Cosas no Contadas

Reunión en la Mesa

Eran la doce del medio día y aun así no se habían puesto de acuerdo quien dirigiría la reunión en la mesa… Uno de los invitados llego con la de ayer, oliendo a caña y los ojos rojos de la amanecida que se había pegado. El susodicho dijo empiecen esta vaina porque tengo sueño y me quiero ir. Por allá le contesto una señora que también había sido invitada cállate beodo, usted ha desprestigiado el honor de esta selecto grupo de personas sagaces y competentes.

Ya la impaciencia había colmado a las personas “inteligentes” que se agolpando una tras una para empezar el conclave. Bueno señores debemos elegir el director de debate –dijo el mesero que pasaba por ahí- Si es verdad…. El director de debate – dijo un tipo con barbita con anteojos redondos con pinta de intelectual- Yo propongo al Matute, dijo la señora que limpia los baños del salón donde estaba previsto el zafarrancho. Quien es ese tipo? Yo no conozco al Matute expresó un gordo que parecía empresario o banquero. Dale pues empecemos señor Matute aprobó una señora bien maquillada con alhajas de oro. Y donde esta ese Matute se preguntaron todos los asistentes… y quien carajo es? De pronto salió un señor flaco con la ropa raída y dijo; Yo soy el Matute, personaje que ustedes necesitan para dirigir esta reunión.

Bueno… indicó Matute, el que quiera intervenir tiene que bajarse de la mula. Aceptamos cheques conformables, tarjetas de crédito y debito o en efectivo. Alcen la mano el quiera iniciar para anotarlo. Pero primero tiene que someterse a las clausulas que hay sino lo hace queda fuera y lo echamos de aquí como un perro. Todos los presentes se miraban sorprendidos. El que quiera despellejar al otro aquí presente le esta permitido decirle diez palabras medio obscenas, cinco mas o menos y dos bien cargadas.

Protestamos…  se oyó al unísono. Esto es una dictadura! Gritaban todos. Aquí no hay democracia. Yo digo lo que me da la gana aquí y adonde sea… vociferaba una dama con una franela con la bandera nacional al revés y con siete estrellas. Otro con una cara de lobo hambriento refunfuñaba… es verdad aquí no hay libertad de expresión, lo que quieren intervenir  tienen que jalarle a esa cúpula mediocre que hay aquí de puros viejos fracasados que se lo quieren tirar de gran vaina… lárguense, váyanse pal cipote y además hay que pagarles. Fuera, fuera! Berreaba uno de ellos que estaba parado, por que solamente había sillas para los “inteligentes”.

Matute por orden de uno de los inteligentes les grito; aquí los que mandamos somos nosotros y ustedes tienes que sujetarse a lo que decidamos. Además, todos acá reunidos son una partida de incapaces, muertos de hambre, imbéciles, idiotas, bobalicones, tarados que si no son orientados por nuestras ideas serian un desastre. Aquella intervención desato la ira y el odio -común en ellos-  que comenzaron a decirles improperios a los hombres “inteligentes” lanzándole el agua de la poceta que era lo único que les podía tirar porque estaba inscrito en las clausulas de la Mesa.

Vámonos, vámonos de aquí que ni siquiera agua nos dieron estos desgraciados. Un joven con cara de sifrino con tatuajes en el cuerpo de un puño cerrado que decía libertad, emprendió a partir los vidrios en represalia por semejante desdén que les habían hecho  a su grupo que ni los tomaron en cuenta. Para las próximas guarimbas no nos llamen decían. Me vengo del extranjero para participar acá y miren lo que hacen estas cúpulas podridas, así no se puede gobernar. Mira ese viejo que esta ahí parece una momia, se refería a uno de los “inteligentes” que presidia la mesa. Yo no se como vive ese tipo que tiene mas años que Matusalén, obvio ósea es increíble,  ripostaba una chica con la bandera norteamericana. Al final todos se fueron retirando y el portero les recordaba están invitados para la próxima reunión, se les informará y convocará con tiempo.

susenoria@hotmail.com



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Marco Pedraza


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