Tu salud nos preocupa y eso que el mismo Noel se ha convertido en el mejor analgésico para ese tipo de dolores, es el Noel alborada que incluso reclama con fuerza ante las desviaciones o el Noel tuyo y el de nosotros que convertido en susurro llega esta mañana con las propiedades terapéuticas de su recuerdo, como una especie de “valeriana” moral y hace presente su verbo que te hace escuchar… Madre, hey, hey, despierta viejita, soy yo, Noel. Aquí estoy, no me iba a perder este día, pero eso si… para cambiarle el signo. No sabes cuánto me contenta cuando aquí me dicen que mi madre es la madre de todos por el temple, la brega, la terquedad puesta a prueba buscando mis huesos. Que pueden importar ya mis huesos, si bien importan viejita, lo que más importas eres tú, mamá, cuidándote más haciendo tus tratamientos, hace tiempo ya que me encontraste, enterrado, si… pero en medio de tu corazón, apenas si salgo de allí, una que otra vez en tus sueños cuando me sacas a pasear hablando de los horizontes que hay que perseguir.
Tu sabes, mama Zenaida que en el inventario de las cosas que hacen falta para construir la patria buena faltan ellos, tu Noel que es de nosotros, Chacón Lanza, Sorfanny, Cornelio y tantos más, aunque para no detenernos tengamos que decir, si no los tenemos busquemos sus recuerdos y la patria nos va a quedar igual de bonita. Sirve un hijo una madre un sobrino, un nieto de ellos para ir zurciendo la patria en bordado rojo ¡de qué color será el amor?.
Todavía nos asalta la poesía que es el único asalto bueno y mucho mas sin López Sisco para inundar iguales dosis de arrechera con ternura y que salga nuestro grito, ya para las madres, hermanos, sobrinos, nietos y se deje escuchar: Por los camaradas ausentes, decreta nuestra alma se brinde por ellos, alma adentro se pronuncie una rebelión de cariños reales ordenando que las lagrimas por un año más de su viaje no tengan otro significado que no sea el de un rio de esperanzas y ternuras inundándonos por ellos. Que los negrosluises, los mochuelos y cristofué no paren el canto y empiecen a volar los recuerdos y que el alma con sus mejores acordes nos traigan de vuelta los sueños de cada uno, en todos los pájaros, en todas las flores. Que las puticas moradas y todas las bellas las onces, aun las no sembradas “allanen” la escuela de ciencias de la UCV y alerten con sus gritos de colores, Noel está con nosotros, Noel está con nosotros. Vaya pues un homenaje hoy a los que nunca se fueron, a los que no supieron delatar- ante la risa sádica de Heredia Agosto, de Martínez Guerra y de Manuel Tirado (tus torturadores)- y se metieron, alma adentro, en el corazón de los que entienden la revolución más allá de la boina o el constante y sonante atractivo del cargo.
Vaya para Noel este credo terco que sirva para la hermenéutica del peligro: Creo en Noel, aquí en la tierra, como en la tierra, militante infinito, creador de la patria buena y la tierra nuestra, reivindicado sea su nombre, venga a nosotros su ejemplo, su ejemplo, su ejemplo… para vencer las tentaciones…
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