¡Eso sí!: lo que es igual no es trampa. El aspirante de la burguesía debe explicarle al país por qué se desmaya, tal como la gente de la mal llamada Mesa de la Unidad Democrática se lo exigía a Chávez con relación a su lesión cancerígena.
Aunque los males de la salud no tienen que ver con la edad; de acuerdo con las leyes de la vida, salvo las excepciones, obviamente, un hombre a los 40 años debe ser una persona joven, sana, fuerte, enérgica, pero Capriles se rodea de gente y de pronto le da un patatús y no se sabe por qué.
Lo que más me hace pensar en que Capriles Radonski debe aclarar su situación es que como candidato insiste en comportarse como un atleta; camina kilómetros, pregona que tiene chocolaticos, que está flaquito y ágil, que posee fortaleza para ir de casa en casa por el país y dime de qué presumes y te diré de qué careces…
Habla - insisto yo ahora-, como si los pueblos eligieran a sus mandatarios para competir en las olimpiadas. Países como Venezuela requieren presidentes pero que ejerciten el cerebro, cuestión que todavía no ha podido demostrar Capriles.
Existen entonces una serie de hechos que hacen sospechar de la buena salud del aspirante como persona joven; no sé hasta qué punto es normal que se le vayan las luces en público. En todo caso, ocurre que Chávez con su afección pélvica demuestra ser un hombre de acero y Capriles de plastilina
Ya para despedirme, mis amigos lectores, sólo les quiero plantear esta inquietud: yo observo que Capriles se ve pálido, ojerón, escuálido y no aludo al aspecto político sino al físico, ¿o serán ideas mías?