El quid de la sociedad no son las personas sino la unión de las personas; he ahí que se ponga el acento en uno u otro individuo o acaso en todos, y eso hace la diferencia.
He ahí confrontar egoísmo contra solidaridad, o uno o todos; o la élite o el pueblo en cambote; o capitalismo o socialismo.
He ahí la estrategia del mercado capitalista que, desesperadamente hace lo imposible para posicionar a Capriles ya no como tal sino como el “Flaquito” porque la figura de flacura es algo que está posicionado en la cabeza de casi todo el mundo como estereotipo de salud y de estética.
El enemigo imperial pretende llevar la confrontación política al terreno de la banalidad para embaucar a todos, y arrastrarnos a su terreno, distraer el sentido de la realidad y hacernos ver que decidamos la presidencia del país con la mayor reserva petrolera del Planeta Tierra -Venezuela- entre un flaco y un gordo, en vez de entre el más estelar Líder del Hemisferio Occidental y el menos apropiado desafiante.
Que Obama escoja al peor contendiente posible contra Chávez -Capriles- es para pensar.
Es que, a sabiendas de la imbatibilidad de Chávez, el imperialismo optó por quemar un gran fajo de dólares antes que quemar las naves; Capriles es un distractivo, una añagaza circunstancial dispuesta en sus planes contra las instituciones del Estado Venezolano; así que hay que manejar el tema con inteligencia y descifrar el trasfondo.
Y, aunque no obstante, más allá o más acá de Capriles tampoco es visible un contrincante de peso –a las sombras- hay que estar moscas y dispuestos para darles una patada en el culo.
Ego (ismo) de alias “El Flaquito” es tan –evidente- desmesuradamente gordo, que ni Botero podría encuadrarlo -(en un cuadro, diría Rosales)-.
oceanoatlanticoguillermo@gmail.com