I
En el mes de mayo de 1991, el “Papel Literario” del periódico “El Nacional” pretendió iniciar una polémica, mejor dicho el siquitrillamiento del realismo mágico, “esa categoría estética convertida en definición de todo lo latinoamericano”, según escribiera Armando Coll, Director del “Papel Literario” (Papel Literario / 5-5-91). El intento
falló por falta de quórum; es decir porque sólo dos intelectuales,
no los más calificados ciertamente en el manejo y conocimiento de las
categorías estéticas literarias, Emeterio Gómez y Harry Almela,
participaron. El resto de los invitados no pisó el peine de la trampa
de un debate supuestamente literario que tenía, a juzgar por los dos
trabajos publicados, un acentuado tufo político, neo liberal, anti
Gabriel García Márquez y un objetivo final: anti cubano, anti Revolución,
anti Fidel castro.
A modo
de crónica, Armando Coll hecha el cuento de su idea –nada original,
ciertamente– sobre el debate de lo que él pensó debería ser
el título del debate: “Contra el realismo mágico” y que al final
se llamó: ¿Quién le teme al Gabo feroz?, un poco por aquello de que
“el mundillo intelectual” le sacó el cuerpo a la invitación, por
lo que ya anotamos, y porque “a Gabriel García Márquez le ha tocado
encarnar en el éxito editorial ese mito”.
No sabemos si por ingenuidad o cierto candor periodístico o por falta de malicia, lo cierto fue que su explicación, publicada en la primera plana del Papel Literario y la publicación en páginas centrales de los artículos: “El otro realismo mágico”, de Emeterio Gómez, y “Contra el realismo hostil”, de Harry Almela, cierra el debate. Hubo una defensa contumaz tanto del “realismo mágico”, como de lo “real maravilloso”. Desde las mismas páginas de “El Nacional”, el Prof. Alexis Márquez Rodríguez, quien sin pisar el peine de la provocación, en tres formidables artículos (17, 18 y 24-5-91), en el Cuerpo C) diserta densamente en el tema sin involucrarse en el debate, que tal vez juzgó innecesario o estéril.
Señala el Prof. Alexis Márquez Rodríguez: “Creímos que el “Papel Literario” propuso un balance del realismo mágico, o más bien según palabras de los mismos proponentes, un ajuste de cuentas. Al parecer, los llamados al convite fallaron en su mayoría, y sólo asistieron dos, uno de ellos ajeno al quehacer literario, aunque empleó recientemente la famosa expresión en el título de un libro suyo, que tampoco tiene nada que ver con la literatura”. (El Nacional/ 10-5-91).
Al referirse a los invitados que no aceptaron la invitación a un debate político, no literario, que pretendía sentar en el banquillo de los acusados al realismo mágico, a GGM, a Cuba, la Revolución y a Fidel Castro, señala el Prof. AMR: “tal vez quienes escurrieron el bulto, lo hicieron porque el planteamiento no fue, quizás el más feliz, pues en confesión de los incitantes se trataba de una condenatoria, de antemano, del realismo mágico, quizás en la propia figura, escogida apriorísticamente, de Gabriel García Márquez, blanco frecuente de los más variados y peculiares dicterios, condenaciones, vilipendios, admoniciones, anatemas, censuras, degradaciones, invectivas, diatribas, reprimendas y vituperios que pueda imaginarse, y no todo el mundo está dispuesto a ir a tal tipo de aquelarre declarado tan anticipadamente. “ (El Nacional / 10-5-91)
De esa polémica frustrada y del trabajo publicado de EG, hicimos algunas reflexiones críticas que reflejen nuestro interés por el asunto. De haberse dado la polémica en serio. Con todo y la provocación y cierta insolencia o indelicadeza que desde un principio tuvo la propuesta, hubiésemos enviado estas notas al “Papel Literario”, con miras a sentar un criterio al respecto, porque no queremos pertenecer a ese “mundillo intelectual” que alude Armando Coll.
II
Ya el Libertador, General Simón Bolívar en su conocido “Manifiesto de Cartagena”, donde analiza la pérdida de nuestra Primera República, señala que entre los errores cometidos por los patriotas en función de gobierno están aquellos donde los individuos de un oficio desempeñaban otro totalmente distinto.
“Por manera que tuvimos filósofos por jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados”. (Simón Bolívar, Itinerario documental, 1970, Presidencia de la República, pág. 31):
Traigo a colación ese ejemplo de un error histórico, dado por alguien inobjetablemente analítico y auto crítico, objetivo y realista como lo fue el General. Bolívar durante la mayor parte de su vida, porque tengo la percepción de que a la literatura y a los escritores de Venezuela y de todo el continente (incluido el Caribe de habla anglo parlante de idioma creol, Brasil, las Guayanas, Haití y las extendidas y ricas culturas indígenas diseminadas por toda América), el neo liberalismo les está montando digamos que una trampa político-literaria.
Se intenta crear un debate que luce muy artificial sobre la literatura, más concretamente sobre el llamado “realismo mágico”, suerte de factor subversivo ideo-literario para contrabandearnos, como lo hace Emeterio Gómez en su trabajo: “El otro realismo mágico”, las posiciones evangelizadoras y políticas que exporta el FMI y que preconiza esa especie de Supremo Sacerdote o Emperador que gobierna en los Estados Unidos y reina mucho, pero mucho más allá de sus fronteras, teniendo por esos lares no pocas cultores, seguidores, lacayos, servidores o cipayos.
En lo literario la confrontación, el debate a la polémica empieza perdiendo interés, si se parte de que los ponentes salidores no son el personal más idóneo o adecuado, literariamente preparado, y no porque puedan discrepar o simplemente no compartir esa visión que tienen y practican los más agudos y descollantes escritores latinoamericanos que se encarna dentro del realismo mágico o lo real maravilloso, sino porque Emeterio Gómez y Harry Almela son de esos personajes a los que hace referencia Bolívar en su Manifiesto de Cartagena, quienes no estando capacitados para dirigir un Estado, ocuparon posiciones claves que los llevó a cometer garrafales errores, que sumadas a erráticas tácticas y estrategias nebulosas hicieron fracasar la Primera República. Desde una trinchera política y literariamente ultra conservadora, tanto Gómez como Almela usan el realismo mágico no sólo para atacarlo, sino para “proponer” una “alternativa” política-literaria neo liberal, sajona, de indiscutible factura fondo monetarista que, por supuesto, es un burdo emplasto neocolonial.
¿Dónde aprendió o estudió Emeterio Gómez sobre el realismo mágico, que opina sobre lo que no tiene idea, sino una vaga noción y a la que considera un conocimiento amplio y sólido que lo hace sentirse en aptitud de opinar e incluso pretender extrapolar el concepto a la política, acusarlo de hereje, subversivo, llevarlo al nivel de la crisis del socialismo europeo, atacar a la Revolución Cubana y su líder incuestionable, Fidel Castro, para rematar con la pretensión de querer persuadirnos de las bondades y bellezas del capitalismo (dependiente) de mercado, en una pestilente cuan indigente amalgama de frustraciones políticas locales que concluye en la mejor cursilería deliafiallesca, de folletín barato a lo Félix B. Cainet ?
“Hasta ahora el realismo mágico ha sido la expresión literaria de lo que América Latina es o, tal vez, más exactamente, fue. Y hay en él dos componentes: la sordidez, la abulia, la tristeza y ese atraso tan nuestro, por una parte; y por la otra, la mitad de nuestro espíritu, el rechazo a Norteamérica, el desdén por la lógica, el “yanquis go home” y esa tragedia profunda de Ariel aferrándose a nuestra manera de ser y rechazando la cultura anglo sajona, esa ingenua creencia según la cual la nuestra era –si no superior– al menos equiparable a ella”. (Emeterio Gómez, El otro realismo mágico, El Nacional-Papel Literario, pág.4)
III
La América Latina y caribeña que conocemos y que en la cronología europea y occidental cumplirá 500 años de “descubierta”, guarda el sincretismo que cinco centurias de accionar colonial y neo colonial no han podido pese a todo borrar.
El realismo mágico es, al margen de lo que digan o piensen sus epígonos o detractores, no sólo una forma estética literaria, incluso se expresa en casi todas las manifestaciones artísticas; él asume y sintetiza, por así decirlo, una forma de ser nacional, especie de característica o tipología que define una identidad tan particular que como conglomerado humano llevó a Bolívar, el sociólogo, a decir en su “Carta de Jamaica”: “...apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y que por otra parte no somos indios ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles: en suma siendo nosotros americanos por nacimiento”. (Simón Bolívar, Itinerario documental, Carta de Jamaica, Ediciones Presidente de la República, 1970, pág. 121).
Somos pues, el amalgamiento étnico-social, bio-psico-social de un violento proceso de invasión, conquista y dominación de blancos, negros e indios.
Esa religión cristiana que se impone a tiro de arcabuz y de lanzas y espadas atravesando el pecho de los indios impíos, logra a lo sumo imponer las bárbaras y rígidas costumbres y formas culturales de los dominadores, pero no borra ni las religiones ni las creencias autóctonas como tampoco las africanas y sus ricos aportes mágicos, musicales y culturales en general. Hay una formal adopción del monoteísmo, pero eso no borra la creencia en otros dioses; éstos cambian de lugar o jerarquía, pero no desaparecen como tampoco la magia que los encarna y que se trasmuta en hechos culturales.
Ni siquiera en Cuba, donde la raza indígena autóctona fue exterminada, pudieron borrar las manifestaciones e influencias de la cultura Caribe, cuyos vestigios quedaron en nombre de heroicos caciques, de lugares, ciudades, costumbres, etc.
A lo anterior cabe agregar que Cuba nos parece en lo cultural, esencialmente negra. País donde la negritud y su magia adquirió rango de potencia cultural que se expandió a todo el continente a través de un caleidoscopio musical de fuerza telúrica, que en la amalgama de razas en busca de una síntesis: el hombre americano, capturó su esencia que se formó en el crisol del sufrimiento, la explotación, los crímenes más abyectos, y el valor y la lucha por la dignidad humana, el derecho de gentes, a la independencia y a la libertad, hechos éstos los más trascendentales que las épocas recientes conocen.
América Latina y el Caribe y con ella sus pueblos están cargados de epopeyas y el prototipo de su hombre no es el gandul, ni el individuo abúlico que se quedaba viendo llover días y días como un gafo. Reducir el realismo mágico tal y como lo hace Emeterio Gómez refiriéndose a la cita de uno de los personajes de “Cien años de soledad” y ver en el mismo o interpretar que Gabriel García Márquez lo muestra como el paradigma de lo que es el hombre americano, constituye una deliberada mala intención de trasladar su visión protestante, euro anglo-sajona, la misma que el Emperador Bush expusiera en su filosofía fundamentalista para justificar la barbarie y criminal agresión, destrucción y exterminio de Irak, para explicar con lógica europea-norteamericana “nuestra incapacidad para entender la economía”. (EG, El otro realismo mágico, PL, 5-5-91).
Señala Emeterio Gómez, dentro del más depurado colonialismo cultural que “España decidió dejarle la lógica a los anglo-sajones, mientras nosotros los latinoamericanos nos quedábamos con la magia” (sn) (EM, Id.)
Aclarando que en la cruel división de clases los grupos dominantes eran una cosa totalmente diferente a las clases populares, las cuales no dirigían ni el poder político, ni el económico y sólo ponían su fuerza de trabajo, eran super explotados, vivían en brutales condiciones de indigencia, embrutecimiento, hambre, enfermedades y pobreza extrema. Los sectores poderosos no poseían magia alguna, sino una extrema incultura, la fortuna de haber heredado lo conquistado por otros, o haber despojado a los soldados-indios, ex- esclavos negros, blancos libertos, etc., de lo alcanzado en años y años de guerra anti-colonial e independentista.
La Guerra Federal se gestó en la traición de los muchos héroes de Carabobo. De los politiqueros que usufructuaron las conquistas del bolivarianismo. Páez llega al extremo absurdo de solicitar la ayuda yanqui y la invasión del país por las tropas de esa nación. En julio de 1848, desde la isla de San Thomas donde se encontraba, le escribe al encargado de negocios de los EE.UU. Benjamín Shields, pidiéndole la ayuda de su gobierno y su intervención en Venezuela: “Suplico a Ud: me favorezca con algunas recomendaciones para los EE.UU. La patria de Ud. es la llamada a socorrer la mía y si Ud. se interpone, si hace valer su influencia en nuestro favor, estoy cierto de que pronto tendrá los medios para ocupar a Venezuela” (Parra Pérez, C: Mariño y las guerras civiles, tomo 3, pág, 280, cita tomada de la Revista F27, pág, 39, La cara oculta de Páez en su bicentenario).
La victoria federal del pueblo soberano la usufructúa un Falcón inepto y torpe y un Guzmán Blanco oportunista, que es señalado por la historia como el asesino de Zamora, que en sus gobiernos pasa a impulsar importantes avances en el país; su afrancesamiento, vanidad lo convierten en un melgalómano que se entroniza dictatorialmente en el poder y arrasa con las finanzas públicas.
La generación del 28 insurge contra una despotía bárbara y cruel, imperialista y vende patria como fue la dictadura de Gómez. La lógica anglo-sajona no se planteó, como no lo hizo en la India, ni en las naciones árabes o africanas que colonizaron, aplicar las reglas y dinámica de la economía capitalista en ésta, sus neo colonias, nuestros países tercer mundistas; sino su rapacería, su explotación bárbara de nuestra gente –ese hombre americano, nueva estirpe de la que habló Bolívar en su Carta de Jamaica– y el saqueo de nuestras riquezas. Su desarrollo, crecimiento, industrialización, poderío es gracias al sub desarrollo nuestro, al despojo de nuestros territorios: más de la mitad de México, la anexión de Puerto Rico y Cuba, la división de Colombia y la creación de Panamá.
La magia entonces, no vino con los europeos, ni de Europa, ya ella estaba aquí, cientos de años antes de 1492. Hay testimonios literarios de los Incas, Aztecas, Mayas. ¿Qué magia mayor que la del Popol Vuh, Maya o la leyenda de Amalivaca, nacida aquí al Sur de Venezuela? Son evidencias tan irrefutables que no admiten la menor confrontación.
El antimperialismo no es una actitud sincrética, ni mágica, es una actitud política de dignidad, soberanía, deseo de libertad e independencia de nuestros pueblos.
El antimperialismo es la lucha por el querer ser nosotros, confundido entre la ideología socialista y la social democracia, indiferenciados prácticamente en muchos de nuestros países las tres primeras décadas de la actual centuria.
Las elaboraciones teóricas de Carlos Baliño, compañero de luchas anticolonialistas e independentistas de José Martí y Julio Antonio Mella, en Cuba. De Aníbal Ponce, en Argentina; Carlos Mariátegui, en el Perú; Recabarren, en Chile, Prestes, en Brasil, Gustavo Machado y Pío Tamayo en Venezuela y otros tantos pensadores que partieron de las más genuinas entrañas latinoamericanas, de lo nacional-popular con su magia indiscutible, configuraron el nacimiento de un socialismo autónomo, un marxismo latinoamericano que entendió, tal y como ya lo habían avizorado Bolívar o pensadores de la talla de José Martí o Vargas Vila –ideólogo del Cipriano Castro de la primera época, el mismo que enfrentó la agresión y el bloqueo imperial– que el antimperialismo era la forma de expresarse el socialismo latino y caribeño, luego plagiado por la social democracia en la década del 40 al 50, para después abandonarlo por el neo colonialismo, la tecnocracia y el neo liberalismo de hoy.
Reducir el ansia libertaria de nuestros pueblos, el nacionalismo popular, el antimperialismo y los proyectos socialistas –que torpemente Emeterio Gómez ignora en su trabajo– el genuino sentimiento antimperialista de nuestros pueblos nacido aquí y no “aquel rechazo del Norte, que venía de la Contrareforma, engranó perfectamente, cual carrera de relevos, con la social democracia, el antimperialismo y la Reforma Agraria”. (EG, art. cit.), es sencillamente confinarnos, como pueblos que tienen personalidad, cultura, tradición de lucha a la miserable condición de parias o ilotas.
Se es, entonces, antimperialista, anti yanqui –el peyorativo denota al opresor, al explotador– no porque la catéquesis hispana o comunista haya lavado el cerebro de millones de americanos, de México a la Patagonia, simplemente porque el poderoso país del Norte es eso, poderosos en su economía, industria e incluso en su estándar de vida, porque además de saquearnos las riquezas nos confina a la condición de productores periféricos para los beneficios de sus mercados y economías, sin derecho al desarrollo sostenido, con economías propias que produzcan lo que sus pueblos realmente necesitan y requieren para vivir y desarrollarse, porque eso va en contra de aquellos intereses.
El socialismo como opción política y económica no es un simple salto o capricho, él también está en las venas de América Latina. Se fractura la dominación imperial y como hizo Cuba, Vietnam, Corea o China, se comienza la edificación socialista con la modernidad y la frescura que emana de la magia de nuestros pueblos. Porque hay que decirlo nuestros pueblos y naciones han vivido de dictadura en dictadura. De economías gregarias y semifeudales pasamos a economías mono productoras (petróleo y hierro) y a economías monopólicas de mercado. Vivimos un siglo completo dentro de formas neo capitalistas, agrarias, indigenistas y de allí, por la acción de factores externos al país, saltamos a una economía donde predominó el gran capital extranjero. Hemos vivido, padecido, sentido y sufrido las economías de mercado, el capitalismo dependiente, la opresión ideológica, la manipulación y la pérdida de nuestra identidad nacional y latinoamericana. ¿Qué función cumple la TV y otros medios de comunicación social y de manipulación, condicionamiento de actitudes y conductas en manos transnacionales, y la dominación y opresión neo colonial?
Emeterio Gómez sufre del síndrome de los conversos: confusión y más confusión; crisis existenciales; reprogramarse ideológicamente, tornarse lúcida y conscientemente en ideólogo de las clases dominantes, de las nuevas promociones de explotadores que plantean la transnacionalización de nuestras patrias y la hipoteca definitiva de los cada vez más menguados retazos de soberanía y dignidad que aún queden.
Lo nuestro, la herencia de creación de nuestros pueblos, dentro de ella el realismo mágico y sus cultores, ya entró según la visión anglosajona que preconiza el vocero gratuito que tienen por estos lares, EG, en decadencia, sobre todo desde que se fusionó con el realismo socialista cubano, Dice el Profesor: “García Márquez yéndose a Cuba en la expresión viviente de la fusión entre el realismo mágico y el trágico realismo socialista”. (EG, art, cit.). A renglón seguido afirma que Cuba vive hoy en la Edad de Piedra, “... Esa realidad dramática a la que jamás podrá superar la estética del “Gabo”, esa es la expresión suprema del atraso que hasta ahora ha sido América Latina”. (Emeterio Gómez).
Naturalmente Gómez obvia deliberadamente que Cuba ha adquirido un alto desarrollo científico, médico, cultural, deportivo, humanístico, académico, social alcanzado pese a 33 años de un criminal bloqueo económico que lesiona los más elementales derechos humanos de 10 millones de personas por parte de EE.UU. Avances significativos pese a las agresiones, el terrorismo, los crímenes –no olvidemos el avión de Cubana de Aviación, volado en Barbados– invasiones, desembarcos, sabotajes, hostigamientos, provocaciones, etc.
A la dignidad cubana, el orgullo –“Nuestro vino es amargo, pero es nuestro vino”, decía el Apóstol José Martí–; el querer ser ellos y un poco cada uno de nosotros los latinoamericanos y tercermundistas; a darse su sistema político con decoro y pagar por ello el más alto de los precios impuesto por el Imperio del cual Emeterio Gómez emerge como vocero, es algo que la “lógica”, la mentalidad sajona, confesional, fundamentalista de ese decadente capitalismo no puede ni podrá entender. Que Cuba no se doblegue, no se incline, ni se rinda y prefiera transitoriamente arar la tierra con bueyes, pero tener dignidad, no lo entienden los sajones ni sus voceros tropicales. Pero es que nunca nos han entendido, como no nos entendió el colonialista español; su objetivo era, saquear riquezas, arrasar pueblos y culturas, no integrar éstas a la suya o fusionarlas.
Cuba como América toda tiene una cultura cargada de magia, poesía, hermosura y es vitalmente rica, igual sus tradiciones históricas. Las luchas emancipadoras, revoluciones como la mexicana, la boliviana, la cubana, la nicaragüense forman parte del legado de nuestros pueblos, porque ya que los EE.UU. se ufanan tanto en dominarnos y pretende vanamente en absorbernos, ¿cuál es la historia de ese “norte revuelto y brutal que nos desprecia”, al decir de José Martí?
La historia de los Estados Unidos del Norte es la historia del despojo, de los crímenes de lesa humanidad, como el exterminio bárbaro de millones de indios y sus culturas, el robo de sus tierras, la barbarie ecológica con el exterminio de los rebaños, de búfalos y la destrucción de los bosques. Allí quedó enterrado con los huesos del indio Gerónimo y cientos de valerosos jefes y extraordinarios hombres, una imponente cultura. Pero no murieron sus raíces, su realismo mágico que se trasmitió a los grandes escritores y artistas, hijos de actores como Walt Whitman, Paúl Robenson, Jhonn Steimback, Arbel Maltz, Poe y otros tantos; en pensadores como Mc Donalds, Malcon X, Ángela Davies…, quienes no representan ni al capitalismo, ni a los opresores, sino al verdadero pueblo norteamericano, a sus sectores más lúcidos y sensibles. Eso es otra cosa y jamás se plantearán la dominación cultural o ideológica de ningún pueblo.
El colmo de la ridiculez y la fatuidad la tenemos cuando Emeterio Gómez, habla en su trabajo de un “realismo mágico de derecha” que emerge “De la sordidez y la mentira izquierdista”: un realismo de derecha “poderoso y fascinante”. (EG, trab, cit.)
Ya por lo menos algo le atribuye este señor al realismo mágico: poder y magia; sólo que ahora, después de una asepsia política ideológica, esto pasó del dominio de la ultra izquierda donde estuvo confinado por 499 años, ayudado ahora por la crisis del socialismo europeo, el derrumbe del Muro de Berlín, arrebatándoselo de las manos a Gabriel García Márquez , que no lo había soltado desde que escribió “Cien años de soledad” o antes, con sus cuentos y relatos y el retrato de la realidad americana.
La derecha política, la economía de mercado impulsada por el FMI, el BM, la Reserva Federal Norteamericana, todos los banqueros dueños de nuestras economías a través de las (¿impagables?) deudas externas, hicieron el milagro y, ¡oh asombro!, uno de sus aprendices de mago sacó del fondo de un sombrero de pumpá un ungüento que hizo el prodigio, la poesía es poesía y las almas son complejas y profundas, pero ahora asimilaron el impacto... del capitalismo y del neo liberalismo. Tanta ridiculez, cursilería e ignorancia realmente enferman.
La Guayra, Municipio Vargas, 27 de mayo de 1991
humbertocaracola@gmail.com