Lo que se llama “venezolano” es todavía un enigma por desentrañar, y el 7 de octubre estaremos ante el hecho más definitivo y definitorio de esa identidad aún sin contenido esencial que deberá encontrarse a sí misma al momento de ir a elegir al próximo presidente de la república.
To be, or not to be, será lo que se planteará cada cual a la hora de depositar su voto.
Nos jugamos todo.
Ya a las 10 de la noche de ese día sabremos si hay o no patria, como nos dice el Comandante en cada una de sus alocuciones.
Es verdaderamente como otra Batalla de Carabobo, en la que al frente de las fuerzas patriotas se encuentra un inmenso frente de soldados criollos (confundidos) dispuestos a jugárselo todo a favor del imperio que intenta someternos y explotarnos.
La batalla no será en absoluto contra el Majunche que lo que inspira es lástima. El Majunche es un simple recurso pasajero del que ha echado mano el imperio para esta vital batalla.
Son muchos los escenarios que a la velocidad del rayo se desatarían en caso de que no obtengamos una contundente victoria. Por eso no basta con ganar con 500.000 votos. No basta con ganar con un millón de votos. Ganar con 500.000 votos representaría en el fondo una derrota; veríamos crecerse las bestias del terror con todas sus enloquecidas fuerzas y patrañas, y como nunca entonces gritarían por doquier FRAUDE, FRAUDE, FRAUDE….
LO QUE SE NOS EXIGE ES LA SUPREMA CONTUNDENCIA EN LA VICTORIA.
A trece años de duro e intenso batallar todavía nos encontramos con una realidad que nos estremece terriblemente: nos encontramos con gente confundida por falta de valores bien fundados; gente temerosa, gente vacilante, gente sin conciencia política ni patriótica.
Y hablo de gente que por su condición social debería estar sobrehumanamente comprometida con este proceso.
Ni siquiera me estoy refiriendo a la gente de la clase media, sino de mucho más abajo.
Gentes que hasta hace poco eran furibundamente chavistas, pero que por falta de conciencia ponen por delante sus intereses personales e inmediatos, y salen a decir que votarán por Capriles porque no se les ha tomado en cuenta.
He visto a gente que dice con toda la indolencia de su alma que hay que probar algo diferente, porque ya Chávez lleva muchos años “mandando”.
Gente idiotizada e imbécil que dice que Capriles es “bonito”.
Gente que dice que le da lo mismo Chávez o Capriles porque ellos “viven” de su trabajo.
Gente a la que no se sabe que demonio las ha desquiciado, gente muy joven además, que repiten barbaridades y estupideces insólitas contra el Presidente porque las han escuchado del jefe o del patrón, de un maestro o de sus padres, de amigos, y que en definitiva todas provienen en verdad del maldito canal Globovisión.
Estoy hablando de un sector que engloba millones de seres enrolados por una idiotez colectiva en el frente de los que irán contra la patria el 7 de octubre, que a estas alturas considero bien difícil que vayan a cambiar de opinión. Yo me he devanado los sesos tratando de encontrar alguna fórmula, algún método, para hacerle ver a esta gente lo confundida y perturbada que se encuentra. No sé si exista y si a estas alturas se pueda hacer algo.
Lo que si desearía trasmitirle al Presidente es que no mencione tanto a ese Majunche, porque resulta contraproducente; es tan poca cosa que todo lo que se le diga no hace sino proyectarlo como una fuerza con valor propio. Es como tratar de pelear contra una sombra y termina uno batallando consigo mismo en una exasperante agonía. Ese Majunche se tendrá por fuerza que destruir a sí mismo, y uno debe utilizar todas sus fuerzas, todo su conocimiento para tratar de convencer al pueblo de las grandes victorias obtenidas por el gobierno bolivariano y revolucionario.
jsantroz@gmail.com
ESTO ES VITAL, CLAVE, ¡ESCÚCHENOS PRESIDENTE!