Opositores, muchos de los cuales han gastado sacos de levadura tratando de hacer crecer a un candidato como Henrique Capriles Radonski, insisten en poner en entredicho el triunfo del presidente Hugo Chávez, con el argumento de que no se encuentra en condiciones de realizar una campaña electoral por su delicado estado de salud.
Al respecto han esgrimido cualquier barbaridad que no voy a repetir, porque lo más importante es explicar ¿qué es para la oposición una campaña electoral?, y ¿qué es para la revolución? He allí el núcleo del asunto.
La campaña electoral de la oposición y para muestra un botón: es lo que lastimosamente hace Capriles Radonski: Mentiras y más mentiras. Odio y más odio escondido en una sonrisa a flor de piel. Andar de casa en casa sin ningún discurso ni proyecto. Promesas a granel sin fundamento. Publicidad con obras maquilladas de un trabajo que nunca hicieron. Rechazo al deporte. Saludo efusivo a Pastor Maldonado cuando en el fondo desean quitarle el patrocinio de Pdvsa; igual rabia le tenían al Inca Valero por ser chavista. Acuerdos con la burguesía enemiga del pueblo. Pactos con las facciones golpistas que quieren derrocar al comandante. Regreso al pasado, a ese pasado que plagó al país de hambre y miseria.
Capriles no hace un planteamiento novedoso y pretende avanzar sobre la gestión revolucionaria. Argumenta que va a mejorar las misiones de Chávez e inventa la propuesta de una ley. No se refiere a la Gran Misión en Amor Mayor directamente, pero le coquetea con una falacia que llama “segunda oportunidad”, para las personas de la tercera edad. Le dice al pueblo: “lo tuyo es tuyo y nadie te lo puede quitar” en referencia a una propiedad privada que fue la revolución quien la profundizó en el país a favor de los más necesitados”; pero él le saca provecho, confunde, porque en realidad respalda a los poderosos, a los terratenientes con grandes extensiones de tierras ociosas. Al candidato de la MUD sólo le falta decir que es hermano de Adán Chávez y que le encanta el pisillo de chigüire y el dulce de lechosa.
Tiene un discurso ambiguo más que evidente. Asegura que producirá más de 3 millones de empleos en el país por un lado y, por otro, critica a la LOTTT que reivindica a las mujeres embarazadas en el trabajo y devuelve las prestaciones dobles a los obreros y empleados, entre otros beneficios sustanciales. Garantiza seguridad y el estado donde es gobernador se encuentra entre las regiones con mayor índice delictivo. Habla de un gobierno de paz, sin violencia y agrede a los periodistas que no le son afectos y todavía conserva la escalera del asalto a la embajada de Cuba. Casi se le salen las lágrimas delante de la gente por las necesidades del pueblo y es capaz de botar las cartas que las personas más pobre le ponen de corazón en las manos pidiéndole ayuda.
Ese tipo de campañas funcionó en la IV República y quizás le podría funcionar todavía a la oposición, pero no con Capriles; este candidato es demasiado malo, pésimo. Hay dudas en la misma Mesa de la Unidad Democrática de que sea realmente el hombre que termine enfrentando a Chávez.
En cambio, una campaña en la revolución es una campaña de obras, hecha por un candidato consciente de que lo primordial es el pueblo. Y para eso no debe andar con una cuchara ni un bloque en la mano a medio sol como sugieren sus enemigos, sólo tiene que haber un proyecto claro de país, como en efecto sucede con el proceso revolucionario que se desarrolla en Venezuela. Y la cuestión funciona.
Veamos una ínfima parte de ese iceberg mollejuo que es la obra del Gobierno revolucionario en este país: según cifras aportadas por el Ministro del Poder Popular Para la Comunicación e Información, Andrés Izarra, la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) ya totaliza 200 mil casas entregadas entre 2011 - 2012. Y la meta para este año es llegar a 350 mil. “Este es el verdadero casa por casa, lo demás son majunchadas”, dijo a través de su cuenta Twitter y así lo creo yo y pienso que lo asume la población.
Ahora bien, es de resaltar que la Gran Misión Vivienda Venezuela se unió a la Gran Misión Saber y Trabajo. ¿Cuáles son los beneficios? De acuerdo a lo expresado por Ricardo Menéndez, vicepresidente del gobierno para el área económico-productiva, 32 mil venezolanos fueron convocados a los espacios de formación de la Misión Saber y Trabajo y de este total, casi la mitad se incorporó al sector de la construcción y hace las casas que la revolución entrega casi todos los días a lo largo y ancho del territorio nacional.
Los incorporados reciben una beca-trabajo que les permite recibir un salario mientras dedican parte de la jornada a continuar su formación, como forma de compensar su labor y mejorar sus condiciones de vida.
Yadira Córdoba, vicepresidenta para el área social, indicó igualmente que a la fecha hay casi 2 millones 400 mil registrados en las misiones en Amor Mayor e Hijos de Venezuela. “La Hijos de Venezuela tiene alrededor de un millón 280 mil personas registradas, mientras que en Amor Mayor hay un millón 200 mil censados de las cuales 300 mil reciben su pensión equivalente al salario mínimo”.
El presidente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), Carlos Rotondaro, precisó, en referencia a la Misión en Amor Mayor, que solamente en el Zulia hay 16 mil favorecidos, ¡ve qué molleja!...Boche clavo pa’ todo el mundo. Y aún quedan muchas, muchísimas misiones más por nombrar, la mayoría.
Así es que se hace campaña electoral, no con promesas y mentiras sino con obras y hechos concretos. ¡Viva Chávez!
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