Hace tiempo que quiero expresar mi admiración hacia los ministros del gobierno los más dedicados, por lo menos a vista publica, y particularmente a aquellos que tocan los corazones de miles de venezolanas y venezolanos directamente, día tras día.
Cuando joven quise ser cura, y estudié/trabajé con ellos durante alrededor de 4 años con la intención de ser cura, para poder trabajar como misionero. Desde joven había entendido lo que es el racismo, la injusticia, el abuso, y había decidido servir a los más desposeídos, no hablandoles de la biblia, el infierno y el cielo, sino actuando, para tratar de mejorar su vidas de manera palpable y real.
A los 17 años me fui a trabajar como misionero en los barrios de Caracas – siempre pensando ser cura algún día, pero no fue así, no porque yo era (y soy) ateo, sino porque me di cuenta de la corrupción e hipocresía dentro del sistema de la iglesia católica, por lo menos en el entorno donde yo trabajaba. Mi misión nunca ha cambiado, peor la implemento de otras maneras.
Pero, lo que verdaderamente me impresiona, es de ver a tantos ministros y ministras, verdaderos misioneros del gobierno de nuestro Comandante Chávez, trabajando tan fuerte y de manera ininterrumpida, día tras día, años tras año, sin descanso, cumpliendo con una gran misión humanitaria aún más grandiosa y efectiva que cualquier misión “hablapaja” jamas puesto en marcha por cualquier organización religiosa en la historia de la iglesia.
Cada vez que veo el programa en VTV, “Jueves de vivienda” casi que lloro al ver las lagrimas de alegría de las personas, en su gran mayoría muy humildes, recibir sus casas de las propias manos de los ministros, directores, lideres políticos, y otras y ortos, quienes no les conozco todos sus nombres, pero algunos sí – y como lo hacen, con tan gran amor y dedicación hacia el Pueblo, a través de la Gran Misión Vivienda Venezuela.
Este esfuerzo por parte de los ministros y los directores de las Misiones, y todos aquellos y aquellas que trabajan sin cesa, no solo requiere de un sentido de vocación inquebrantable, pero también de una fuerza física sobrenormal, porque están siempre viajando, en la mañana en un sitio, en la tarde en otro, mañana a 500 km de distancia, etc. Yo lo sé, pasé 35 años viajando casi constantemente por 33 países – no es nada fácil – y les felicito con todo mi corazón. Son pocas las personas con esa fuerza física y espiritual capaces de cumplir con esta Gran Misión Humanista impulsada por Chávez – y eso hay que reconocerlo. ¡Los felicito!
A veces no nos damos cuenta de ciertas realidades.
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