La decisión del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y de otras
agrupaciones políticas menores que hacen vida en la órbita del chavismo,
de no acompañar en las elecciones de gobernadores a cuatro de los
candidatos que postuló el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV),
sólo podrá ser valorada en términos de sensatez o insensatez, una vez se
conozcan los resultados el próximo 16 de diciembre.
Como la decisión de postular candidatos propios en cuatro estados ya ha
sido tomada por parte del PCV y sus aliados y, por lo visto, no será
modificada en el lapso de tiempo que resta para que ello sea posible, lo
único que queda es esperar el desenlace decembrino. Entonces se sabrá si
la decisión obedeció a criterios de sensatez, es decir, de prudencia, buen
juicio y sentido común, o de todo lo contrario.
Ahora bien, los números indican que la decisión del PCV y sus aliados sólo
puede llegar a tener una repercusión concreta, y no es otra que la
afectación de alguna de las candidaturas a la gobernación que representan
al PSUV, en beneficio de algún candidato de la oposición. Porque luce
difícil que alguna de las candidaturas del chavismo disidente trascienda
al tal punto, que sea capaz de vulnerar el liderazgo del Presidente
Chávez en la órbita del chavismo, bien sea en Amazonas, Bolívar, Mérida o
Portuguesa. Por eso hay que esperar que la campaña electoral comience y el
Presidente Chávez se pronuncie. La balanza se inclinará hacia alguno de
los lados. Se hablará entonces de sensatez o de insensatez.
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