“Martí no murió en Dos Ríos,
más bien comenzó a vivir:
él sólo cambió al morir
de formas y de atavíos.
Él combate en nuestros bríos,
él madruga en nuestra luz,
él es flor junto a la cruz
de nuestras tumbas obreras;
él es palabra en Guiteras
y victoria en Castro Ruz”. 1
Yo conocí a Martí, por otro genio. Nada más y nada menos que en el verbo poético de Aquiles Nazoa cuando en mi casa de Los Palos Grandes, un 19 de mayo, hace más de 50 años, el escritor venezolano brindó una conferencia magistral “Cuba de Martí a Fidel Castro” , a un numeroso grupo de revolucionarios convocados por el “Comité de Defensa de la Revolución Cubana” que presidía para entonces, en Venezuela, mi progenitora Margot García Maldonado de Briceño. Eran los tiempos represivos de Rómulo Betancourt y del delirio del pueblo venezolano deslumbrado por la hazaña revolucionaria martiana de Fidel Castro con los barbudos de la Sierra Maestra. Aquella visión martiana y fidelista de Aquiles, en la cual resaltaba la estrategia de la lucha armada, la coherencia histórica de Cuba y la fidelidad al pensamiento internacional de Martí, se reafirmó en Venezuela años después en el “Movimiento de los Poderes Creadores del Pueblo, Aquiles Nazoa”, por la defensa nacional y continental de nuestra identidad cultural que fue un compromiso de honor contraído por los revolucionarios, hoy más vigente que nunca, por cumplir sin desviaciones, sin debilidades y con firmeza ese mandato monumental que nos dejaron Bolívar y Martí de hacer realidad los conceptos de “La patria es América” y de “Nuestra América.”
El concepto antimperialista del proceso revolucionario venezolano asumido desde el 2002 por el Presidente Chávez, la realidad del ALBA y la perspectiva de nuestra América independiente forman parte de los desafíos por la defensa nacional y continental de nuestra cultura y de nuestra historia. La memoria martiana está sólo a salvo, por ahora, en Cuba porque es el único territorio liberado del capitalismo y del imperialismo, en el mundo. Ese milagro obedece, según Aquiles, a la impecable continuidad ideológica en el pensamiento de los revolucionarios cubanos desde Martí a Fidel Castro: por Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras y Pablo de la Torriente. Cuba tiene la particularidad de su coherencia histórica. No es una casualidad que el intelectual martiano más insigne, según Ramón Losada Aldana, haya sido nada más y nada menos que Secretario General del Partido Comunista Cubano, Juan Marinello. Hecho éste que explica, entre otras cosas, el por qué el PCC fue el único en el mundo que no calificó de burguesa la gesta emancipadora de Bolívar según la equivocada apreciación del propio Marx.
La decisión de Martí al protagonizar la organización de la guerra en Cuba es fundamentalmente un acto de profunda reflexión ideológica, recuérdese que para la segunda mitad del siglo XIX era Martí el Latinoamericano más culto de nuestro continente, aquella iniciativa tuvo el claro e inequívoco significado conceptual de una estrategia correcta que la vivió después intensamente Guiteras y la convirtió en victoria Fidel Castro. Los creadores populares del pueblo cubano con su sabiduría poética lo expresan así:
Por tierras de Jiguaní, /en alto el fusil llameante,/vi pasar al comandante /de la mano con Martí./ Y el apóstol dijo así / con verbo tan propio de él: /porque fuiste el timonel /del porvenir del cubano, /más que un padre soy tu hermano; / ¡yo estoy contigo, Fidel!/ 2
La estrategia de la lucha armada es una gran enseñanza de Bolívar, de Martí y de los revolucionarios cubanos para la emancipación de nuestra América.
La invasión imperialista a Libia, la más reciente de las fechorías del Pentágono y de la OTAN, nos deja una experiencia muy dolorosa, en nuestros días, sobre la amenaza militar norteamericana y europea. No son productos de la fantasía las bases militares norteamericanas instaladas en algunos países latinoamericanos y del Caribe con el consentimiento de los gobiernos súbditos del imperialismo, para dominar a nuestros pueblos que luchan por conquistar la libertad plena y su soberanía.
Hay otros peligros de dominación imperialista para hacernos dependientes de Washington, por la vía pacífica, sin necesidad de intervenirnos con su fuerza invasora. La derecha internacional, obediente al Departamento de Estado, en nuestra América adopta modelos alternativos engañosos para contraponerlos a las ideas martianas y bolivarianas ya concretadas en uniones antimperialistas como la ALBA que es el embrión de la patria grande.
Ha quedado al descubierto aunque, según Martí, en política lo real es lo que no se ve, la intención del imperialismo para continuar su política hegemónica sobre nuestra América con nuevas formas de dominación innovadoras, más sutiles y más inteligentes que la OEA, a las cuales habrá que resistir en defensa de nuestra identidad histórica y de las auténticas ideas emancipadoras de Bolívar y Martí. Nos quieren imponer ahora un Panamericanismo sin la presencia física de los EEUU, un modelo de Conferencia Internacional Americana o de Conferencia Monetaria Internacional donde no esté el representante personal del gobierno norteamericano porque en pleno siglo XXI ya no les hace falta. Hay muchos presidentes pitiyanquis en nuestros países ante quienes Rómulo Betancourt, Pepe Figueres y Muñoz Marín serían ahora unos niños de pecho.
El Departamento de Estado confía plenamente en sus lacayos de las oligarquías latinoamericanas actuales, capaces de inmolarse en defensa del capitalismo. La perversión exacerbada de la democracia burguesa funciona como la economía de mercado de la política, todo se supedita al pragmatismo electoral y pasan a un segundo plano ideas y valores históricos como los expresados en sus vigentes crónicas para la Nación de Buenos Aires, escritas por el propio Martí, a propósito de la Conferencia Internacional Americana reunida en Washington en 1889:
“Los peligros no se han de ver cuando se les tiene encima, sino cuando se les puede evitar. Lo primero en política es aclarar y prever. Sólo una respuesta unánime y viril, para la que todavía hay tiempo sin riesgo, para libertar de una vez a los pueblos españoles de América de la inquietud y perturbación en que les tendría sin cesar, con la complicidad posible de las repúblicas venales o débiles, la política secular y confesa de predominio de un vecino pujante y ambicioso, que no los ha querido fomentar jamás, ni se ha dirigido a ellos sino para impedir su extensión, como en Panamá, o apoderarse de su territorio , como en México, Nicaragua, Santo Domingo, Haití y Cuba, o para cortar por la intimidación sus tratos con el resto del mundo, como en Colombia, o para obligarlos, como ahora, a comprar lo que no se puede vender”.
Si hay claridad en los conceptos bolivarianos y martianos sobre la política internacional de nuestra América no debería haber dudas sobre el riesgo de sentarse alrededor de una mesa con el amo o hacerlo con sus vasallos incondicionales, llámense Santos, Lobo, Calderón, , Piñera, Chinchilla o Martinelli presidentes de Colombia, Honduras, México, Chile, Costa Rica y Panamá respectivamente o cualquiera de su calaña cuya naturaleza sea la del alacrán, o sea picar a quien le tienda la mano si no es de su misma especie. El verdadero concepto de integración bolivariana es la de unión entre naciones soberanas que no obedezcan a la tiranía del imperialismo aunque cada una administre su libertad y soberanía de acuerdo a sus características específicas. También advertía Martí en la Revista Ilustrada, New York mayo de 1891: “Decir unión económica, es decir unión política”
La doctrina bolivariana y martiana es y será un compromiso ideológico de los revolucionarios para continuar dando la batalla de las ideas y rescatar al Bolívar secuestrado por la oligarquía en la academia institucional dominada por la ideología de ultraderecha. De la misma manera reivindicar el concepto antimperialista creado por Martí para la liberación de nuestra América para incorporarlo creativamente a la conciencia fecunda de las grandes mayorías venezolanas.
Martí es posiblemente el revolucionario más culto que parió nuestra América a finales del siglo XIX y si a él unimos los nombres de otros hombres cultores del pensamiento revolucionario, por nombrar sólo algunos, Juan Marinello en Cuba, Neruda en Chile, Jorge Amado y Paulo Freire en Brasil, Simón Rodríguez y Aquiles Nazoa en Venezuela, Aníbal Ponce y el CHE en Argentina, Mario Benedetti y Galeano en Uruguay y José Carlos Mariátegui en Perú, sólo algunos de los centenares de intelectuales inscritos en la corriente socialista del continente, podemos comprender el grito fascista de “Muera la inteligencia”. Martí es hoy patrimonio intelectual de la humanidad y al lado de Bolívar son los fundadores del concepto emancipador de nuestra América. Ya no sólo es el autor intelectual de la Revolución Cubana cuyo nombre lo colocó Fidel en la cumbre de la victoria histórica de su pueblo, Bolívar y Martí son mucho más, están en la mente y en el corazón de las vanguardias revolucionarias de los pueblos del continente que luchan por la emancipación del capitalismo y de las cadenas impuestas por el imperialismo.
En el documento jurídico, “La Historia me Absolverá”, Fidel refiriéndose a Martí nos conmueve profundamente en su propia defensa por el asalto al Cuartel Moncada cuando deja la idea de un compromiso inmortal para todos nuestros pueblos de Latinoamérica y el Caribe:
“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo era rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria . ¡Cuba que sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol.”
HOY GRITAMOS CON EL PUÑO EN ALTO PARA EL COMBATE: ¡NUESTRA AMÉRICA, QUE SERÍA DE TI SI DEJAS MORIR A BOLÍVAR Y A MARTÍ!
QUE VIVAN BOLÍVAR Y MARTÍ!!!
VIVA LA DIGNA REBELDÍA EN NUESTRA AMÉRICA!!!
NOTAS
1 Aquiles Nazoa: De Martí a Fidel Castro, Caracas, Ediciones Populares de Pensamiento Vivo, C.A. Edición Única, 1961. El autor expresa en su escrito la letra de un Punto Cubano.
2 idem. El autor cita una expresión poética del pueblo cubano
*Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.
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