Es momento de restearse. No podemos abrir ni ceder espacios a la avanzada fascista que pretende apoderarse del país. Votar por Chávez no solo es una obligación revolucionaria y ética sino que es un lujo que pocos votantes en el mundo se pueden dar.
Chávez, por su calidad de ser humano, no es perfecto y mucho menos perfecto aun es el proceso bolivariano de transición hacia un Socialismo del Siglo XXI a medio definir.
Sin embargo, nuestro imperfecto Chávez es uno de los personajes más importantes de este particular momento histórico que vive la humanidad, es el líder – visionario, carismático, profundamente humano y con gran olfato político - que muchos países y procesos de cambio quisieran tener.
Nuestro imperfecto proceso ha logrado transformar nuestra la realidad y transformarnos a nosotros mismos, más allá de lo que quizás hoy en día somos capaces de apreciar. Además ha servido de estímulo y modelo a otros pueblos y gobiernos.
Se pueden tener toda clase de dudas y críticas, pero no se puede perder la perspectiva. Ante este proceso electoral de vital importancia interna e internacional no se puede reaccionar con base en el orgullo, la prepotencia, la impaciencia o la rabia provocada por situaciones personales y puntuales. Las molestias, las decepciones y los desagrados son pasajeros y remediables, pero la responsabilidad que tenemos frente a los venezolanos es ineludible.
Es momento de colocar nuestros cuestionamientos en un contexto global, de ver la película en pantalla grande. Una elección tan trascendental y polarizada no es espacio para manifestar dudas y diferencias. Estás pueden y deben tener cabida dentro del partido, movimiento u organización a que pertenezcamos. La presentación de observaciones a la Propuesta del Candidato de la Patria es una oportunidad de oro para manifestarlas Es responsabilidad de todos garantizar la continuidad de nuestras luchas por una transformación profunda de la sociedad.
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