Ya eran casi las 6 de la tardecita por lo que dispuse ver la pantallita y me deslumbré porque vi un dulcito de coco y me dije: ¡Cáspita, recórcholis, Mmmm…!
Pero, la dicha suele ser breve, tuve que atender una visita que no obstante, por fortuna, también resulto relativamente breve. Así que retomé el ocio y ahora era Chávez quien estaba hablando con los trabajadores.
Dispuse echar un camarón antes de meter los pies bajo la mesa, así que entoné el volumen para oír al Comandante, mientras, cerré mis párpados.
Pero, ¡Qué va! Me espabilé ¡Chávez andaba como “El Rayo Mauricio Rosales”!, esa tan buena que cantaba Toni Aguilar: “…aquí está mi mano que brindo con gusto a los hombres cabales / me juego la vida / para hacer justicia / así vivo siempre por pueblos y valles sin paz ni reposo / pues nunca permito que al pueblo lo humille el más poderoso /…respeten las leyes / y vivan tranquilos / adiós no les digo y no me despido porque voy y vuelvo / ya se aleja el rayo Mauricio Rosales amigo del puebloooooo”.
Y es que Capriles, ese tan poderoso oligarca acostumbrado a faltarle el respeto a los trabajadores, pretendió humillarnos y nos llamó jalabolas.
Por tanto, Chávez cogió el toro por los cachos y le respondió que “jalabolas eres tú, majunche de la porra”.
Con su discurso de ayer Chávez no sólo reivindicó moralmente a los obreros y demás trabajadores respecto al grotesco y desmedido abuso de Capriles y de su mafia sino que deletreó la cartilla a todos, muy bien.
Le pongo 95 pts, no le pongo 100 porque omitió decirle mkzw%kbcñema al sinvergüenza.
oceanoatlanticoguillermo@gmail.com
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