El partido de oposición Súmate llegó a Venezuela de su periplo por Florida con una tremenda resaca, provocada por la aplastante derrota que sufrieron junto al gobierno estadounidense en la OEA. Cuando el dolor de cabeza y la depresión amenazaban con arrebatarle su último suspiro, un amañado cable de la agencia Reuters (8 de Junio de 2005) en el que se aseguraba que los países del hemisferio habían logrado un "acuerdo en el monitoreo de las democracias", le permitió recobrar el aliento, mantener viva su retórica antichavista y continuar con su estrategia desestabilizadora, desestimando el contundente triunfo de Venezuela en la OEA, atacando al CNE para que les entregue la base de datos completa del Registro Electoral y así poder usurpar nuevamente sus funciones, y convocando a manifestaciones públicas financiadas desde el exterior.
De acuerdo a su vocero, Oscar Vallés (El Universal, 9 de Junio de 2005), el mismo que utilizó sus dos minutos de intervención en la OEA para defender la propuesta intervencionista de Washington, la Declaración de Florida significó un triunfo para la oposición porque se "consolidó un lugar para la sociedad civil organizada" y se "reactivó la Carta Democrática Interamericana", como si ésta no hubiese estado nunca operativa. Al coro de despechados se le sumó el furibundo antichavista Adolfo Taylhardat (El Universal, 9 de Junio de 2005), quien sostuvo que "el resultado final de la Asamblea de la OEA es mucho mejor que la propuesta que había presentado el gobierno norteamericano" ya que el "observatorio" propuesto por Washington, "habría sido más bien engorroso" y "sus decisiones... implicarían un proceso de negociación interna... que inevitablemente retardaría y entrabaría su necesaria eficacia." Para Taylhardat, la Declaración de Florida "le otorga al secretario general de la OEA atribuciones más amplias que las contempladas en la Carta Democrática", obviando que la propia Carta de la OEA protege el principio de no-intervención y el derecho a la autodeterminación. Igualmente, el "experto" Luis De Lion (Venezuela Analítica, 9 de Junio de 2005) aseguró que la Declaración de Florida, "sin que muchos aún se hayan dado cuenta, le otorga al Secretario General atribuciones que le permitirían ir del monitoreo al derecho de injerencia", lo cual bajo su lógica antichavista, tendría que provocar el derrocamiento del "régimen castrocomunista." A De Lion incluso se le ocurre recomendarle a la "ala izquierda de la oposición venezolana" darle la "bienvenida" al "espaldarazo de Bush a Súmate", tal y como se lo dio el presidente estadounidense a quienes hoy hacen gobierno en Irak, porque representa "un gesto de valor de parte de la mas grande y sana democracia del planeta." Pero quien rebasa las fronteras de la estupidez ilustrada es el también antichavista y ex "canciller", Fernando Ochoa Antich (El Universal, 9 de Junio de 2006), quien manifestó que los resultados de la Asamblea General de la OEA deberían hacer "reflexionar" al presidente Chávez por la "importante derrota de su política exterior."
Quizás en la negación de todo aquello que contradiga su percepción antichavista de la realidad política venezolana, sea donde radique la maldición de la oposición que no le permite levantar cabeza. Sus mas excelsos "analistas" no pudieron siquiera leer las paginas de El Universal (9 de Junio de 2005) donde se deja claro que el "mecanismo de supervisión" propuesto por Washington, "quedó reducido a una iniciativa de cooperación", o revisar al diario Miami Herald (8 de Junio de 2005), en donde el propio anticastrista Andrés Oppenheimer manifiesta que aun cuando el "monitoreo" de Washington para prevenir las dictaduras en la región era una "buena idea", la delegación estadounidense fracasó por utilizar una "errónea estrategia." La oposición también podría leer al New York Times (9 de Junio de 2005), en donde se señala que los países de América Latina y el Caribe "rechazaron el plan de Estados Unidos para monitorear la democracia" por tratarse de una algún tipo de "fuerza policial", y que mas bien prefirieron enfocarse en la lucha contra la pobreza y atacar los problemas relativos a la democracia "respetando el principio de no-intervención y el derecho a la autodeterminación", y "considerando, en cooperación con los gobiernos, las contribuciones de la sociedad civil", lo cual explica la tremenda resaca de Súmate y sus ganas de producir disturbios y guarimbas.
(*) Internacionalista
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