Dios mío, nadie nunca podrá llegar a saber por cuánto dolor y sufrimiento hemos pasado este último año, a la espera de ese 7 de octubre. Verdad, que como Usted dice, nos lo jugábamos todo.
Y ésta ha sido una trágica angustia que ha estremecido los nervios de millones de venezolanos.
Ese era un día, el 7-O, que latía en nuestros corazones con alarmas tormentosas, cada segundo, en cada pensamiento, en cada acto diario.
Vivíamos abrasados por ciertas dudas que tomábamos demasiado a pecho. Cada vez que veíamos en un ente público un desastre, temíamos por Usted, Presidente. Cada vez que se nos cruzaba la incuria, la indolencia de los funcionarios, nos ateríamos de dolor. Cada vez que veíamos elevarse escuálidos enchufados en cargos claves, sufríamos sin poder hablar, porque hablar nos colocaba al borde de la “infamia”. Vivíamos imaginándonos esa hora terrible en la que se anunciarían los resultados electorales. Insomnio, pesadillas, presagios horribles, temores espantosos. Y hoy llevamos una semana sin poder conciliar el sueño, querido Presidente. Pero con todas las críticas que saldrán de los volcanes de esa llaga tanto tiempo destapada, podemos ahora hablar, al menos.
Por el amor a Dios, Presidente, sufrimos tanto porque somos demasiados pendejos; venimos siendo demasiados pendejos desde que murió Bolívar, y estamos harto de eso. No hay peor pecado ni peor crimen que ser pendejos, y en los venezolanos anida demasiados ese maldito gen.
A estas alturas de 2012, no se justifica en absoluto que tengamos que pasar por torturas tan humillantes, tan desquiciantes, para poder vencer a los perros de los medios ahora multiplicados endemoniadamente por las redes sociales.
Se lo juro, Presidente, hoy después de este triunfo no busco otra cosa que retirarme al monte a impartir clase en una escuela.
Es todo lo que quiero.
Uno no sirvo para esta manera de hacer política, lo confieso, chapoteando demasiado en el barro. Más sano sería ir a una guerra frontal; pero chapoteamos y chapoteamos en un circulo inacabable de errores y perdiciones que nos ahogan en la mayor impotencia.
Yo me decía: si Chávez pierde no tendré nunca paz en mi alma, y me batiré sin descanso por hacer lo que aquí todo el mundo le saca el cuerpo, y de seguro que acabaré mis días en alguna cárcel.
Los que veníamos advirtiendo de la traición del gobernador de Mérida (Juan Veroes, José Antonio Vázquez Montaño y este pobre diablo de Sant Roz) fuimos execrados por el PSUV; fuimos perseguidos con saña, con virulencia y odio (ensañamiento que jamás se habría mostrado, por ejemplo, contra el violador Nixon Moreno).
Ahí están las consecuencias.
Y sabíamos que esas iban a ser las consecuencias: ¡UNA DERROTA EN MÉRIDA!
PERO TENÍAMOS QUE MORDERNOS LA LENGUA PARA NO INCURRIR EN ALGÚN ROMPIMIENTO DE LA UNIDAD DEL PSUV.
Y EN VERDAD QUE LO HACÍAMOS DESTROZÁNDONOS POR DENTRO PORQUE LA ORDEN ERA NO PERJUDICAR LA SAGRADA CANDIDATURA DEL COMANDANTE.
Y obedecíamos, digo, ese mandato.
Pero Dios mío, como no escuece el alma, ver a este traidor reírse de Usted, Presidente, y maldita sea, tener que callar en nombre de la UNIDAD; el TIPO lo que hace en todo momento es mofarse de todos los programas sociales del gobierno nacional, y en cambio se entrega a diversiones con mises, a cabalgatas, en ferias, vivir de caravanas en caravanas de motos de alta cilindrada, piloteando helicópteros de empresarios delincuentes y en bebederas de caña, trayendo conjuntos de vallenato con una botadera delirante de plata.
Y para uno ser “revolucionario” tener entonces que callarse toda esa mierda.
¡Nadie nunca podrá saber cuánto asco he tenido que acumular en mi corazón durante estos últimos cuatro años en Mérida! ¡Cuánto asco! ¡Cuánta rabia!, ¡Cuántos gritos contenidos contra actos de injusticias innombrables!
Así como Chávez pensó tantas veces alzarse en la IV república, y coger para la guerrilla, uno aquí en Mérida ha abrazado mil veces ese mismo pensamiento: para dónde coño, coger. Porque lo jodido que toque vivir en un proceso revolucionario y no poder hacer nada positivo por él porque se lo secuestran unos perversos frívolos que nada de socialistas tienen ni podrían tener.
Verse uno obligado a eso, MALDITO SEA.
Este bandido gastó una multimillonaria suma de dinero (que no se ha investigado lo suficiente, NOJOOOOOOOOOOOOOODA!!!!) en la creación de una línea aérea con un tipo con supuestas relaciones con el narcotráfico. El gobernador de Mérida, para inaugurar esta mierda de línea que ha resultado toda una estafa, hace tres años, contrató un avión y metió en él a todos los palangristas de Mérida y les dio un descomunal paseo con todos los gastos pagados por Brasil. Pero entonces como el “escuálido Sant Roz” lo denunció, este hijo de puta no podía perdonárselo y en concentraciones del PSUV, por la red, por los todos los medios lo atacaba a muerte.
¡Por el amor a Dios!, QUERIDO Presidente; no sabe usted cuanta arrechera nos destroza el ver que hay gente que se mofa de usted, y no poder defenderle so pena de pasar por las horcas caudinas de los escuálidos enchufados en el PSUV, en el propio gobierno.
No es negado hasta el derecho a defenderle, inisto, y por el más mínimo acto que se haga en ese sentido, miles de imbéciles y jalabolas, blindados y protegidos, saltan desaforados y locos para destrozarnos por todos los medios, de modo que queda usted y nuestro proyecto bajo la férula de ciertos bandidos y aquellos que quieren defenderle convertidos en horribles enemigos del proceso.
Nosotros también HEMOS ESTUVIMOS SOSTENIENDO que salir de una buena vez de este gobernador de Marcos Díaz Orellana, iba a redundar de ipso facto en una mayor cohesión y fortaleza del proceso revolucionario en la región, pero se optó por lo contrario, por darles largas e ir ocultando toda basura y la perdición que generaba para y que no perjudicarlo a Usted. De modo que ante los graves daños que cometía este señor, siempre acabábamos mordiéndonos la lengua, y teníamos que optar por guardar silencio, por meter la basura bajo la alfombra, y esperar hasta que toda torpeza y traición llegara a su grado máximo de degradación.
Aún así Presidente, miles de merideños que sufren esta tragedia en Mérida con sopotocientas razones para quejarse del gobierno, no obstante han puesto siempre por delante el amor inmenso por su liderazgo transparente, sincero y profundamente humano.
Eso es lo que más me conmueve de lo que ocurrió ayer 7 de octubre, porque cómo hemos sufrido, nojoda, temiendo un revés. Tanta queja, tanta indolencia y tanto coño de madre en la administración pública. Tanto infiltrado, tanto escuálido recibiendo beneficios de la revolución, mientras a los nuestros se le deja de lado.
Uno venía advirtiendo de la posición traicionera y vil, desde hace años de este gobernador Marcos Díaz Orellana, protegido por muchos miembros del PSUV de Mérida. El PSUV fue totalmente desmantelado. No hubo el día 7 de octubre en Mérida puntos Rojos en casi ninguna parte. Una descomposición casi absoluta de este partido destrozó la movilización revolucionaria. Hoy la Gobernación se encuentra plagada de elementos escuálidos o que vegetan allí sin ningún sentido humano o socialista. Y los medios de comunicación regionales llenándose de billete a costa del Estado. A un locutor muy palangrista, Marcos Díaz le facilitó los medios para que se hiciera una mansión en la población de Bailadores, y por ello cada cinco minutos habla en su programa, escandalosamente escuálido, maravillas de su gestión. Todos los medios de Mérida se hicieron millonarios con las pautas contratadas por este Gobernador.
Yo nunca le perdonaré a este canalla el que por venganza contra mí (por las denuncias que yo hacía), permitió que el Ministerio Público llevara a prisión a mi hija Adriana quien intentó hacer justicia contra el sabotaje que dentro del el Comedor de la ULA llevaba a cabo el hijo de puta rector Mario Bonucci. Un año terrible estuvo mi hija en régimen de presentación ante el Circuito Judicial, y yo anduve como un paria, casi abandonado, porque casi todo el mundo que hace política “revolucionaria roja rojita” en Mérida lo que practica es el más vil jalabolismo al badulaque de Marcos Díaz Orellana.
No se diga las prácticas que en este terreno desarrolla ese tipo que mientan el Fantasma, que hoy es diputado a la Asamblea Nacional, y que andaba diciendo que me iba meter un coñazo. Ay, Dios mío, que trate de metérmelo, nojoda.
Porque como guida de todo este abultado pastel, yo también fui demandado por denunciar a corruptos del PSUV y tuve que pagar abogados para defenderme de esa caterva y bestial jauría que destroza a la revolución en Mérida.
Coño, yo he sido en único ser que ha sido demando en este país por escuálidos ladrones y también por gente bandida que engangrena al PSUV-Mérida, por decir lo que siento, lo que me escuece en el alma, porque si callo me muero, carajo.
En nombre de tanta arrechera, de tanto sufriendo y tanta falta de lealtad hacia usted Presidente, escribo estas líneas. Podría escribir millones más, pero el asco me detiene...
Basta.
jsantroz@gmail.com