La oposición venezolana trata de tragarse sus propias palabras. Me explico.
Después de haber reconocido el pasado 7-O que las elecciones eran "limpias y transparentes", el 8-O parece habérsele borrado el disco duro democrático, porque dijo exactamente lo contrario: hablaron de "fraude en cámara lenta", "trampa", "triquiñuelas", "ventajismo", etc.
No contaba con que lo que estaba haciendo era, nada más y nada menos, que lanzar un búmeran que en poco tiempo le explotaría en la cara. Y así fue.
Todo 7-O tiene su 16-D, dicen por ahí. Y la oposición al momento de cantar fraude, pareció olvidar que, pocas semanas después, tendrían que disputar unas nuevas elecciones, por cierto, con el mismísimo Consejo Nacional Electoral, las mismas máquinas y el mismo sistema.
De esta trinchera y la otra muchos le advertimos el grave error. Pero cuando la oposición se enfrasca en un temita… ni que la fajen chiquita.
Pero hay más. No sólo el CNE fue víctima de los improperios y vejaciones de una oposición herida en sus más profundas elecciones por la negativa que se le expresó el 7-O, también el pueblo pagó los platos rotos.
Toda clase de insultos fue lanzada contra quienes cometieron el pecado capital de votar por Chávez y botar a la oposición: "muertos de hambre", "vendidos", "ignorantes", "marginales", etc. Y hasta muchos no tardaron entonar medidas drásticas: no dar más propinas en los restaurantes, no dejarse ayudar con las compras en los supermercados y ni siquiera decir "gracias" a sus "sirvientes".
Otro búmeran que se les explotó en la cara pues, por casualidad, el mismito pueblo que votó el 7-O será el que votará el 16-D.
La oposición va entonces al próximo 16-D, no sólo con una derrota a cuestas, sino también con un CNE y un pueblo recién maltratado por ella misma.
No sé si el célebre dicho "más vale tarde que nunca" pueda aplicarse esta vez a la oposición venezolana porque, en lo personal, creo que hoy para ellos es "más tarde que nunca".
Y no lo digo yo. Lo dicen incluso los diputados que la pasada semana le dejaron el pelero, alegando que la "privatizada" MUD era excluyente, sectaria y hasta fracasada. El resultado todos lo vimos: palo cochinero a los criticones.
Raro que el chavismo habiendo ganado haya entrado en un proceso de autocrítica y reflexión; mientras que la oposición habiendo perdido siga ahogándose en sus ínfulas de prepotencia.
El resultado ya todos lo estamos viendo: una oposición que está comiéndose sus palabras y que, iniciada la campaña por las regionales, le está rogando al pueblo que salga a votar con un CNE que "no sirve para nada".
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