El
reciente pronunciamiento del Presidente de la República Bolivariana de
Venezuela sobre lo que él llamó las Micromisiones tienen, a mi juicio,
gran relevancia y merece la pena opinar al respecto. (1)
Me dirán que estoy contando los pollos antes de nacer y tienen toda la razón, pero tampoco hay muchos detalles del socialismo del siglo XXI y es este
tema bastante trajinado por la opinión pública aunque sólo sean
suposiciones. Lo cierto es que si es puesta en la práctica esta oferta
presidencial como la sociedad lo reclama, esa innovación social podría
aumentar la brecha de ventaja a la oposición por el chavismo y podríamos
pasar fácilmente de los diez millones de votos que todavía no se han
podido alcanzar, con todo y la obra cumplida por el gobierno. Y estamos
hablando para ya, a la vuelta de la esquina.
La
cosa es muy sencilla, se trata de empoderar al pueblo con las
Micromisiones y hacer realidad lo que tanto se ha pregonado teóricamente
y con algunas experiencias, a mi juicio, que no han dado los resultados
esperados por el Presidente, cuando éste querido darle poder al pueblo.
Hasta ahora no se ha podido llegar muy lejos con la activación de los
Consejos Comunales, el Parlamentarismo de Calle, los partidos y otras
formas de organización popular.
Las
Misiones significaron en su momento y lo siguen haciendo, una salida
válida al burocratismo y a la ineficiencia de la pesada mole
institucional del Estado, funcionan como un parasistema. Las
Micromisiones podrían teóricamente profundizar la intención de permitir a
la gente sencilla llegar más cerca del poder omnímodo del Estado
proclive al autoritarismo, a las vicios y a las perversiones propias de
una estructura capitalista generadora de conciencia capitalista,
independientemente de los buenos propósitos, porque el Estado
capitalista genera siempre conciencia capitalista. No se le puede pedir
peras al olmo.
El
anarquismo neoliberal propicia la reducción del Estado en favor de una
descentralización que favorezca el libre mercado, la privatización y el
capital. Con esa ideología de la derecha no queremos nada. El anarquismo
revolucionario es todo lo contrario propicia la reducción del poder del
Estado para darle poder al pueblo. Por ahí van los tiros. Así es como
la sociedad reclama a las Micromisiones o sea los poderes creadores del
pueblo cumpliendo la tarea directa de gobernar en una democracia más
eficiente y popular. Por ejemplo una micromisión en un liceo podría
administrar directamente con los padres y representantes, o sea con la
comunidad, la solución a muchos problemas que la ineficiente institución
del Estado no ha podido cumplir. Si queremos
darle poder al pueblo no hay que tenerle miedo ni desconfianza al
pueblo.
El
14 de diciembre de 1947 se realizaron en Venezuela por primera vez
elecciones de primer grado para elegir a un presidente constitucional de
la República. Vale la pena recordar aquellos resultados: Rómulo
Gallegos, AD, 871752 votos, 74,47%. Rafael Caldera, Copei 262204 votos, 22,40% y Gustavo Machado, PCV, 36.514 votos, 3,11%. AD
con su candidato, el escritor Rómulo Gallegos obtuvo el más alto
porcentaje de votos en la historia política de nuestro país. Hagan un
sencillo ejercicio matemático y calculen cuántos votos hubiera sacado
Chávez el 7-0 si hubiese logrado el altísimo porcentaje del candidato de
AD en el 47. Hubiera sacado más de 11 millones de votos o sea lo justo,
porque es difícil
imaginarse que en Venezuela los 6, 5 millones que votaron por Capriles
son todos neoliberales, imperialistas y oligarcas apátridas. Ahí hay mucha tela que cortar.
Cómo pudo AD ganar con el 74,47 % de los votos si antes de 1945 era
apenas un partido de cuadros minoritario, al igual que el partido
comunista, además con el con el hándicap, el partido de Betancourt, de
haber conspirado junto a Pérez Jiménez para derrocar al popular y
democrático Presidente Medina. Ese milagro electoral lo logró AD, dos
años después del golpe, con un candidato cuya prestigiosa obra literaria
era desconocida por las mayorías rurales del país todavía analfabetas.
Aquí no hay espacio para un análisis completo del problema pero yo
sostengo la tesis de la ilusión de empoderamiento del pueblo campesino,
desde el mismo 18 de octubre, cuando Rómulo Betancourt
nombró a un adeco humilde en cada una de las jefaturas civiles, de los
más
apartados pueblitos del país, que a la sazón crearon la falsa esperanza
de disminuir el poder del Estado. Eso nunca había pasado en Venezuela.
Las masas campesinas, aunque engañadas, sintieron a través de las
jefaturas civiles de AD que habían llegado al poder en un país atrasado
que vivió momentáneamente el sueño de haber terminado con la
institucionalidad del Estado Gomecista que seguiría intacto por 58 años
más hasta tambalearse con la crisis política ocasionada por la aparición de la
V República. Aquí en Venezuela, escribió Kleber Ramírez, cada
venezolano lleva a un Juan Vicente Gómez en la cabeza, y ese pensamiento
sigue teniendo vigencia.
Las Micromisiones concebidas como verdaderos poderes del pueblo, sin el populismo demagógico de la social democracia,
podrían ejercer un papel importante en el período de transición del
Estado capitalista a la revolución socialista, además de rendir una
jugosa ganancia en las elecciones burguesas, como lo hicieron en el 47,
salvando las distancias, las jefaturas civiles adecas para impulsar el
mayor porcentaje de votos, de un candidato presidencial, jamás superado por ahora en Venezuela.
Aunque
parezca grotesco comparar una jefatura civil adeca del 45-47 con las
posibles Micromisiones de Chávez en el 2012, no lo es tanto en el plano
meramente conceptual de la percepción de ambas instituciones por los
excluidos. Hay todavía un porcentaje importante de venezolanos que no se
sienten incluidos en la oferta socialista de Chávez y
bien sea por la guerra sucia de la derecha o por las debilidades de la
izquierda, no forman, esos ciudadanos, parte de la avalancha incluyente
del proceso político bolivariano.
Los
candidatos a las gobernaciones, designados por Chávez, tienen el reto
de interpretar cabalmente la oferta presidencial de las Micromisiones
formulada por el Presidente, para hacerlas suyas, sembrarlas en el
pueblo y obtener buenos dividendos electorales. La clave es darle poder
al pueblo y reducir el poder del Estado.
(*) Profesor Universitario
(1)
Presidente Chávez: Creación de micromisiones profundizarán atención integral de venezolanos
Este
proyecto es uno de los elementos centrales de la nueva dinámica que
aplicará el Gobierno Nacional para lograr mayor eficiencia en las áreas
política, economía y social, destacó el mandatario
El
presidente de la República, Hugo Chávez Frías, anunció este miércoles
que próximamente serán lanzadas las micromisiones, para favorecer aún
más a los venezolanos más necesitados.
"Estamos
elaborando ideas, revisando notas, los objetivos específicos y
fundamentales de las micro misiones, ya que serán muchas. Estas serán
aplicadas en pueblos, en regiones, en las fábricas, en las escuelas y en
los diversos espacios que se requieran", explicó este miércoles, cuando
fue proclamado como Presidente electo para el período 2013-2019.
Asimismo, manifestó que estas misiones quedarán asentadas en el Poder Popular y en el pueblo organizado.
Este
proyecto es uno de los elementos centrales de la nueva dinámica que
aplicará el Gobierno Nacional para lograr mayor eficiencia en las áreas
política, economía y social.
"Se
debe continuar dándole más poder al pueblo, esa es la solución. No es
el poder de las burocracias y las élites lo que va a solucionar los
problemas del pueblo", aseveró.
Aseguró
que se cumplirá a fondo con los lineamientos de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, para así consolidar y seguir con la
construcción del socialismo del siglo XXI.
Chávez invitó a aquellos sectores que no compartan la tesis del socialismo para que se sumen a la discusión y construcción de este proyecto de Gobierno.