras que podíamos triunfar y regresar al comandante. Quizás lo razonable no era pensar así, pero si se expresaba una fuerza telúrica que no se podía diferenciar entre los simples deseos o la convicción…a pesar de ver y oír a un grupo de jóvenes oficiales, algunos soldados que con sus gestos expresaban simpatía por aquel reclamo popular, la realidad, al menos en la mañana, era que no se sabía dónde estaba el comandante, a ciencia cierta solo se manejaban rumores de expresiones populares idénticas a las allí existentes.
Lo cierto es que, cuando los pueblos asumen a alguien como sus líder y guía, logran establecer un vínculo que va más allá de la familiaridad con que se ve al luchador vencido en medio de la batalla, aunque sea temporalmente, lo de Chávez no se trataba de un mero sentimiento de solidaridad por el débil, se percibía allí algo mucho más profundo, un sentimiento de esperanza que se traducía en el liderazgo de Chávez y su ascendencia en un pueblo que se jugó a Rosalinda y tomó la determinación de ir a las calles para no regresar jamás.
Al día de hoy, en medio de un año electoral, la derecha intenta hacer méritos para siquiera llegarle menos de treinta puntos por debajo a Chávez, pareciera que todo indica que el comandante obtendrá un porcentaje muy por encima del 60%, esto colocaría a la oposición en una muy mala situación de justificar los voluminosos recursos obtenidos por parte de sus financistas imperiales. También se les hará mucho más difícil justificar sus pretendidas acciones golpistas que intenten reeditar un abril de 2002, partiendo del hecho de un supuesto “fraude” electoral. Eso no quiere decir que no lo intenten, es su naturaleza, la de pretender acceder al poder en medio de una brutal dictadura, ya lo hicieron en 2002, no deberíamos tener duda que lo intentarán reeditar nuevamente aunque tengan muy pocas probabilidades de éxito. Recordemos que en la oposición existe la necesidad de justificar ingentes cantidades de recursos erogados de los mecanismos de financiamiento imperialista.
Abril de 2002 trajo consigo momentos aciagos ciertamente, no obstante, también trajo consigo la concreción en la práctica de la unidad cívico militar en función de propinarle una aplastante derrota a la oligarquía venezolana apoyada e impulsada por los mecanismos imperialistas.
No es extraño que a los políticos de la derecha no les guste que el pueblo celebre estas fechas; en cada celebración su frustración aflora, más aún cuando se observa un binomio perfecto y una interrelación mucho más amplia entre los soldados de la patria y el pueblo. El solo hecho de que los soldados venezolanos hayan asumido los principios bolivarianos los convierte en soldados para la transformación, la libertad y la justicia. Es incompatible hablar de un soldado bolivariano y no hablar de un soldado del socialismo al mismo tiempo. Así como las clases dominantes nos ocultaron la esencia socialista de los postulados de Cristo, igualmente pretendieron ocultarnos el bolivarianismo y su estrecha relación con el socialismo.
En 2002, ni siquiera en los discursos del comandante se hablaba de socialismo, no porque él no lo fuera, al contrario simplemente transitábamos una etapa donde aún no era conveniente hablar de ello. Como lo afirma Alí Primera… “demasiada claridad encandila”, en efecto, y eso lo detallaba recientemente Chávez, 2002, ni siquiera habíamos comenzado a desmontar el aparataje político capitalista.
Diez años después la realidad es otra, aunque, tal como lo recomienda el propio comandante y periodistas como José Vicente Rangel, no podemos descuidar al enemigo, así como nos hemos fortalecido, hemos ajustado la brújula, el imperio hoy dedica mucha mayor atención a los planes desestabilizadores. Tal como leemos en los twits de los palangristas de siempre, como no pudieron montar el show con Makled, ahora intentarán hacerlo con Aponte, el magistrado que fuera expulsado por, precisamente entregar carnets a Makled. Ya el inefable Roger Noriega lanzó lo que repicó Bocaranda y el otro asociado a los narcos y su patilla, Alberto Ravell, en torno al caso de este ex magistrado corrupto. Ellos harán su show mediático…las expresiones de amor del pueblo a la revolución en este mes de abril los dejó completamente drogui y buscarán generar matrices de opinión que rompan con el calor inmenso expresado al comandante en distintos actos en todo el país y el mundo. No lograran manipular a una masa de pueblo cada día más consciente, sin embargo, observando los análisis que Miguel Angel Pérez Pirela el pasado lunes 16 de los corrientes, en donde nos enseña la propaganda majunche en el exterior, y el mecanismo de rebote “informativo” en donde, con una información salida del Zulia, ésta la toma AFP y luego retorna al país como si formara parte de un “sesudo análisis” hecho en el exterior.
Da la impresión que los planes mediáticos de la derecha y el imperio están dirigidos a “preparar” una “comunidad internacional” para generar la desestabilización contra la revolución bolivariana desde afuera. Lógicamente esto choca con la realidad mostrada por el imperio en la reciente cumbre de las Américas, en ella los EEUU y Canadá quedaron completamente aislados de la realidad Latinoamericana, a tal punto que gobiernos de derecha se vieron en la necesidad de condenar el criminal bloqueo que ejerce la impotencia imperial contra Cuba.
En medio de este contexto podemos concluir que, a pesar de tener consciencia de los planes desestabilizadores del imperio y los apátridas continúan, aún con más fuerza, el 13 de abril de 2002 parió un binomio indestructible… Pueblo-Ejército.
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