FIESTA ELECTORAL, PAIS SOBERANO, EJEMPLO GIGANTESCO,
VOCACION DEMOCRATICA
7 de Octubre 2012, Venezuela va a otra elección presidencial en la zaga plenamente democrática que ha hecho de esta nación ejemplo moderno, siguiendo las ideas de hombres y mujeres de integridad, quienes hace 201 años nos libertaron. Asistimos a una más de las citas electorales que nos han caracterizado en el mundo entero, pero la de mayor importancia por lo que está en juego dentro de la modernidad política, con un sistema electoral catalogado como el mejor del mundo, dando fe de ello numerosas personalidades y organizaciones internacionales entre quienes cabe destacar citas de los miembros directivos del organismo electoral de Corea del Sur y el ex presidente estadounidense Carter, para citar solo dos ejemplos de peso específico. Nuestro país bolivariano está en la mira de todo el orbe, aunque lastimosamente desinformados los ciudadanos del mundo por la actitud canalla de corporaciones mediáticas: periódicos, televisoras y cadenas de radio, dedicadas desde hace más de una década a pintar el panorama político venezolano con una óptica donde priva la mentira, el engaño descarado nacional e internacional y la descripción magnificada de todo lo negativo, a tiempo que ocultan los beneficios del proceso de cambios. Aún así y lo describo en pocas palabras, este siete de octubre dos mil doce la población votante cercana a los 19 millones de sufragantes, se acercará a las 39 mil 322 mesas de votación en el territorio patrio, confiando en la paz demostrada en trece elecciones anteriores y esperando que quienes no saben perder y pretendan embochinchar violentando el ambiente, güarimbeando, inventando, mintiendo y utilizando la bastardía de medios de opinión que delincuencialmente se presten para ello, sean superados, pues más puede la moral ciudadana, la honestidad y la decencia, que sus intereses demenciales. La batalla de este siete de octubre será entre ciudadanos con la mejor buena voluntad, confianza y aceptación del valor del voto, para enfrentar grupúsculos equivocados y mal intencionados, que una vez más serán derrotados.