El gobierno estadounidense vive acusando al presidente Chávez, sin ningún tipo de fundamento, de ser el promotor de los movimientos desestabilizadores en América Latina, pero la verdadera fuente de desestabilización en la región, particularmente en Venezuela, es el propio gobierno del presidente Bush.
No es casualidad que después de haber recibido las "directrices estratégicas" de manos del propio presidente Bush y Condoleezza Rice, la organización de oposición Súmate que el 11 de abril apoyó entusiastamente a la breve dictadura de Carmona, convoque al antichavismo a las calles "para exigir elecciones transparentes", aunque seguramente se sume a la corriente extremista que llama nuevamente a la abstención en contra de la voluntad de miles de aspirantes que están dispuestos a medirse en la próxima contienda electoral.
Tampoco es coincidencia que demás sectores de la oposición golpista hayan comenzado una guerra de desinformación con la clara intención de "calentar la calle" y fomentar disturbios y guarimbas, en sintonía con las "recomendaciones" que recientemente hiciera el antichavista Luis Vicente León para que la dirigencia oposicionista denuncie la "amenaza de guerra y sacrificios económicos graves" con el fin de combatir el mas de 70% de popularidad que goza el presidente Chávez, según lo afirma su propia empresa encuestadora. A los ataques despiadados contra PDVSA, se le puede agregar la manipulación del diario El Universal sobre un informe de la Cepal referido a un supuesto "aumento de la pobreza"; la patraña del diario El Nacional al advertir sobre "alzamientos militares" basado exclusivamente en "fuentes anónimas"; las denuncias destempladas de la oposición catatónica sobre "violaciones a los derechos fundamentales" de políticos presos y criminales de primera categoría como Felipe "El Cuervo" Rodríguez; la alarma creada por desenfrenados antichavistas debido a una supuesta "ola de secuestros" de niños aunque no se haya registrado denuncia alguna; y la obstinada cantaleta del "castrcomunismo", esta vez en las escuelas, cuando en el fondo la oposición neoliberal busca la privatización del sistema educativo.
Mucho menos puede ser accidente que el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Wood, advierta sobre el "período complicado" que avanza sobre Venezuela, y que el general John Craddock, jefe del Comando Sur estadounidense, acuse a Venezuela de ser "una fuerza negativa" en la región" que pretende "cambiar las instituciones tradicionales" y "eliminar la separación de poderes", al tiempo que insinuaba la "situación desestabilizadora" que está generando en el hemisferio, donde "las desigualdades, la corrupción y la pobreza hemisféricas son el caldo de cultivo que llevan a estas amenazas", parafraseando así a su antecesor, el general James T. Hill, quien anteriormente había teorizado sobre la amenaza del "populismo radical".
(*) Internacionalista