El dictador fue reelegido, una vez más, libre y democráticamente, por la mayoría del pueblo…
Una vez reenfocamos la política como el arte de administrar los pactos sociales, porque los pactos sociales, que no son otra cosa, en términos modernos, que las constiuyentes y su resultado legal, las constituciones, representan la voluntad popular mayoritaria, y en el caso venezolano esa voluntad se ha inclinado, definitivamente, a favor del socialismo del Siglo XXI, que es un socialismo abierto y auténticamente democrático.
Grupos de especialistas (psicólogos, psiquiatras, comunicadores sociales como Globovisión y expertos en asesoría de imagen) trabajaron para dirigentes políticos de la oposición, habiendo elaborado las campañas que buscaron captar la atención de determinados sectores sociales para – de esta manera – condicionarlos con su contenido. A estas campañas se sumaron, en razón de sus tendencias más profundas, colaboradores espontáneos, gente que – sin poseer conexiones directas con la oposición recalcitrante y organizada – expresa continuamente su naturaleza reaccionaria, adversando toda idea o proyecto que buscara beneficiar a las grandes mayorías sociales. De esta manera, durante los dos últimos años (especialmente durante la campaña que los llevó al fracaso), han manejado determinados códigos psicológicos que buscan motivar y convencer a los sectores a los cuales están dirigidos. El resultado que se proponían obtener consistía en influir al receptor del mensaje, de tal manera que perdiera su capacidad de discernimiento, obnubilándolo del tal manera que terminara por renunciar a cualquier análisis crítico del mensaje del que era receptor, causándole, así, una patología mental llamada ‘Disociación psicótica’… pero el resultado no les favoreció y tuvieron que tragarse su disociación.
Uno de los calificativos que esta derecha capitalista representada por Radonsky le ha endilgado al gobierno presidido, democráticamente, por Hugo Chávez, es el de “comunista”… es bueno recordarles a esos genios, que el comunismo no ha existido jamás sobre la Tierra, ni siquiera durante la vigencia de socialismos que han sido calificados de “ingenuos” en el pasado, porque el comunismo, según el mismo Carlos Marx, sería una etapa avanzada del socialismo que él concebía, en la cual la sociedad prescindía del Estado y – por ende – de la coerción para hacer cumplir las leyes, lo cual requeriría un grado de conciencia ciudadana tan elevado que no está planteado aun dentro de la evolución política que conocemos.
El comunismo es una utopía que jamás ha existido sobre la Tierra, insistimos, porque – según el mismo Marx – consistiría en una “sociedad sin Estado”, y para que exista una sociedad tal, tendría que funcionar sin policía ni leyes coercitivas, lo cual implicaría ciudadanos absolutamente autoconscientes, perfectamente capacitados para convivir sin leyes distintas al respeto absoluto de cada ser por los demás seres que convivan en el conjunto. El Socialismo Marxista Leninista instaurado en la Unión Soviética y algunos otros países, por su parte, fue un ensayo sociopolítico fallido, que sólo duró 70 años, persistiendo, aun, de manea híbrida en Cuba, Corea del Norte y China. Ahora bien, en lo que respecta al socialismo, existen algunas modalidades con apellido, como el socialismo democrático sueco, que es una variante de la democracia concebida a lo occidental, pero que no es un verdadero socialismo, pues ninguna sociedad puede ser verdaderamente socialista, mientras funcione dentro de una estructura global capitalista, menos en el caso Suecia, donde no se ha visto jamás a un sueco predicando el socialismo en aquellos países oprimidos. Prácticamente el único socialismo histórico que se aproximó al concepto de una sociedad que funcionara altruísticamente, no individualísticamente como la neoliberal, fue el socialismo que podríamos calificar, en principio, como ingenuo, practicado por los incas y algunas sociedades precuahutémicas.
Ahora bien, siempre hemos concebido el socialismo como la expresión del altruísmo en el sector sociopolítico de la realidad, porque la premisa fundamental del socialismo es la igualdad y la socialización de los medios de producción, lo cual no tiene nada que ver con que el experimento socialista aplicado durante 70 años en la Unión Soviética se caracterizara por ser un intento de aplicar el marxismo-leninismo, que tuvo tántos éxitos como defectos, entre otros la negación generalizada de la posibiliad de trascendencia espiritual, defectos que lo condujeron al fracaso, en parte, también, porque al capitalismo Ocidental no le convenía y le enfocó todas sus armas ideológicas para destruírlo.
No tenemos la menor duda de que el Socialismo del Siglo XXI, como se ha denominado a la tendencia que caracteriza el proceso político venezolano, en cuanto fenómeno revolucionario, es sui generis, sencillamente porque no tiene precedentes históricos, sin mencionar que uno de los problemas que debe encarar es que tiene que tratar progresar dentro de una estructura capitalista, tanto interna como externamente, y se trata de una estructura corrompida y decadente: por esta misma razón el gobierno debe hacer un super-esfuerzo por desterrar lo que esto pudiera implicar de su administración, a fin de que pueda coronar con el mismo éxito que lo ha identificado, hablando en términos generales hasta el momento, la extraordinaria tarea que tiene por delante como Socialismo Bolivariano, a saber (1) la verdadera independencia nacional, (2) la construcción del Socialismo del Siglo XXI, (3) convertir a Venezuela en una potencia en lo social, económico y político, (4) contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica planetaria y (5) Contribuír con la preservación de la vida en el ámbito planetario.