El video “Caracas ciudad de despedidas”, que circuló pocos días en la red, es un intento más de la derecha plutocrática y pro imperial de captar la atención de jóvenes clase media.
El eje central es la presencia de un grupo de muchachos caraqueños, que muestran sus frustraciones y manifiestan sus deseos de abandonar el país.
En el libro “Abril sin censura”, Germán Sánchez Otero, describe una reunión en la que Chávez expresa: “– Hay dos cosas nuevas que distinguen la conducta actual del pueblo en comparación con la campaña de 1998. Lo primero es la nutrida presencia de niños y adolescentes en todos los actos, y al paso de la caravana,... Niños que gritaban “Chávez, Chávez, Chávez...” y con su alboroto me decían sin palabras: “somos la nueva Venezuela que ha comenzado a crecer”…Y lo segundo, cuéntale esto muy bien a Fidel, es la reiterada imagen del Che en todas partes…”
Desde el episodio descrito por Sánchez Otero, han transcurrido 10 años, esos niños y adolescentes van a votar el próximo 7 de octubre. Dos millones cuatrocientos mil jóvenes entre 18 y 23 años aparecen en el CNE, representando un 13% del total de inscritos.
Caracas ciudad de Despedidas, tiene múltiples lecturas y propósitos. Uno es tratar de neutralizar la energía y la vitalidad del chavismo joven, utilizando códigos propios de la juventud.
La escuela conductista que sirve de guía a la nomenclatura política de los EEUU, a través de Watson, considera que la conducta es real, objetivo y práctico, y la conciencia abstracta y fantasiosa, y que se puede influir en ella de acuerdo a un estimulo. El uso del lenguaje, la recreación de la fiesta nice, la vestimenta.
Otro es generar controversia utilizando los principales argumentos de la campaña opositora desde la óptica juvenil. En este caso el tema resaltado es la inseguridad.
El tercer propósito es presentar nuevos líderes del sector juvenil. Tal vez algunas de las respuestas al video, se diseñen en un laboratorio de guerra psicológica, cuyo objetivo es preparar dirigentes juveniles para que se pronuncien en las redes sociales, si hace falta su convocatoria.
En las últimas elecciones la abstención ha crecido porcentualmente más que los actores políticos. Un alto porcentaje de ese crecimiento tiene entre 18 y 28 años. Sin duda que ese target representa un manjar para cualquier fuerza política.
La oposición en Venezuela sigue apostando a controlar el movimiento joven, ese sector genera adhesiones sentimentales, y siempre lleva las de ganar , cualquier conflicto en los tiempos modernos se libra primero en los espacios virtuales del discurso o como decía, Napoleón “La opinión pública es un poder al que nada resiste”